Bewitched (Segunda temporada de "Lover").

Capitulo 12

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Abrí la puerta un poco y me asomé. Y ahí lo ví, sonriente. Me extrañé

— Hola, ¿Puedo pasar?

No emitía ninguna palabra ni otra expresión que no fuera de confusión, pero mi cuerpo iba en automático, como si quisiera que él estuviera aquí.

— Vine a... Aclarar las cosas, hablar de una manera tranquila, a tratar de resolver todo, ¿Si? No fuiste la única que paso malos ratos... Yo también tuve lo mío. — Levantó el mentón y dejo ver unos puntos que tenía en la quijada. Luego me mostró sus nudillos y sus manos que también se veían heridas.

Y yo, pasmada, no entendía ni un poco. Ni sabía si estaba pasando esto o no.

— ¿Estás bien?

Asentí ligeramente

— ¿Podés decirme algo? Quiero que, hablemos, no solo yo quiero hablar... Quiero escucharte.

— Yo... No entiendo nada. Ayer me dijiste de una manera fea que disimulara todo y ahora vienes a... ¿Arreglar las cosas?

— Sí, por eso mismo, y también a pedirte perdón. Y preguntarte sobre algo.

— ¿Perdón? No estoy entendiendo.

— Mirá, ven, sentáte. — Él camino por la casa como su fuera la suya y me invitó a sentarme en el sofá donde yo estaba dormida hace un rato.

Aún más extrañada, me senté, lo miré y con la mirada le dije que empezara.

— Bueno... ¿Por dónde inicio?

— ¿Por qué me ignorabas?

— ¿Qué?

— Cuando vivíamos juntos. Me ignorabas. No salíamos, no prendimos stream juntos, no hablabamos casi nada juntos, no comíamos juntos, te la pasabas encerrado, rechazabas mis tratos. Recuerdo que un día entré a tu habitación y fui a darte un regalo. Pero estabas hablando por teléfono y te veías... Feliz, cosa que conmigo no eras...

— Mica... — Lo corté

— ... Pensé muchas cosas ese día, por eso me fui de la casa, y me sentí peor cuando pasó una semana y no me llamaste ni nada. — Ahí ya se me cortó la voz... Ya se venía un mar de lágrimas.

— Mica... Yo estaba haciendo algunas cosas para nosotros, estaba planeando un montón de cosas que nos involucraban y se que te iban a gustar

— ¿Y por qué nunca me los contaste? Solo me ignoraste y rechazaste. Eras, mí, novio. Ivan.

— Lo soy.

— No.

— ¿No somos novios, Micaela?

— ¿Lo somos? ¿Y que clase de novios somos?

— O sea, estamos un poco distantes, pero nunca hemos cortado ¿O si?

— El día que fui a tu casa. Me dijiste que no querías saber nada de mi.