Leah se despertó cachonda, como usualmente lo hacía. Ella aun podía prácticamente sentir esa verga en su culo, pero sabía que pensar en esa satisfactoria sensación solo reforzaría su natural compulsión anal.
Ella se desenredo de la aun durmiente Zoey para dirigirse a la ducha, dándole a su amante un ligero beso antes de deslizarse sigilosamente fuera de la cama. Mientras veía el cuerpo sexy de su compañera de cuarto, Leah podía sentir la urgencia de despertarla con un delicioso cunnilingus rápidamente haciéndose más fuerte dentro de ella, y entonces ella aparto la mirada antes de que la desnuda entrepierna de su curvilínea amiga pudiera hacerla perder el control.
No había ninguna razón inherente para no hacerlo, por supuesto, pero Leah tenía que empezar temprano su día, y no tenía tiempo para dejar que las deliciosas compulsiones de su cuerpo la distraigan.
Leah amaba la sensación del aire en su cuerpo desvestido; la hacía consciente de lo expuesta que estaba en su desnudez, y se aseguró de enmarcar su pequeño pecho de buena manera en la ventana mientras caminaba por ahí, solo en caso de que cualquiera estuviera viendo desde afuera. El pensamiento de mostrar su cuerpo a un extraño reiniciaba el cosquilleo en su vagina, y Leah pronto se encontró inconscientemente pasando un dedo alrededor de su sensible ano, lo cual le parecía una cosa perfectamente natural de hacer cuando esta excitada.
Para cuando Leah había enjabonado su pequeño cuerpo de 20 años en la ducha, su jugueteo con su ano había crecido en intensidad hasta que finalmente accedió a deslizar la punta de su dedo dentro de ella, jadeando de placer mientras penetraba su apretado esfínter.
Ya que Leah nunca había hecho eso antes (por una inexplicable razón), ella no estaba preparada para la casi debilitante ola de excitación rindiéndose ante su compulsión activada, y su mano izquierda rápidamente se encontró entre sus piernas para jugar con su ardiente vagina también, intentando liberar la repentina necesidad que la hacía arder por dentro. Leah nunca se había masturbado antes, pero la necesidad era la madre de la invención, y la tímida y avergonzada chica pronto encontró el pequeño botón del placer arriba de su vagina que libero su necesidad de tocarse incluso mientras llevaba su excitación más alto.
Ambos dedos íntimamente jugando rápidamente lo hacían más intenso, y un minuto después Leah estaba llorando en voz alta de liberación mientras duplicaba el éxtasis de su primer orgasmo auto—infligido.
Mientras Leah se calmaba repentinamente se dio cuenta de lo que se había hecho, y alejo su mano izquierda de su vagina con horror. Una cosa era dejar que Zoey se la chupara—solo era una buena diversión con una novia—y estaba perfectamente bien para complacer in pequeño incidente juego anal en la ducha—que buena chica no lo haría—pero masturbarse mientras lo hacía? Inconcebible!
Leah se limpió múltiples veces, intentando quitar la sensación de que se había convertido en una puta sucia pero siendo cuidadosa de mantener sus manos lejos del tentador placer de su sensible vaginita mientras lo hacía.
Zoey fue abruptamente despertada por su compañera de cuarto gritando su nombre mientras corría hacia el cuarto, pero su molestia por haber recuperado la consciencia rápidamente desapareció mientras estaba siendo premiada por la vista del adorable y pequeño cuerpo de Leah, aun desnudo y mojado por su ducha.
"Zoey! El Rayo nos está convirtiendo en putas y puedo probarlo!"
Mientras hablaba, Leah fue cuidadosa de mantener sus caderas seguramente alejadas de los ojos codiciosos de su amiga mientras Zoey la miraba. Su siempre presente necesidad de mostrar su vagina aún estaba ahí, por supuesto, pero toda chica sabía que había un lugar y un momento (muchos, de hecho) para complacer esa bienvenida compulsión. Ella se encargó de apretar sus tetas y jugar con sus pezones como un compromiso.
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Los Cuentos del Rayo F.E.T.I.C.H.E.
Science FictionUna serie de historias sobre una pistola de rayos que puede modificar el comportamiento de las personas sin que se den cuenta.