4.

3 0 0
                                    


Los siguientes pares de días me mantuve lo más lejos que pude del chico rubios, sin embargo, me fue un tanto complicado pues justo me toco cambiarme de posición pasando a la cocina, lugar de donde a él casi nunca lo habían movido, entonces sí o sí tendría que estar cercas suyo, y por ende tendría que hablarle, tampoco se trataba de parecer grosero.

Sabia perfectamente que debía dejar morir mis sentimientos, pero él no me ayudo en nada durante los días que estuvimos en la misma área.

—Buenos días —susurro cercas de mi oído y punzando mi costilla con su dedo.

—Buenos días —respondí tratando de sonar lo más neutral posible y aparentando estar muy metido en ordenar mi lugar de trabajo.

—¿Por dónde vamos a comenzar hoy?

—Me dijo Sana que hiciéramos tartas de manzana, galletas de avena, más pastel de chocolate, empanadas de los tres sabores y... roles de canela.

Ver la cara de disgusto del chico me causo gracia.

—¿Qué ocurre? ¿Te parece mucho?

—Bastante —dio un suspiro pesado.

—Chicos —llegaba Hyunjin—, dice Jihyo que si les faltan ingredientes hagan un listado de ello y se la hagan llegar antes de medio día, por favor.

—De acuerdo —respondí antes de que el moreno regresara por donde vino—. Si quieres puedes hacer la lista de lo que nos falta y yo voy comenzando a hacer las mezclas.

—¿Seguro?

—Sip.

—Eres el mejor.

Podía estallar de felicidad ante sus palabras.

--

—Bien pues, para ser las diez y ya tener casi todo fuera del horno, me parece que vamos a buen ritmo.

—Eres bastante eficaz, Seungmin.

—¿De verdad?

—Ajam. Te he visto también mientras trabajas atendiendo clientes y haciendo bebidas, y eres muy bueno en lo que hagas.

Madre mía, así que me había estado observando... Que pena, esperaba que no me halla atrapado nunca mientras yo lo veía a él.

—Gracias. La verdad es que me gusta mucho trabajar aquí.

—¿Enserio?

—Sí, no es muy complicado, sobre todo porque somos varios y entre todos nos ayudamos.

—Cierto. ¿Habías trabajado en algo así antes?

—Más o menos, solo había sido recepcionista.

—Que increíble. En mi caso ya había trabajado en restaurantes y así, pero no en una cafetería. Es gracias a mi novio que puedo hornear postres.

Su novio...

—Ah... ¿sí?

—Ajam, a él le gusta mucho hornear y cocinar en general.

—No debes batallar para comer, entonces...

—No exactamente —rio—, él no vive aquí conmigo, vive en otra ciudad por sus estudios.

—Ah... ya veo. Que curioso, además de ti no sé si alguien más tenga pareja.

—¿Tú tienes?

—No...

—Es verdad... solo sé que Wonpil sí tiene, y creo que igual Ryujin.

—¿Ni Nayeon? ¿Ni Hyunjin?...

—No, ellos creo que no.

—Ah...

--

—Sí deberías intentar declarártele a Hyunjin.

—Por qué tan repentido lo dices —hablo mi amigo con la boca algo llena.

—Escuche que no tiene pareja, así que deberías aprovechar eso.

Changbin solo siguió comiendo en silencio, mientras que yo moría internamente por confesarle mi secreto.

—Bin... yo debo decirte algo, pero no sé cómo decirlo.

—Pues, nos como puedas, sabes que me puedes decir cualquier cosa.

—Bueno... es que, creo que me- me gusta alguien de aquí.

—¿Eh? ¿¿Quién??

—Jeongin...

—Oh my god...

—Lo sé, pero... él tiene novio, y además no soy él único al que le gusta.

—¿Qué?, ¿Cómo así?

—Escuche que a Yuna también le gusta.

—No inventes.

—Te lo juro...

Termine platicándole lo ocurrido los días que estuvo ausente y mi amigo estaba que no podía con tremendo chisme.

—Sé que parece que soy un chismoso, pero ellos lo hablaban cuando yo estaba cercas.

—Pues sí —apoyo mi amigo provocando reírnos juntos.

—Aún así, me siento muy mal.

—¿Por qué dices?

—Pues, me gusta mucho, por más que trate de ignorarlo, por más que intente alejarme o quitarme esa idea, no he podido, y por contrario creo que hasta me gusta más.

—No te sientas mal, somo seres humanos y tenemos sentimientos; no está mal sentir. Malo sería que ya hicieras algo.

—Es verdad, pero se siente tan prohibido... M e hace pensar en: ¿Cómo me puedo fijar en alguien con pareja?

—Pues, son cosas que suceden.

Mi mente no pudo ignorar seguirle dando vueltas al asunto por un par de días más, hasta que en un punto simplemente me permití sentir.

Si tan solo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora