Finalmente había llegado el momento que tanto había anhelado: mi último año de universidad en Nueva York.
Después de un arduo trabajo para convencer a mi familia pude optar por la carrera que tanto me apasiona. Mis padres deseaban que estudiará en mi país natal, pero entre mi hermano y yo, logramos persuadirlos y ha ellos no les quedó de otra que aceptar mi decisión.
Hoy regresamos a Estados Unidos después de haber disfrutado de una de mis mejores vacaciones en Italia.
En este momento, nos encontramos en el aeropuerto, despidiéndonos de nuestros padres, quienes no pueden contener las lágrimas.
Harold se aproxima a mi con una sonrisa y coloca mi maleta a un lado. Después, me acaricia la mejilla de manera delicada, como si quisiera transmitirme ternura y complicidad con ese gesto.
—Eres una de las personas a las que más amo en este mundo, y estoy seguro de que lo sabes ¿verdad?—Me dice mi padre mientras me rodea con sus brazos.
—Si papá—Le devuelvo el abrazo y le doy un suave beso en la frente mientras me separó de el.
—Los amo, mis pequeños—Expresa nuestra madre, mientras las lágrimas brillan en sus ojos—Estamos tan orgullosos del hombre y la mujer en los que se han convertido.
—También los queremos mucho—Habla Adrián—Pero tranquila, no nos vamos a ir a la querrá.
Nuestro padre hace caso omiso a su comentario—Por favor, avisennos en cuanto lleguen—Le damos un ligero asentamiento de cabeza.
Nos despedimos por última vez, y mientras lo hacía, sentí un nudo en el corazón. La tristeza me invade al pensar en cuánto los voy a extrañar.
Nos dirigimos hacia el área donde revisaran nuestros pasaportes y luego ascendimos al avión. Nos instalamos en la sección de primera clase y, en cuanto me senté, me quedé dormida.
★★★★
Después de un extenso vuelo de nueve horas, finalmente hemos llegado a Nueva York. Salimos del aeropuerto, tomamos un taxi y este nos deja en la entrada del enorme rascacielo llamado Central Park Tower.
Al ingresar al lobby, el recepcionista me empieza a observarme detenidamente y luego, al percatarse de que mi hermano nos está mirando, se aclara la garganta.
—Bienvenidos al Central Park Tower, ¿en qué puedo ayudarles?
—Somos los Russo. Nuestro padre compró un penthouse aquí.
—Ah si, ya les en...tre...go las lla...ves—Empieza a tartamudear—Perdón, no son las llaves e....s la tarje...ta de acceso.
—No te preocupes, cariño; no hay problema.
Al recibir nuestra tarjeta de acceso, nos dirigimos hacia el elevador y, al entrar, me doy de cuenta que Adrián me observa con una sonrisa traviesa que no puedo ignorar, pero rápidamente seda la vuelta y se centra en su teléfono.
Cuando llegamos a nuestro piso, deslizó la tarjeta por el lector y la puerta se abre automáticamente, permitiéndonos pasar.
El interior es realmente hermoso; la mayoría de los muebles son de colores blancos y azules, lo que le otorga un toque moderno y fresco. La cocina es bastante espaciosa y está equipada con todo lo necesario. Desde el fondo de la sala, se puede disfrutar de una vista espectacular de la ciudad.
—Me encanta—Chillo de la emoción.
—Nuestros padres realmente se esforzaron mucho—De pronto, se queda inmerso en sus pensamientos, como si estuviera recordando algo especial. Pero luego, me ve y me regala una sonrisa traviesa, similar a la que me lanzó en el elevador—Pobre chico el de la recepción, casi le da algo cuando me vio.