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Aparte mi cara bruscamente con una expresión seria en mi rostro, estaba notablemente enfadada y ellos lo sabían.

—sara... No quieramos decírtelo tan pronto pero...—dijo mi padre mientras se ponía al lado de mi madre y soltaba un suspiro—nos mudamos a México...

Mi cara cambio de sería a feliz al momento, podía jurar que mis ojos volvieron a brillar como los días en los que Lukas y Greg estaban aqui. Una lágrima salada recorrió mi mejilla derecha llegando a mi barbilla para luego  perderse en el suelo de madera. Hacía años que mis ojos habían perdido su brillo, exactamente seis años en un día nublado de octubre.

Millones de recuerdos con Lukas y Greg pasaron por mi cabeza en escasoso segundos, solo podía pensar en ellos desde hacía meses ese era mi único pensamiento, estaban todo el día rondando por mi mente.

El deseo de volver a verlos recorrió rápidamente mi mente y tomo lugar en escasos segundos, los volvería a ver.

—sara... No tenemos el número de Adriana, antes de que te emociones— dijo mi padre en un tono dulce

QUE?! Tu vecina, la que tú hija quedaba todos los días con sus hijos, que iba a su casa, no tienes su maldito número?!

—Que?—digo con gran molestia

—No Sara, no tenemos su número, ya acuerdas que hemos cambiado el teléfono varias veces, pues en una de esas perdimos el número, lo siento cariño—dijo mi madre acariciando mi cara

De esta cayan lágrimas, pero no de felicidad, de tristeza, como se supone que me voy a volver a ver con mis mejores amigos?!

Una lágrima y otra empezaron a caer, todas las limpie con la manga de mi sudadera mientras subía a mi habitación, cerré la puerta con llave y no salí de allí  en toda la tarde.

Me pase el resto del día y gran parte de la noche llorando, la demás, me la pasé dormida, no baje a cenar y no tenía planeado hacerlo.

Mi madre tocó repetidas veces mi puerta, en todas decía: « Sara, si quieres cenar la cena está hecha, sírvete cuando quieras» lo cual nunca recibía una respuesta, solamente se escuchaban mis sollozos del otro lado de la puerta,  finalizaba con un suspiro y después de unos segundos, se escuchaban pasos alejandose de mi puerta.

Mi madre tocó repetidas veces mi puerta, en todas decía: « Sara, si quieres cenar la cena está hecha, sírvete cuando quieras» lo cual nunca recibía una respuesta, solamente se escuchaban mis sollozos del otro lado de la puerta,  finalizaba con un ...

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A la mañana siguiente desperte gracias al sonido del agua acompañado de platos dando leves golpes contra el lavadero de la cocina, me incorpore en mi cama apollando mi espalda en  el respaldo de mi cama.

Me quedé mirando a un punto fijo sin apartar la mirada, todavía estaba en shock, me Hiba a ir a México, donde vivía mi mejor amigo... ¡Era estupendo!

Me levanté de mi cama medio dormida, abrí la puerta de mi habitación todavía con los ojos adormilados y fui a mi cocina.

Allí, me encontré a mi madre lavando los platos y a mí padre barriendo la cocina mientras hablaban del trabajo en México y de los cambios que supondrían, tanto para mí como para mí circulo social.

La realidad era que a mí eso no me importaba, me importaba volver a estar con ellos dos, Lukas y Greg, y aunque hacía años que no nos veíamos, estaba segura de que volveríamos a ser los mismos tres idiotas de siempre.

Me fui. La nevera y saqué un cartón de leche, después me puse de puntillas para poder sacar la taza de su sitio y así podder poner la leche dentro de la taza.

Después le puse una cucharada de nesquik y la revolví con una cuchara mientras veía algunos tiktoks.

Me comenzó a salir mucho un chico flaco, con gafas, de cabello, y de piel color canela, según se llamaba Carlitos en tiktok, era bastante divertido.

Mire su cuenta de tiktok y en varios vide aparecía con otro chico, de piel blanca con gafas, se me hizo lindo, no lo voy a negar, y aunque estuviera a miles de kilómetros, le mandé mensaje.

Isnotcarlitozz


Holaa

Cerre tiktok con cero esperanzas a que me respondiera, pero por intentar no perdía nada.

Pase el resto del día encerrada en mi habitación, no quería saber de nada ni de nadie.

Estaba de mal humor, sin razón aparente, siendo "muy sensible", como dirían otros.

Decidi sentarme en mi pc a jugar algunos juegos mientras sonaba música de fondo desde mi altavoz.

Pasaron aproximadamente unas tres horas y me fui a dormir, no tenía ganas de nada últimamente.

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