El castaño era el único en ese sombrío lugar.
La casa estaba amueblada pero se sentía vacía, las cosas estaban cubiertas con una sábana blanca. Su mirada recorrió cada rincón de su antiguo hogar, aún podía escuchar las risas y conversaciones, los eventos y citas hogareñas.El lugar que alguna vez fue colorido ahora solo transmitía tristeza. La única compañía que tenía era la de los fantasmas, y su presencia solo reflejaba soledad.
Debía abandonar la casa, debía despedirse de cada recuerdo que aún lo ataba a Lee.Se detuvo en la entrada de su antigua habitación, su imaginación le trajo un recuerdo; un hermoso recuerdo.
—¡Min, bájame!—las carcajadas hicieron que la sonrisa del mayor creciera.— ¡Amor!
—Cuando aceptes que yo te amo mas—. Al ver que el menor se rehusaba a perder la batalla, el mayor lo siguió cargando sobre sus hombros—. ¿Y bien?
—¡Ya, ya! Tu me amas más pero ya bájame—. Lee sonrió y tras la última vuelta, hizo lo prometido.
Jisung se arregló la ropa cuando sus pies chocaron en el suelo pero fue interrumpido al sentir un fugaz beso, sus mejillas se tornaron de un color carmesí.
—Te amo, Han Jisung.
—Te amo, Lee Minho.
El mayor alzó su dedo meñique—. ¿Juntos por siempre? Prometo amarte, adorarte y cuidarte. Prometo estar siempre contigo, te amo mas que a nada en este mundo.— el castaño entrelazó sus dedos, sellando la promesa de amor—. Nunca dejaré de amarte.
Apretó el cuadro que estaba entre sus manos, la ira volvió a recorrer su cuerpo—. ¿Alguna vez te importó la promesa que nos hicimos en esta habitación?
Diferentes recuerdos se hicieron presentes, cada uno era una flecha que atravesaba su corazón.
Tercera daga.
El último año fue tedioso, por varios meses su corazón no dejó de sangrar.
Las terapias iniciaron cuando su ruptura cumplió un mes, al principio fueron sesiones sin respuestas pero con el tiempo empezó a mejorar. Ya no respondía con monosílabos. Al tercer mes ya había dado el siguiente paso; reveló la verdad detrás de su radiante sonrisa.
Su plástica sonrisa se empezó a deteriorar, sus mejillas dejaron de doler y su labio empezó a temblar.
Jisung se quedó callado, nunca dijo la verdad sobre sus terapias. Minho continuó su vida como si nada hubiera pasado; había iniciado una nueva relación mientras que él seguía sepultado entre los escombros.
Meses sin dormir, noches interminables de insomnio que le trajo problemas alimenticios. Le tomó un año recuperar el brillo que su amado le había robado.
Ataques, reproches e intentos de derrota, puerta cerrada y enterrado bajo las sábanas, ojos cerrados y rezando para que las voces de su cabeza se callaran.El resultado era el mismo; lo extrañaba. Se quería rendir pero se obligaba a seguir. Las cosas mejoraron pero para ese punto había luchado con mil demonios, uno peor que el anterior.
Su caparazón empezó abrirse, con el tiempo su estabilidad volvió a un estado neutro pero no se sentía listo para enfrentar la dura realidad. El amor que tenía por Minho era más fuerte de lo que pensó, aún lo extrañaba y lo amaba como la primera vez pero era consciente de que su relación no era sana.
Minho si lo llegó a querer pero no de la misma forma, sin la misma intensidad, quizás se aburrió de él y por eso se fue con otra persona.
—Te amaré en esta vida y en la siguiente—rió con ingenuidad— ¿Cuándo dejaste de amarme? Solo seguías conmigo por simple costumbre, ¿verdad?
Se retiró de la pieza mientras regresaba por su maleta. Todos los cuadros y marcos de fotos que adornaban los pasillos fueron retirados, las paredes volvieron a tener tonos fríos y pocos llamativos.Suspiró. Sus ojos contemplaron por última vez el lugar que alguna vez llamó 'hogar', obteniendo la fuerza para despedirse de todo su pasado.
Apagó las luces y tomó las llaves del departamento, sacó su maleta y tras una última sonrisa cerró la puerta. No miró atrás, continuó caminando hasta llegar al elevador, entró y presionó el botón del primer piso.
Sus ojos empezaron a brillar y dejó que sus lágrimas pintaran su rostro. Estaba dando fin a su amor por Minho, lo estaba dejando ir. Las imágenes de los momentos junto al mayor rondaban su mente pero ya no le afectaba.
Lloraba de felicidad.
Le tomó un año volver a retomar su vida. Le tomó un año volver a confiar en la gente y volver a sentirse suficiente, su estabilidad emocional estaba tranquila.
Le tomó un año volver a sonreír sin falsedad.
Al principio, Jisung creía que estaba perdiendo el tiempo, pasaban los meses y no veía resultados; aún extrañaba a Lee y el dolor lo estaba consumiendo, pero todo eso cambió cuando entendió que el dolor no iba a desaparecer, solo debía afrontarlo y vivir con ello.
Se había estancado en manipulables recuerdos, no avanzaba porque aún vivía en los "¿Qué hubiera pasado si...?"
Su corazón no sanaba porqué se culpaba por crímenes que jamás cometió. Había cumplido una condena que no le pertenecía.
Se cumplió un año de su ruptura y Jisung creyó necesario darle un cierre a su primer amor.
Despedirse de la persona que alguna vez fue suyo, concluir el libro que había iniciado. Darle un punto final a su historia de amor.
Hizo una parada rápida antes de seguir conduciendo hasta el aeropuerto. Para estar bien consigo mismo decidió escribir una carta donde expresaba todo lo que sintió ese último año.
Sintió sus piernas temblar, hacía mucho que no pisaba esa casa. Pasó la carta por debajo de la puerta y salió corriendo al escuchar unos pasos acercarse.
En seguida continuó su camino.
Miró por el espejo y sonrió levemente al ver la calle vacía. Su corazón circulaba con normalidad, las molestas dagas habían desaparecido por completo. Encontró una operación para aquella puñalada.
Se despidió mentalmente y dejó que la música ambientara el lugar.Se iba a ir. Compró un boleto de ida pero no de regreso, sus planes habían cambiado y no quería volver a pisar esa villa.
Su ciudad ya no lo quería como habitante, prendieron fuego a cada jardín que había plantado. Caminar por esas calles era auto destruirse, quedarse en esa casa era ponerse una soga en el cuello.
Apoyó su cabeza en la ventana del avión, observando cómo el cielo recuperaba su color. Las grises nubes se fueron separando, dándole paso a un brillante sol.
—Fuiste el amor de mi vida pero resultaste ser todo lo contrario. Eras mi perdición.
El avión despegó, el sol empezó a brillar como nunca había brillado y Jisung recuperó su sueño.
El cielo no volvió a llorar.
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E.N.D || Minsung
أدب الهواة˗ˏˋMinho juró amarlo toda su vida, lamentablemente esa vida fue muy corta.