III

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A lo largo de la tarde me llegó el correo de mercedes confirmando mi prueba de práctica en la cuadrilla y al día siguiente me subí al primer vuelo dirección Reino Unido, cuando llegué a Brackley tomé un taxi hasta llegar al piso que me prestarían durante mi estancia encontrándome con George en la puerta sentado.

- Katherine - sonrió al verme y se levantó con rapidez -

- que haces aquí? - sonreí también dejando las maletas a un lado -

- esperar a que vinieras - se sacudió la ropa un poco-  te dejaron traer el casco? - preguntó curioso -

- he venido en primera clase para poder traerlo

- me gusta como te queda, resalta tus ojos - lo cogió y me lo puso con cuidado -

- mis ojos? - reí levemente -

- claro, los míos no van a ser - el también se rió -

- mis ojos son como cualquiera que los tenga azules

- créeme que no, los míos no son así

- yo los heredé de mi abuela materna

- solo tu los tienes así? - sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta del piso-

- mis hermanos los tienen castaños - entré para dejar el casco en la mesita del recibidor-

- que lastima por ellos entonces - metió mis maletas -

- gracias - sonreí colocando las maletas a un lado -

- todo está bien, no agradezcas - sentí su mano apartar el pelo de mi cara-

- puedo hacerte una pregunta... Personal?

- claro, así nos conoceremos más

- es verdad lo de tu divorcio? - sujeté su brazo pues su mano seguía acariciando mi pelo -

- la verdad es que si, me engañó muchas veces - se alejó poco a poco-

- lo siento mucho George - tomé su mano y acaricié su dorso con mi pulgar - Carlos me lo contó pero quería saberlo por ti

- al parecer soy noticia entre los Ferrari - sonrió levemente -

- preguntaste por mi ayer, por qué?

- te refieres por el grupo?

- si, eso es

- tienes unos ojos imposible de olvidar

- George esto no suena profesional - reí levemente -

- a lo mejor y no quiero ser profesional contigo - se cruzó de brazos -

- pues es lo que nos toca - me encogí de hombros y caminé hasta el salón mirando a mi alrededor -

- no siempre Katherine, y lo sabes - me siguió -

- George basta, si me hubieras contado tus intenciones no hubiera venido a Mercedes - me giré para mirarlo-

- no lo entiendes? Yo no quería, pero tus ojos me cautivaron, y tu sonrisa me robó el corazón - me sujetó por los hombros -

- estabas comprometido - me crucé de brazos -

- dos meses Katherine, han pasado dos meses de eso

- y dos días para sentir algo por mi

- no, dos días no, solo 5 minutos

- George yo.... - no pude terminar de hablar en cuanto sus labios chocaron con los míos -

Me besó con delicadeza y algo de torpeza mientras que sus manos ascendían a mi mejilla y cuello.

- lo siento - murmuró separándose del beso -

Negué con la cabeza y lo atraje poniendo una mano en su nuca e iniciado un nuevo beso, menos torpe y más coordinado.
Pausado y con calma, al contrario que sus manos, las cuales sujetaban y acariciaban mis caderas y cintura de forma inquieta.

- prometo ser profesional en la pista, pero no fuera - murmuró una vez nos separamos del beso-

- esto está mal - me alejé de él -

- no ha sido un error, tu has querido besarme después

- no, un error no, pero si algo que está mal

- mal por qué? - exclamó sujetándome por la cintura -

- esto no está bien, voy a trabajar para ti, y estás yendo muy rápido - puse mis manos sobre su pecho -

- oh vamos, soy piloto en fórmula uno, claro que voy muy rápido - sonrió acercando su cara a mi y escondiéndola en mi cuello -

Me estremecí al sentir su aliento en mi piel y luego la punta de su lengua pasearse por una pequeña zona de mi cuello.

- claro está que eres una dama, muy correcta al parecer - murmuró y dejó un beso húmedo en mi cuello -

- George por favor - suspiré -

- debo irme - se alejó de mi completamente y se encaminó a la puerta - mañana pasaré a recogerte para ir a la base, espero que te guste el piso - sonrió y se fue-

Me apoyé contra la pared soltando un suspiro pesado y miré mis maletas al lado de la puerta. Caminé con desgana y las llevé a la primera habitación que encontré. Era blanca con decoración gris al igual que el resto de la casa y tenía un balcón pequeño, me asomé y la verdad las vistas estaban bastante bien, no daban a la calle principal, sino al campo que había por detrás, había niños aprovechando el buen clima de hoy corriendo por el césped y riendo.
Me quedé un rato más observando todo lo que podía verse desde allí disfrutando de la brisa suave que movía las copas de los árboles hasta que finalmente me decaté por deshacer las maletas.
Tras una pequeña expedición por el piso y darme cuenta de que estaba totalmente equipado, con comida y todo, me decidí por darme una ducha y preparar una ensalada como cena, mañana será un día largo y sobre todo, extraño.

London girl • George Russell •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora