Capítulo 4

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En el esbirro de tu consciencia, el tiempo no existe

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En el esbirro de tu consciencia, el tiempo no existe.

Escuchas voces lejanas, pero no estás ahí. Gritos y caos, pero no del presente. Distingues el cometa caer, rasgando el cielo y tu futuro, al igual que el tiempo, no destruyendo todo a su paso, pero sí anunciando la llegada de algo.

Estabas emocionado al principio, algo más para enseñarle a tu nuevo mejor amigo: un cometa y la magia de pedir un primer deseo a las estrellas esperando sea cumplido.

Pero estabas equivocado, tan equivocado.

Tu nuevo amigo, una criatura roja, tiene una expresión que nunca habías visto. Está aterrado, tú no lo entiendes hasta que eso azota en el mar, cerca de la orilla, alborotando las olas, lanzando arena, escombros y a ti.

La pequeña criatura te protege, te sientes caer sobre su pequeño cuerpo y por el momento es suficiente para mantenerte a salvo.

Por el momento fue suficiente.

Un monstruo gigante, parte morsa y parte humanoide, está bramando. No puedes escuchar a tu amigo hablándote, ni puedes verlo, pero sientes la tensión en el cuerpo con el corazón desbocado. Te falta el aire después de mucho tiempo.

—¡Elecmon! —gritas cuando corre para defenderte, para distraer a la morsa gigante, y se pierde entre la multitud.

Tú corres detrás de él. Ese es tu primer error.

La gente no te deja pasar, preocupada por escapar, pero tú los empujas, te ayudas de tus manos, de tu cuerpo, de cada parte para pasar. Necesitas alcanzarlo. La criatura se ha elevado, está envuelto en llamas y se deja caer en picada a edificios en la orilla de la playa. Recuerdas tu escuela de surf, tu entrenador debe estar ahí a esa hora, y miras ese lugar consumirse por el fuego.

El corazón te late en la garganta y la gente consigue derribarte, pasan sobre ti, pisándote. No te importa, no te duele, solo puedes pensar en Elecmon, en encontrarlo y escapar.

Al fin consigues ponerte de pie, la gente se ha ido, y corres tan fuerte como puedes. Repentinamente, están demasiado lejos de ti. El gigante habla, no lo entiendes, tus oídos palpitan. Es demasiado grande, demasiado lejos, demasiado.

Un ángel te alcanza, quizá has muerto.

Elecmon te mira, te grita, no lo escuchas. El gigante te ha reconocido, pero no te detienes, aunque va directo a ti. No lo miras, solo tienes ojos para Elecmon.

Un sonido agudo, que no sabes si viene de tus oídos, pita con fuerza. Sigues corriendo, Elecmon cada vez más cerca, necesitas salvarlo. Necesitas salvarlo, al menos a él.

Al menos a él.

La morsa gigante está sobre ti.

El pitido aumenta y el cielo se tiñe de rojo.

En el rayo carmesí, el fuego te ha alcanzado.

Estás en el suelo, una luz dorada te ha cubierto. No, alguien dorado lo ha hecho. No distingues a la morsa, buscas a Elecmon. La criatura nueva sobre ti te sonríe y sabes que estás a salvo.

—¿Elecmon? 

La criatura dorada se levanta. Te dice su nombre y se despliega hacia el cielo. La morsa está nuevamente envuelta en llamas. Un ángel está a tu lado, no lo conoces, pero te explica ese proceso, la digievolución. 

Observas impresionado el cielo. Marsmon, el monstruo en llamas, lo sigue, lo golpea tan fuerte que lo miras quejarse. Magnamon arremete, con el choque de dorado y carmesí atravesando el cielo. Temes que lo queme, temes que lo hiera. Temes perderlo.

Lo animas desde tierra, con emoción

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Lo animas desde tierra, con emoción. Marsmon parece retroceder, aturdido en cada golpe, pero no se detiene, sigue a Magnamon con los puños envueltos en fuego. Quieres que se detenga, que escape contigo. 

Pero Magnamon pelea para defenderte, para salvarte.

Aún no lo sabes, pero no es suficiente.

Sientes tu respiración cortarse cuando Marsmon se abalanza hacia ti de nuevo. Magnamon brilla en un dorado intenso. Puedes ver su brillo desde tierra, te reconforta el corazón, solo tienes ojos para él. 

Una sensación de terror comienza a crecer en ti, sobreponiéndose a tu valor. No sabes de dónde viene, pero crece en oleadas de desesperanza.

Dudas. Tu segundo error.

El sonido se desvanece, tu visión se emborrona y, en manos del ángel, una manecilla ha sido consumida en el digivice.

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¿Ven la bonita ilustración? ♡♡ Es de mano de @/nimadjart, pueden encontrarlo así en Tumblr y su link está vinculado a este capítulo

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¿Ven la bonita ilustración? ♡♡ Es de mano de @/nimadjart, pueden encontrarlo así en Tumblr y su link está vinculado a este capítulo. Recuerden ir a darle una vuelta para ver sus demás ilustraciones ♡

Les dije que disfrutarían más el capítulo anterior, aunque igual espero que este les gustara mucho. Ahora sí, es oficialmente el preámbulo de todo lo que se viene.

 ✦ Muchas gracias por leerme, les prometo más amor en el futuro ✦

Digimon: ApothexisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora