James
Estaba al lado de Emily, y no podía evitar pensar en lo guapa que me parecía. Cada vez que giraba la cabeza y la veía sonreír, sentía un cosquilleo extraño en el estómago. No era solo su aspecto, aunque claro, sus ojos brillantes y esa sonrisa suya eran difíciles de ignorar; era algo más. Había una energía en ella, una especie de luz que hacía que quisiera estar más cerca.
Mientras avanzábamos hacia el campo de rugby, trataba de concentrarme en la conversación, pero era complicado. Su voz era suave y alegre, y cada palabra que decía me hacía querer conocerla más. Me preguntó si conocía a sus amigas Luna, Chloe y Leah, y por un segundo pensé que tal vez quería saber si tenía algo en común con ellas o si me gustaba alguien más. Pero cuando le respondí que sí las conocía y que eran parte de mi grupo de amigos, la sonrisa en su cara me relajó.
"Son majas", dijo, y yo asentí, pensando que eso mismo pensaba de ella. Mientras hablábamos, me di cuenta de que estar cerca de Emily me hacía sentir diferente, más vivo, como si todo a nuestro alrededor tuviera más sentido. Estaba claro que era especial, y yo no podía evitar querer pasar más tiempo con ella.
Cuando finalmente llegamos al campo de rugby, me di cuenta de que había estado caminando más despacio de lo habitual. Quería alargar el tiempo que pasaba al lado de Emily. El césped verde se extendía ante nosotros, brillante bajo el sol, y se escuchaban las risas y las voces de los demás que ya estaban allí.
Emily miró alrededor con una sonrisa en el rostro, y yo me detuve un momento para observarla, tratando de que no se notara demasiado. Su entusiasmo era contagioso; siempre encontraba la manera de hacer que cualquier lugar pareciera más alegre, más lleno de vida.
—Parece que ya hay bastante gente —comentó, mirando hacia el grupo de amigos que se reunía al otro lado del campo.
—Sí, ya han empezado a calentar —respondí, forzando una sonrisa para no dejar ver lo nervioso que me sentía estando tan cerca de ella.
—Iré a las gradas —dijo Emily, girándose hacia mí con una sonrisa tranquila.
Sentí una pequeña punzada de decepción al escucharla. Por un lado, entendía que tal vez no le apetecía jugar o que simplemente prefería vernos desde un lugar más cómodo, pero por otro lado, quería seguir conversando con ella, disfrutar de su compañía un poco más. Sin embargo, traté de no dejar que se notara demasiado.
—Claro, suena bien —respondí, asintiendo con la cabeza—. Desde ahí tendrás la mejor vista.
Emily sonrió y empezó a caminar hacia las gradas. La observé por unos segundos, viendo cómo sus pasos ligeros la llevaban hacia un lugar un poco más apartado del bullicio. Tenía una gracia natural, algo que me resultaba difícil de describir pero que me atrapaba por completo.
Mientras se alejaba, sentí un impulso repentino de ir tras ella, de continuar nuestra conversación, pero me quedé en mi sitio. Decidí que entrenaría primero, y después, si las cosas salían bien, me acercaría para hablar con ella un poco más.
Me giré hacia el grupo, tratando de concentrarme en el entrenamiento que estaba por empezar, pero una parte de mí seguía en las gradas, junto a Emily.
Mientras entrenabamos, de reojo vi que Emily se levantaba de las gradas. Por un momento, pensé que simplemente iba a cambiar de asiento, pero luego noté que tenía una expresión algo preocupada en su rostro. La vi tomar su mochila y dirigirse hacia mí, dejando atrás el campo.
Cuando se acercó, supe que algo estaba pasando.
—¿Todo bien, Emily? —pregunté, intentando no sonar demasiado preocupado.
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autumn love 🍂
RomanceEmily, una chica de 15 años recibe una beca para estudiar en el internado donde su madre estudió, ella es amante de los libros y de la música, odia el calor, los ricos repelentes y sobretodo el rugby. James, un chico de 15 años es hijo de una buena...