Capítulo 16.

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El frío en la cueva es implacable, una brutal antítesis al cálido mundo de fuego que siempre he conocido. Cada herida provocada por las criaturas deformes que me rodean es un recordatorio punzante de mi vulnerabilidad. Grito de dolor mientras los dientes afilados y las garras rasgan mi piel. A pesar de mi desesperación y del dolor constante, no puedo dejar de aferrarme a la esperanza de que Cedric, Blaze y Ragnar vendrán por mí.

De repente, el eco de una batalla se filtra desde fuera, un rugido de llamas y el choque de fuerzas que sacuden las paredes de la cueva. Mi corazón late con una mezcla de ansiedad y esperanza. El dolor es casi insoportable, pero la llegada de mis príncipes es inminente. Las criaturas deformes se apartan momentáneamente, atraídas por el resplandor de fuego que ahora llena la cueva.

Una explosión de luz ardiente ilumina el espacio. El calor se vuelve intenso y abrasador, a pesar del frío que me rodea. Cedric, Blaze y Ragnar irrumpen en la cueva con una fuerza deslumbrante. La entrada se ilumina con una erupción de llamas, y las sombras retroceden ante el poder de su llegada. La cueva se transforma en un campo de batalla resplandeciente mientras mis príncipes se enfrentan a las criaturas.

Cedric aparece primero, su figura envuelta en un resplandor de fuego que ilumina la cueva con una intensidad cegadora. Sus ojos rojos arden con furia mientras convoca una ola de llamas que arrasa con las criaturas deformes, desintegrándolas en un instante. El suelo tiembla bajo sus pies, y su presencia es un rugido de fuerza primordial.

Blaze sigue de cerca, su cuerpo rodeado por llamas que danzan en una sinfonía de destrucción. Con movimientos gráciles y letales, lanza bolas de fuego que impactan a las criaturas con precisión devastadora. Cada ataque es una demostración de su habilidad y determinación. Las llamas que rodean a Blaze parecen ser una extensión de su voluntad, arrasando con todo a su paso.

Ragnar completa la entrada con una furia controlada. Sus ojos brillan con una luz ardiente mientras convoca columnas de fuego que envuelven a las criaturas en llamas. Con un rugido de batalla, utiliza su fuerza para empujar a las criaturas hacia atrás, su energía implacable arrasando con quienes se atrevan a desafiarlo. Su presencia es una pared de fuego impenetrable, y su determinación se refleja en cada golpe.

La batalla es una danza violenta entre el fuego y la oscuridad. Armandius, al ver que sus criaturas están siendo derrotadas, intensifica su ataque. Su energía oscura se despliega en ráfagas que chocan contra las llamas de los príncipes, creando una lucha titánica entre la luz y la oscuridad. Cedric, Blaze y Ragnar se mueven con una coordinación perfecta, enfrentando a las criaturas mientras intentan contener a Armandius.

Pero Armandius no se da por vencido fácilmente. Con un gesto rápido, convoca una sombra oscura que atraviesa el aire con una velocidad aterradora. La sombra se dirige hacia Blaze, envolviéndolo en una oscuridad densa y palpable. Blaze grita de dolor mientras la sombra atraviesa su cuerpo, la oscuridad envolviendo su figura en una niebla negra. Las llamas que lo rodean se apagan momentáneamente, y Blaze cae al suelo con un impacto doloroso.

Mi corazón se hunde al ver a Blaze herido, su cuerpo inmovilizado y su resplandor de fuego debilitado. La desesperación se apodera de mí mientras me arrastro hacia él, el dolor de las criaturas y el frío de la cueva dejándome apenas en pie. Cada paso es una lucha contra el dolor, pero mi determinación me empuja hacia adelante.

—¡Blaze! —mi grito es una mezcla de angustia y desesperación mientras me acerco a él, intentando ofrecerle consuelo a pesar del caos que nos rodea—. No, por favor, no te vayas...

Blaze levanta la vista hacia mí, su mano buscando la mía con un esfuerzo titánico. A pesar del dolor y la debilidad, sus ojos reflejan una determinación inquebrantable.

—Liora... —murmura con voz débil—. No... dejes... que esto... te venza...

Las palabras de Blaze son un ancla en medio de la tormenta. El vínculo entre nosotros parece latir con una intensidad renovada. Las llamas de Blaze comienzan a responder a nuestro vínculo, y siento una oleada de calor reconfortante que desafía el frío que me rodea. Las criaturas se apartan momentáneamente, afectadas por la fuerza de nuestra conexión.

Armandius, frustrado por nuestra resistencia, se acerca a mí con una expresión cruel. Sus ojos brillan con una malicia fría mientras observa la escena. Las criaturas parecen vacilar, su hambre momentáneamente sofocada por la fuerza de nuestra unión.

—¿Qué tienes que ofrecerme ahora? —pregunta Armandius con desdén—. El vínculo que compartes con estos príncipes es débil. Pero parece que incluso una chispa de esperanza puede ser molesta.

El dolor es agudo y la desesperación es casi abrumadora, pero el vínculo con Cedric, Blaze y Ragnar sigue siendo mi ancla. Con un grito de dolor y determinación, acepto la conexión que compartimos, un acto de resistencia en medio de la oscuridad.

—¡Acepto lo que somos! -mi voz es un grito quebrado mientras me aferro a la fuerza que nuestro vínculo me ofrece—. ¡No dejaré que me destruyas!

Armandius frunce el ceño y da un último gesto de frustración antes de retroceder. Con un último ataque de energía oscura, las criaturas se dispersan, y Armandius se dirige hacia la salida, dejando la cueva sumida en una oscuridad aún más profunda.

El silencio que queda es abrumador, y el peso de la batalla se hace sentir en cada rincón de la cueva. Mi cuerpo está agotado y herido, pero la promesa de Blaze y el vínculo con los príncipes siguen siendo una fuente de esperanza. La cueva se estabiliza poco a poco, y mientras las criaturas se dispersan y el frío disminuye, me preparo para enfrentar lo que viene.

Me inclino sobre Blaze, aún tendido en el suelo, su cuerpo debilitado pero con una luz persistente en sus ojos. Intento ofrecerle consuelo a pesar del dolor.

—No te preocupes, Blaze —digo con voz temblorosa—. Estaremos bien. Lo prometo.

Blaze sonríe débilmente, sus ojos reflejando un destello de esperanza mientras me mira con una mezcla de tristeza y determinación. Siento a mis espalda a Ragnar y Cedric.

—Liora... —murmura con voz apenas audible—. No olvides... que somos... fuertes... juntos...

—Sh. No hables. Debe haber una forma de curarte, eres un principe de fuego.

—No soy tan fuerte —gruñe—agradezco haberte conocido. Eres hermosa.

—Blaze...

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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