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Todo es muy fresco en Florencia. Todo es tan ordenado y hermoso, como siempre quiso Hannibal.

Ahí estaba el junto a Bedelia, con nuevas identidades.
Bedelia se llamaría Lydia Fell y Hannibal sería Roman Fell, Más conocido como el doctor Fell.

Hannibal había trabajado mucho en conseguir esas identidades, tanto los nombres como las vidas de esas personas, que serían remplazados por el y Bedelia.
Ahora ellos serían marido y mujer.

Ellos conviven juntos para tener una buena imagen ante todo el mundo, serían un matrimonio normal, con necesidades normales y gustos normales excepto por Hannibal, el seguiría conservando sus ansias de comer.
Después de todo, esto es un nuevo comienzo para él, para el y Bedelia.

Aun que Bedelia lo seguía viendo como un paciente tenían una buena convivencia y una buena comunicación.
Debían parecer normales ante todos.
De vez en cuando invitaban a diferente gente de la capilla a cenar con ellos, algunos salían con vida, otros tenían la mala suerte de quedarse por siempre.

Bedelia odiaba esos hábitos de Hannibal, detestaba saber que alguien comería carne humana al frente de ella, siempre que su esposo hacia un nuevo plato, por lo muy hermoso y buen decorado que sea ella lo rechazaba, diciendo que prefería otro tipo de plato.
Como mariscos, hongos u otras plantas pero siempre se negaba a los exquisitos platos de su esposo.

-¿Cuando dejaras de hacer esto Hannibal?
-¿Que harás cuando la policía te encuentre?

-No estoy preocupado por eso, es muy pronto para pensarlo, no?

-Se dirige Hannibal al lado de la hermosa mujer rubia-

Para después servirle una copa de vino rosa, el más refinado vino que Bedelia había comprado. Dispuestos a chocar copa con copa y llevarlo a sus finos labios.

Hannibal de vez en cuando pensaba en Will, habían pasado meses de aquel suceso, se preguntaba bastantes cosas.

-¿Que pensaría Will si estuviera a mi lado?

A veces se preguntaba si Will también pensaba en el cuando cerraba los ojos al final del día. Se preguntaba si Will extrañaba su antigua vida, con él.

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Hannibal se sentía muy satisfecho en Florencia, tenía todo lo que quería, un trabajo, una esposa, carne, bellas vistas y una hermosa capilla. Lo tenía todo, o al menos eso pensaba él.

A menudo hablaba con Bedelia sobre Will, le confesaba que extrañaba esa Loción de afeitar tan particular que le entregaba Graham.

Extrañaba su mente, la manera de pensar de Will lo mantenía despierto, lo hacía pensar y analizarlo.
Hannibal amaba la mente de Will desde el primer día, le llamó muchísimo la atención, y al analizarla se dio cuenta que era una mente perfecta, llena de caos pero al mismo tiempo una mente muy diferente a las demás.

Hannibal a menudo se sentaba en su balcón a dibujar los hermoso paisajes de la ciudad, el aún guardaba sus habilidades de dibujo, amaba dibujar, al igual que amaba cocinar, lo mantenía cuerdo, al igual que
la brisa de Florencia, tal como lo hacía la Loción de Will.
El lo extrañaba y sabía que Will en cualquier momento lo buscaría, y lo perdonaría.

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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Primavera -(Hannigram)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora