Capítulo 4.-Operacion rescate

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Sofía decidió preparar té de manzanilla para ella y George, estaba muy intrigada por lo que su abuelo tenía que contarle tras su descubrimiento de la misteriosa máquina del tiempo que había estado oculta muchos años en el sótano que utilizaba para sus inventos.

-Lamento mucho haberte desobedecido abuelo- se disculpó sofía cuando sirvió cuidadosamente el té en las tazas, pero su mano estaba temblando mucho por los nervios.

-Sofía, pareces una maraca muchacha, tu mano no deja de temblar- George pone una mano sobre la suya. -déjame, yo lo hago.

-Claro, lo siento- se volvió a disculpar su nieta y dejó que George sirviera el té en las tazas y puso la bandeja de galletas de chocolate en el centro de la mesa.

-Deja de disculparte, no estoy enojado contigo- la tranquilizó George. -estás muy nerviosa.

-Deberías estarlo- se lamentó Sofía. -descubrí tu invento secreto.

-Y hubiera preferido que no lo hicieras- responde George. -porque esa máquina sólo trajo desgracia y sufrimiento a mi vida, ¿Te sirvo leche?

-Sí, gracias abuelo- responde Sofía y George le sirve leche en su té, Sofía agrega un poco de azúcar y revuelve su té. -pero, ¿Por qué? No lo entiendo- ella sopló a su té y le dio un sorbo.

-Cuando entraste al sótano y exploraste el laboratorio, ¿Qué fue lo primero que viste?

-Bueno, aparte de tus increíbles inventos, encontré una foto tuya de joven- explica Sofía mientras su abuelo la escuchaba atentamente y ambos comían galletas. -se ve que fue una de esas veces donde ganaste un premio...

-Fue el premio Nobel en ciencia- explica George. -exacto, ¿Y notaste algo más en la fotografía?

-Eras muy guapo de joven- bromea Sofía. -Ahora entiendo porqué la abuela se enamoró de ti; claro, además de lo caballeroso y encantador.

-No creo que a tu novio le agrade que hables así de tu abuelo- farfulla George.

-Sólo es un cumplido, lo que la abuela sentía por ti, es lo mismo que yo siento por Cody- suspira Sofía y carraspea la garganta para retomar el tema. -En fin, el caso es que en la foto salías junto a otro muchacho, era Albert Oakes, ¿Cierto? Tu mejor amigo

-Sí, él era Albert- confirma George con nostalgia. -No sólo era mi mejor amigo, también fue mi compañero e hicimos muchos inventos juntos.

-Cuando llegué de la escuela esta tarde, noté que estabas alterado y triste durante tu siesta- observa Sofía. -Abuelo, ¿Qué tiene que ver Albert con la máquina del tiempo?

-Albert era un viajero del tiempo- explicó George. -podía visitar el pasado, presente y futuro.

-Eso es imposible- protesta Sofía confundida. -Los viajeros en el tiempo no existen, son historias de ciencia ficción.

-Yo inventé una máquina del tiempo y es real- responde George con sabiduría; para ese entonces los dos se habían terminado su té y las galletas. -así que por obvias razones Albert era un auténtico viajero del tiempo.

-¿Él llegó a probar tu invento?- preguntó la joven y curiosa Sofía.

-Sí, numerosas veces y siempre había regresado con éxito al presente- continuó relatando el anciano.

-¿Pero? Siempre hay un pero- observó Sofía. -¿Qué sucedió?

-Hasta que un día, a Albert se le ocurrió jugar a ser el héroe y decidió viajar a la Alemania Nazi, precisamente al momento del holocausto, para rescatar a los judíos que estaban siendo asesinados bajo las órdenes de Hitler- explicó George, haciendo que su nieta de repente empalideciera de terror. -¿Te estoy asustando? Puedo parar aquí.

Un viaje en el tiempo: Aventuras en los 90'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora