Pt 1

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Han estaba en su habitación, alistándose con prisa. La alarma había sonado varias veces, pero él la había ignorado hasta el último momento, como siempre. Ahora, ya iba tarde y apenas tenía tiempo para meter todo en su mochila.

Mientras luchaba por encontrar sus audífonos, su celular vibró en la cama.

-¿Quién mierda me escribe tan temprano? -gruñó, medio distraído, tomando el teléfono.

Al ver el mensaje de Minho que decía: "Bebé, ¿te veo hoy?", Han no pudo evitar soltar un suspiro.

Con un gesto de cansancio, se dejó caer en la silla junto al escritorio y empezó a escribir:

Con un gesto de cansancio, se dejó caer en la silla junto al escritorio y empezó a escribir:

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Después de ver el mensaje de Minho, Han lanzó el celular sobre la cama, frustrado. Terminó de alistarse rápidamente, ya que no podía permitirse llegar más tarde de lo que ya estaba. Se miró en el espejo una última vez y salió de su habitación, pero no podía dejar de pensar en Minho.

Pasaron unos diez minutos y Minho aún no llegaba. Han, sintiendo que no podía esperar más, sacó el celular del bolsillo y decidió enviarle un mensaje a Minho.

 Han, sintiendo que no podía esperar más, sacó el celular del bolsillo y decidió enviarle un mensaje a Minho

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Minho estaba caminando lo más rápido posible hacia la casa de Han. La ansiedad y la impaciencia lo hacían apresurarse más de lo habitual. Finalmente, llegó y tocó la puerta rápidamente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

—¡Maldito Han, abre la puerta! —gritó Minho, mirando ansioso cómo la puerta se abría y aparecía Han en el umbral.

—¡Al fin lleg...! —Han apenas pudo pronunciar unas palabras antes de que Minho se abalanzara sobre él. Con un beso apasionado, Minho lo empujó hacia adentro, sus manos temblorosas tratando de cerrar la puerta mientras avanzaban a trompicones por el pasillo.

Con pasos torpes, llegaron al sofá y se dejaron caer sobre él. Minho, sin dejar de besarlo, soltó entre jadeos:

—Te extrañé...

Han respondió con un suspiro, apartándose ligeramente para mirarlo a los ojos.

—Yo también, Min, pero ya nos tenemos que ir —dijo, tratando de recomponerse y levantándose del sofá. Se dirigió hacia la puerta, con un aire de urgencia en sus movimientos.

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