2.

6 0 0
                                    


La verdad es que desde el primer día quise acercarme a él y ser amigos, pero mi introversión no me lo permitió en lo absoluto, incluso los días posteriores, o bueno, eso hasta que Changbin intervino.

Como dije, Jeongin se llevo bien con todos desde un inicio y Bin, quien también suele ser muy social, no fue la excepción.

Aquel jueves como siempre salí al descanso junto con Changbin, cuando el rubio se nos unió pues justo también salía a "break".

Bin y él hablaban sobre cosas respecto al trabajo cuando por fin me dirigió la palabra.

—¿A ti cómo se te ha hecho, compañero?

—Nada mal, la verdad es que es más sencillo de lo que se ve el estar cobrando.

—Cierto, lo mismo pienso yo de estar en la cocina.

—¿Y qué hacen ahí?

—Horneamos las galletas, los pasteles y cupcakes, además que los adornamos, y pues aparte también hacemos las bebidas.

—Se escucha interesante, yo solo cobrar y limpiar el comedor cada tanto. Ah, y checar que los baños se mantengan limpios.

—Pues deberías de pedirle a Wonpil que te cambie a cocina —agrego mi amigo.

—Sí, yo te puedo enseñar —por alguna razón me sentí nervioso ante su respuesta.

—Le diré.

Fue así que para la mañana siguiente estaba junto a Changbin aprendiendo a hacer las mezclas de cafés, batidos y etcéteras de bebidas diferentes.

—Ah... ¿Cuánto llevaba de chocolate, Bin?

—2 push —respondió a lo lejos ocupado mezclando la masa para pasteles.

—¿Necesitas ayuda? —llegaba Jeongin.

—Porfa, aun no memorizo bien las cosas.

—Vale —termino de echar los ingredientes faltantes a la licuadora y la encendió mientras yo buscaba la crema batida y los vasos para malteadas.

--

—Mil gracias —le dije al de ojos finos cuando terminamos—, me salvaste de hacer un desastre.

—Por nada, compañero.

—¡Jeongin! ¡Me apoyas limpiando acá! —exclamo Sana a lo lejos, a lo que el joven fue a su ayuda.

Di un suspiro viendo el rastro invisible que dejo aquel chico lindo... sacudí la cabeza quitando ese sobrenombre, en eso llego Changbin a mi lado.

—Perdón por dejarte solo.

—Descuida, Jeongin me ayudo.

—Que bien. Oye, me ayudas a sacar la basura —me guiño un ojo lo que significaba que era más una excusa que algo necesario, así que solo lo seguí.

Llegamos hasta el contenedor donde comenzamos a echar las bolsas de basura.

—Oye, ¿Qué te parece Hyunjin?

—¿Hyunjin? Me agrada, casi no hablo con él, pero hasta ahora se ha portado muy amigable. ¿Por qué?

—No más.

—Okey...

Terminamos así que volvimos adentro.

—Por cierto, ¿te conté que faltare cuatro días?

—¡¿Eh?! ¿Cuatro días? —respondí bastante desconcertado.

—Síp, voy a hacer un corto viaje con mi familia así que pedí permiso para ausentarme.

—¿Me dejaras solo?

—Descuida, eso será hasta la siguiente semana —dijo palmeando mi espalda, a lo que volteé a otro lado con desgano pues no me agradaba tanto la noticia, justo mis ojos se fijaron cerca de la caja registradora donde Jeongin y Yuna hablaban muy animadamente.

—¿Tan mal se te hace que hasta te quedaste mudo?

—No es eso —mire a Changbin sin ganas y regrese a mi puesto.

--

No sé cómo, pero la semana donde no vería a mi amigo llegó. A pesar de que ya había hecho algunos amigos me sentía intranquilo al no tener a mi mayor apoyo emocional junto a mí, menos en esta situación que comenzaba a presentarse.

Pasa que el lunes me toco salir a mi descanso junto con Jeongin y Nayeon, ambos sentándose conmigo, pero, lo que ocurría era que a la más mínima interacción con el rubio yo me moría de los nervios por alguna razón, gracias a dios la presencia de mi amiga me tranquilizaba algo.

—¿Pueden creer lo grosera que fue esa señora conmigo? —nos contaba la castaña.

—Que feo, yo no hubiera sabido qué hacer.

—Ni yo —agregué.

—Me disculpan, voy al baño antes de regresar a trabajar —explico la chica.

—Que suerte que aún no me halla tocado lidiar con clientes problemáticos.

—Estoy igual, me congelaría del miedo.

—Agradezco que por ahora solo estoy en la cocina, aunque sí me gustaría estar más atendiendo clientes.

—Deberías de pedir tu cambio, así como yo. Yo- Yo te puedo enseñar.

—Hm... Como, ¿regresarme el favor? —Dios mío, cómo esa mirada picara podía tanto conmigo.

—S- Sí, claro —garraspé.

—Niños, se les termino el break —avisó Sana asomándose al mostrador.

En transcurso del día seguimos jugueteando él y yo, en una de las veces que nos cruzamos pico mi costilla levemente, luego en otro momento le regrese el gesto y por el resto del día seguimos haciéndolo para molestarnos un poco mutuamente.

Sentí que por fin me pude acercar a él.

Si tan solo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora