Fue divertido ver el miedo en el rostro del comandante cuando despertó. Nymeria sonrió debajo de su máscara de aire mientras el hombre se retorcía.
–No te muevas tanto. –le dijo. –Costó mucho atarte de esa manera.
–Bájame de inmediato. – Ordenó el Comandante. –No sé quién crees que eres, pero...
–¿Qué no te das cuenta de tu desventaja?
Nymeria sacó una daga muy llamativa, tenía la cuchilla curva y de color gris oscuro, pero era el mango lo que llamaba más la atención, tenía cristales incrustados que cambiaban de color dependiendo la luz que recibía. Era la daga de un noble y el comandante no tardó en reconocerla.
–¿Cómo conseguiste eso? –Preguntó.
–No es la pregunta correcta, comandante. ¿Acaso no me recuerdas?
–No me interesa. Mis soldados no tardarán en venir y cuando o hagan te mataré con mis propias manos.
–Sí, sí, todos dicen eso. –Nymeria comenzó a caminar alrededor del hombre. – Veo que los años no fueron benevolentes contigo Guilly.
El rostro del comandante se desfiguró al escuchar el diminutivo de su nombre.
–La edad –continuó la chica. –, comenzó a arrugar tu cuerpo. ¿Debería contribuir? –Nymeria cortó su piel con la punta de la daga, dibujando una larga línea en su torso desnudo.
–¡Te vas a arrepentir! –gritó el hombre gimiendo de dolor.
–¿Sí? Te aseguro que no, Guilly. –Nymeria realizó tres cortes más. –¿Sabes? Es curioso que me mires de esa forma. Yo solía gustarte mucho.
–No sé quién eres.
–Déjame ayudarte un poco. –Se quitó la máscara de aire y le mostró su rostro al hombre. –Me llamo Nymeria, pero solían llamarme 36 en los campos de solaz. Aunque, tú me llamabas por el nombre de tu esposa, ¿Cómo era...? Ah sí, ¿Joanne?
El rostro del comandante dejó de mostrar ira para dar paso al horror absoluto.
–No puede ser...
–Claro que sí, ¿no me ves? –la chica dejó de sonreír para mostrar un rostro completamente inexpresivo. –Abusaste de mí tantas veces que no puedo creer que me olvidaras. ¿A cuántas chicas atormentaste después de que me fuera? –Nymeria se acercó al rostro del hombre. –Te aseguro que no me he olvidado de ti. Recuerdo absolutamente todo. Pagarás con sangre cada cosa que le hiciste a mi cuerpo, cada palabra que me obligaste a pronunciar, todo lo que me hiciste hacer.
Nymeria se acercó a la mesa en la que dejó todas sus herramientas y escogió un bisturí. Volteó a ver a su víctima sin sonreír.
–Oh, estás llorando. –Observó. –Tranquilo, tardaré lo suficiente como para que te des cuenta de que nadie vendrá por ti.
–Por favor... haré lo que quieras, te daré lo que sea que hayas soñado. Tengo... un amigo en la ciudad Aleph, puedo darte una casa ahí, dinero, renombre.
La chica no reaccionó.
–¿Sólo eso? –preguntó luego de unos segundos. – Me ofrecieron mejores cosas e igual los maté.
–Espera...
El bisturí encontró su camino antes de que él pudiera rogar un poco más por su vida, Nymeria comenzó a cortar trozos de piel lo suficientemente superficiales como para causarle dolor, pero no como para matarlo.
–¡Por favor! –Suplicaba el hombre. –Tengo una hija pequeña en casa.
–No me digas... –Nymeria no interrumpió su trabajo. –Una esposa fiel y una hija... Tu vida es en verdad maravillosa. Hasta te ascendieron y seguro tienes una hermosa casa en la ciudad de Beth.
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Willow: La rebelión de Lilith
Novela JuvenilEl reino de Bethalia se caracteriza por dos cosas, sus increíbles avances científicos y su poderoso ejército, lo que nadie sabe es que tras estos logros se esconden secretos que podrían destruir a la monarquía. La rebelión de Lilith es una organizac...