Ya ha pasado casi un mes desde ese día, y mañana, me iba a México.Me encontraba haciendo mi maleta color azul marino oscuro, con algunas pegatinas de los lugares que había visitado: New York, Italia, Alemania... Etc.
Metí un el último pantalón que me quedaban por doblar en la maleta, mire al rededor de mi habitación, estaba completamente vacía, sin nada.
Me quedé mirando una esquina, la esquina donde tenia un montón de fotos con Lukas, ya no estaban, las había guardado en la maleta, aunque no las tire, se sentía raro ver mi habitación tan vacía.
Me estire en el suelo blanco mientras reflexionaba sobre el cambio que supondría este viaje.
Agarre un mechon de mi cabello mientras seguía tumbada y comencé a jugar con el mientras sentía el frío en mi espalda.
Me desperté ya en en carro, camino al aeropuerto, el mismo el cual seis años atrás había dejado mi corazón destrozado, teníamos el vuelo a la misma hora en la que Lukas Greg y Adriana tuvieron el suyo y aunque no quiera admitirlo, me dolió un poco y me dio deja vú.
El mismo camino, la misma luz, y el mismo ambiente, no había cambiado nada, ¿Verdad?
Mirando a través de mi ventana vi el campo, el cual miraba el día en el que Greg y Lukas se fueron con gran tristeza, solo que estaba vez estaba mucho más verde, lleno de vida, con flores por todas partes y arbustos por doquier, justo al contrario de cuando lukas y greg se fueron...
Mientras miraba ese paisaje, me di cuenta de una cosa, era la última vez que pasaría por ahí, o por lo menos en mucho tiempo.
Llegamos al aeropuerto, seguía siendo igual, un piso de color blanco roto con el techo muy elevado y trozos en los cuales este era cristal, dejando ver el amanecer hermoso que salia cada mañana.
Era el momento perfecto del día, a través del techo de cristal se podía ver los color del cielo, justo amaneciendo
Colores esparcidos por todo el cielo, naranja, rosado, morado.. Estratégicamente colocados creando sombras increíbles en el cielo y una calma extraordinaria, un paisaje hermoso.
Lukas y yo de pequeños hablábamos de ir a la playa a ver el amanecer, en la playa más bonita, una playa de ensueño, arena blanca como la nieve y fina como el azúcar glass convertida en arena naranja gracias a la luz de sol y sus rayos iluminando la playa con gran destello y dedicadion, sus rayos envolviendo nuetrso cuerpos mientras el y yo lo admirabamos desde la arena en una toalla en medio de la playa.
Era una fantasía que tuvimos cuando éramos niños, un tontería, pero a decir verdad la playa si que sería linda, o por los menos para mí lo sería.
Sin darme cuenta esos pensamientos me alejaron de la realidad y al arme cuenta ya estaba apunto de entrar al avión.
Una fila de personas delante nuestra estaba enseñando su pasaporte y su identificación para poder pasar al avión
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Atlantis
Romanceun pequeño amor de la infancia se vuelve a reencontrar después de años separados por miles de kilómetros, para ¿quedarse?