Ian, el líder del grupo, bromeaba mientras el elevador ascendía lentamente. Su risa contagiosa resonaba en el pequeño espacio, logrando arrancar algunas sonrisas del resto del grupo. Sin embargo, yo no podía evitar sentirme un poco molesta. Me giro hacia Sebastián, buscando su mirada.
—¿De verdad? —le susurro, intentando contener mi irritación.
Sebastián solo me mira y esboza una sonrisa tranquila.
—Tranquila, solo está intentando apaciguar los ánimos. Ya sabes, fue solo un accidente.
Suspiro profundamente, dejando salir un poco de la tensión que se había acumulado en mi pecho.
—Sí, supongo... Al menos agradezco que pudo calmar a todos, organizar el grupo, y encontrar este hotel.
Las puertas del elevador se abren con un sonido metálico, y salimos lentamente, siendo el último grupo en hacerlo. Al dar unos pasos, Ian es el primero en darse cuenta de que algo no está bien. Todos los demás están de pie, quietos, la mayoría cerca de la chimenea, pero la atmósfera es inquietantemente silenciosa.
—¿Qué pasa? ¿Dónde está la persona encargada? —pregunta Ian, rompiendo el incómodo silencio.
Lilith se acerca a él, con una expresión seria.
—No está.
—¿No está? —repite Ian, sorprendido.
Lilith sacude la cabeza con un movimiento casi imperceptible.
—No, no había nadie cuando llegamos nosotros.
Ian frunce el ceño, sumido en sus pensamientos, antes de apartarse un poco con Lilith para hablar con su pequeño grupo. Luego, voltea hacia nosotros.
—Vengan, en especial tú, ____.
Sebastián y yo intercambiamos una mirada rápida antes de dirigirnos hacia él, siguiendo a nuestra amiga Mia quien se junto a nosotros luego de salir del elevador. Al acercarnos, el calor de la chimenea nos envuelve, pero no es suficiente para disipar el escalofrío que empieza a recorrer mi espalda.
Todos nos ayudamos a secarnos pero hubo algunos quienes estaban más mojados
Cómo el las personas que iban en el carro de Ian, incluyendonme, quien terminamos en el accidente, cosa que termino por ser los más mojados
Mía y Sebastián junto a Julia me ayudaban a secarme
-De saber que estaría así el día, me hubiera traído otro vestido -comento Julia, mientras me secaba el cabello con la sudadera de Sebastián
Tranquila, como íbamos a saber que el día se pondría así en primer lugar? Jajaja no pasa nada -miro el grupo de Ian por unos breves segundos antes de mirar de nuevo la fogata
Todos nos ayudábamos mutuamente a secarnos, aunque algunos estábamos más empapados que otros. Especialmente aquellos que íbamos en el auto de Ian, incluyendo a mí, quienes habíamos tenido el accidente. La lluvia torrencial nos había dejado completamente empapados, y ahora el calor de la chimenea era nuestra única esperanza para entrar en calor.
Mía y Sebastián, junto con Julia, se turnaban para ayudarme a secarme.
—De haber sabido que el día terminaría así, me habría traído otro vestido —comentó Julia, secándome el cabello con la sudadera de Sebastián, que ya estaba completamente mojada también.
Sebastián soltó una risa suave, tratando de aliviar la tensión.
—Tranquila, ¿cómo íbamos a saber que el día se pondría así en primer lugar?, no pasa nada.
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Solo por una noche
Pertualangantu, tus amigos y compañeros quedan varados en medio de la carretera debido al averió de los carros y mal clima para continuar con el camino deciden quedarse en el hotel más cerca de donde estan después de todo es mejor quedarse solo por una noche q...