Capitulo 3

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Emmir

Esa chica me dejó pensando, hasta el punto de contarles a mis amigos.

- Esa tía Daphne está completamente loca -le digo a los chicos.

- Emmir, es una de las chicas más populares de la escuela, chaval -expresa Henry con una sonrisa.

- ¿Y qué más le da? -expresa Jack tomando un café.

- Ey, Henry, la chica tiene cara bonita y toda la cosa, pero tiene un carácter de mierda -digo.

- La que sí tiene un carácter de triple mierda es la de pelo oscuro y ojos verdes -decía Jack.

- No, no, ¿y qué dices de la que siempre está pegada a un libro? ¡Qué patético! -comunicó Henry.

- Bueno, ya dejando el tema, ¿van a ir a la fiesta? -digo.

- Donde hay fiesta, estoy yo, tío -dice Jack.

- Cuenten conmigo -expresa Henry.

- Emmir, ¿y tus padres ya regresaron de viaje? -dice Jack.

- No, dicen que se pasan una temporada más en Nueva York -expresé.

Mis padres se pasaban toda la vida viajando, ya que su trabajo no les permitía estar en un solo lugar.

- Chicos, muy linda la combinación y todo, pero una chica me espera -dice Henry.

- Nos vemos en la fiesta entonces -digo.

- Chavales, yo me retrasaré un poco. Ya saben, tengo que ver a mi hermanita y leerle un cuento -dice Jack con la voz entrecortada.

La hermana de mi amigo estaba en coma desde hace tres años. Desde que pasó el accidente, jamás lo he visto sonreír. Vive con sus padres en una mansión demasiado enorme; me podría perder si voy a su hogar. Sus padres son dueños de la universidad en la que estudiamos y jefes de muchas empresas.

Henry, por otra parte, siempre ha conseguido todo lo que se propone. Vida de lujo; vive independiente. Sus padres viven en París y él se mudó a España. En ocasiones sus padres lo visitan, pero él dice que disfruta de la soledad; es su mejor amiga.

Y yo me he criado en un ambiente competitivo. Mis padres trabajan; ellos dicen que tienen que ser los mejores y reconocidos empresarios. Pero para mí es una ventaja que se vayan a trabajar a otros lugares; así puedo hacer lo que se me pegue la regalada gana sin que nadie me diga qué hacer. Ellos detestan que yo haga carreras de caballos y que los dome, pero en realidad disfruto de su compañía.

Conocí a Jack en una carrera de caballos, en la que por cierto él ganó. A Henry lo conozco desde que empecé la universidad en primer año; ya por suerte estoy en segundo año. Desde entonces nos apodan las chicas del colegio como los rompecorazones. "Nuestro lema es: el que se enamora, pierde".

Y así seguiré soltero y sin compromiso. Para mí, el amor es solo una ilusión que te hace débil; no te deja crecer, te hiere y te hace sufrir. Solo me enamoré una sola vez en mi vida y aunque creen imposible, fue de pequeño. Para mí era la niña más linda que mis ojos habían visto, pero solo la vi en un parque y no volví a saber de ella.

7:30 PM

Me dirigía hacia la fiesta en mi coche peculiar, negro como la noche sin estrellas, con Henry, ya que Jack se retrasaría un poco más. La noche se cernía sobre la ciudad como un manto oscuro salpicado de luces brillantes que prometían diversión y descontrol. Mientras conducía, el motor de mi coche resonaba en la quietud de la carretera y mis pensamientos se enredaban como las luces que pasaban a nuestro lado.

Me detengo frente a la discoteca, sintiendo cómo la música resuena en el suelo, vibrando en mi pecho. Las luces parpadean, creando un espectáculo hipnótico que me atrae. La discoteca se alza ante mí como un faro de luz y sonido en medio de la oscuridad de la noche. La música, un pulso constante, se escapa por las puertas entreabiertas, prometiendo una experiencia inolvidable. A medida que me acerco, puedo sentir la vibración en el aire; una mezcla de emoción y nerviosismo que me recorre.

La pista de baile es un torbellino de energía; cuerpos se mueven al ritmo de un beat contagioso y las risas se entrelazan con los acordes electrónicos. Las luces alumbran los cuerpos de las personas.

- Henry, esto va a ser grandioso -le digo mascando mi chicle.

- Sí, pidamos unas bebidas mientras esperamos a Jack -expresa Henry.

- Me parece buena idea, chaval -digo moviéndome hacia la barra.

Nos sirvieron algunas bebidas y el sabor dulce y burbujeante del cóctel se deslizaba por mi garganta, dejando una sensación refrescante.

Después, salté a la pista de baile y me encontré con una chica de cabello rojo. Era como un chicle pegado a mí, ¡y no había forma de despegarla! Cada vez que intentaba hacer un movimiento suave, ella se movía en la misma dirección.

Le hice una seña a Henry para que me salvara de esta chica que estaba completamente embobada conmigo. Él captó la señal.

- ¡Buenas, buenas! Tía, ven, te enseñaré un lugar muy particular -dice Henry.

Finalmente, pude deshacerme de ella...

Henry regresó:

- Ostras, tío, me salvaste de esa loca. ¿Qué hiciste? ¿Dónde la llevaste?

- Solo llamé a un taxi y le dije que la llevara a casa. Estaba muy borracha y una amiga se fue con ella. Tienes que tener cuidado con las chicas con las que te ligas -informó tomando un trago.

- Entiéndeme, Henry, no es fácil ser el chico más apuesto de la universidad -digo sarcásticamente.

Miro hacia la entrada de la discoteca:

- ¿Qué mierda están viendo mis ojos? -digo sin apartar la mirada de las chicas.

"Inevitablemente Enamorados"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora