14. La pelea.

9 1 0
                                    

ALESSANDRO

—¿Todo está claro? —me pregunta Marco.

—Si, si tú ganas yo voy a la prisión tuya, si yo gano tu me das el antidoto para el V.IM y a Chiara.

—Entonces empecemos...

El aire vibraba con la tensión palpable del momento. Mis músculos estaban tensos, preparados para la lucha. Miré a mi oponente, su mirada era fría y calculadora. La multitud rugía a nuestro alrededor, pero en ese instante solo existíamos nosotros dos.

Con un movimiento rápido, lancé un jab directo hacia su rostro. Él lo esquivó inclinándose hacia un lado, su cabeza se movió con una agilidad que me sorprendió. En un instante, giró sobre sus talones y lanzó un gancho de derecha hacia mi costado. Lo sentí como una ráfaga de viento, pero logré bloquearlo con mi antebrazo, aunque el impacto resonó en mi hueso.

No le di tiempo para recuperarse. Di un paso adelante y conecté un directo a su mandíbula. El golpe resonó en el aire y vi cómo su cabeza se movía hacia atrás, pero no se quedó atrás por mucho tiempo. Con una rapidez sorprendente, respondió con una patada alta que pasó rozando mi rostro, apenas esquivé inclinándome hacia atrás.

La adrenalina corría por mis venas mientras giraba sobre mis pies para mantener la distancia. Sabía que debía ser astuto; él era un maestro en la lucha. Me lancé de nuevo con una combinación: un jab seguido de un cruzado a su pecho. Logré impactar, y vi cómo su expresión cambiaba por un breve instante de sorpresa.

Pero no era el tipo que se dejaba llevar por la emoción. Con una velocidad casi inhumana, contraatacó con un uppercut que me tomó desprevenido. Sentí cómo el golpe me dejaba aturdido; el mundo se tornó borroso por un momento. Forcejeé para mantenerme en pie mientras él avanzaba, lanzando una serie de golpes rápidos: primero un puñetazo al abdomen que me hizo doblar la espalda y luego otro directo a mi cara.

Con cada golpe que recibía, la frustración crecía dentro de mí. Sabía que debía recuperar el control. Forcé mis pies a moverse y me deslicé a un lado, logrando esquivar su siguiente ataque: una patada giratoria que pasó muy cerca de mi cabeza. Aproveché esa apertura y respondí rápidamente con una patada baja hacia su pierna.

El impacto lo hizo tambalear momentáneamente; era mi oportunidad. Avancé con determinación, lanzando una serie de golpes: primero un jab rápido al rostro, seguido de un gancho a su costado que lo hizo retroceder. Sentí la satisfacción del contacto sólido y aproveché para seguir atacando.

Pero él no estaba acabado. Con una maniobra astuta, se deslizó hacia atrás y lanzó un puñetazo recto que conectó justo en mi mandíbula. El dolor fue inmediato; el mundo dio vueltas mientras caía al suelo con fuerza.

Tardé unos segundos en recuperar la compostura y me levanté tambaleante. La multitud rugía como si estuvieran presenciando el clímax de una epopeya. Sin embargo, el tiempo parecía correr en mi contra; sabía que debía actuar rápido antes de perder la ventaja.

Con todas mis fuerzas reunidas, avancé una vez más y lancé un combo explosivo: un directo seguido de un gancho al hígado. Él se encorva momentáneamente por el dolor, pero justo cuando creí que había tomado el control, lanzó una patada fulminante que me impactó en la pierna debilitándome.

Caí de rodillas mientras él se preparaba para dar el golpe final. La visión comenzó a nublarse cuando conectó su puñetazo en mi rostro nuevamente; esta vez no pude evitarlo. El suelo se acercaba rápidamente.

La última imagen que vi fue él erguido sobre mí mientras los guardias llegaban rápidamente a nuestro alrededor. Fue como si todo se detuviera mientras me llevaban lejos; sus ojos brillaban con triunfo mientras Chiara se acercaba a el y lo besaba con preocupación.

TENTACIÓN [#2 Dominio] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora