Después de participar en la Liga Hoenn, Ash Ketchum sintió que algo faltaba en su vida. Aunque había tenido grandes batallas y conoció a muchas personas en su viaje, había una persona en particular que no podía sacar de su mente: Roxanne, la líder del gimnasio de Ciudad Férrica.Intrigado por los sentimientos que tenía, Ash decidió regresar a Ciudad Férrica para descubrir lo que realmente sentía. Al llegar a la ciudad, Roxanne lo recibió con una mezcla de sorpresa y alegría.
—¡Ash! No esperaba verte de nuevo tan pronto —dijo Roxanne con una cálida sonrisa.
—No podía dejar de pensar en ti, Roxanne —respondió Ash sinceramente—. Sentí que tenía que volver, algo me decía que debía regresar.
Roxanne se sintió halagada por las palabras de Ash, y su corazón latió un poco más rápido. A lo largo de su tiempo como líder de gimnasio, había conocido a muchos entrenadores, pero ninguno había dejado una impresión tan fuerte en ella como Ash.
—Me alegra que hayas vuelto, Ash. He estado pensando en ti también —admitió Roxanne, con un rubor leve en sus mejillas—. Justo estaba por ir a una excavación de fósiles, ¿te gustaría acompañarme?
Ash aceptó la invitación con entusiasmo. Juntos, se dirigieron a una caverna cercana donde Roxanne solía buscar fósiles y minerales raros. Mientras exploraban, Roxanne comenzó a hablar de su pasión por la arqueología y cómo cada fósil contaba una historia.
—Es fascinante cómo estos fósiles nos conectan con el pasado, ¿no crees? —dijo Roxanne mientras sostenía un fragmento de roca en sus manos—. Es como si cada piedra tuviera un secreto esperando ser descubierto.
Ash asintió, pero no podía dejar de pensar en lo que realmente había venido a descubrir.
—Roxanne… hay algo que he estado pensando mucho últimamente —dijo Ash, deteniéndose un momento para mirarla—. Durante mi viaje, he aprendido muchas cosas sobre las batallas y los Pokémon, pero hay algo que aún no entiendo del todo.
Roxanne lo miró con curiosidad.
—¿Qué es eso, Ash?
—El amor —respondió Ash con franqueza—. No es algo que pueda aprenderse en una batalla o en un libro. Creo que es algo que se siente, pero no estoy seguro de cómo funciona realmente. Me preguntaba si… tú podrías enseñarme.
Roxanne se sorprendió por la sinceridad de Ash, y por un momento, se quedó sin palabras. Nunca había esperado que Ash, con todo su entusiasmo y energía, le pidiera algo tan profundo y personal.
—Ash… —comenzó Roxanne, recuperando la compostura—. Yo tampoco soy una experta en el amor, pero tal vez podríamos aprender juntos. Podríamos explorar qué significa realmente y cómo se siente… si eso es lo que deseas.
Ash sonrió, sintiendo que había dado el paso correcto.
—Me encantaría, Roxanne. Quiero aprender contigo.
- claro,que me gustaría que aprendamos a amar juntos .
Ese día marcó el comienzo de algo nuevo entre Ash y Roxanne. Comenzaron a pasar más tiempo juntos, no solo como amigos, sino como dos personas que estaban empezando a descubrir sus sentimientos el uno por el otro. Fueron a pasear por la ciudad, compartieron historias de sus aventuras y hablaron sobre sus sueños y esperanzas para el futuro.
Con el tiempo, Ash y Roxanne se dieron cuenta de que lo que sentían era algo más que amistad. Habían construido un vínculo basado en la confianza, el respeto y una creciente atracción mutua. Un día, mientras caminaban por las colinas fuera de Ciudad Férrica, Ash tomó la mano de Roxanne.