— ¿Hermoso?
Zhan inclinó su rostro hacia la mano del castaño buscando mayor calor. Su sonrisa suave y ese hambre de contacto se veían reflejados en cada movimiento.
— Y adorable.
Zhan sonrió de nuevo y Yibo no podía estar más embelesado no solo con la belleza de Zhan sino con esta forma de ser... Pocas veces una persona así había llamado su atención. Aunque siempre había sido gay, siempre se había inclinado por hombres con la misma energía que el. Sin embargo, a pesar de esta faceta on la que se presento Zhan frente a el, con ropas bonitas y sensuales. Era evidente, que el pelinegro no solo era más alto sino que tenía un cuerpo construido, a diferencia de Luhan y los hombres que tipicamente vestian así que eran bastante delgados.
— Esto quiere decir que todavía tengo una oportunidad.
Zhan seguía sonrojado, no sabía cómo calmar su corazón. Era la primera vez que tenía este tipo de contacto con un hombre. No sabía cómo actuar... Y tampoco dejaba de pensar que pasaba si su padre lo descubría. El temor estaba latente en cada palabra...
— Solo hoy. Yo puedo hacer esto solo hoy...
Zhan no podía mentir. No quería hacerlo...
El castaño volvió a curvar sus labios hacia abajo con una media sonrisa. Mostrando su decepción.
— Soy Wang Yibo...
— Lo sé.
— ¿Lo sabes?
Zhan bajo la mirada. Ni siquiera podía sostenerla contra los ojos profundos en los que estaba seguro que se podía perder. Aunque fuera por esta noche.
— Quiero decir... Luhan me lo dijo hoy.
Yibo soltó una risita. Sostuvo la mano de Zhan. — Escuché eso... Solo estoy coqueteando contigo. Para ser honestos no he podido dejar de mirarte...
— Basta... Wang Yibo... — Zhan empujó al castaño sintiendo el pecho duro y no pudo creer que tuvo la osadía de postergar el empujón conservando su mano en el pecho... Deslizandola levemente. Por todos los cielos, el iba a morir ahí. Yibo no solo era un hombre guapo, sino que se asemejaba mucho a aquello con lo que había fantaseado desde que su interes sexual había despertado.
— Puedes llamarme Yibo. — Yibo puso su otra mano sobre la de Zhan y la deslizó más hacia el estómago, al ver el rostro del pelinegro. Ese brillo placentero... Zhan contuvo el aire, podía morir ahí mismo. Estaría feliz. Esto era más de lo que jamás se imagino que un día podría llegar a vivir antes de que tuviera que matar a este chico que no cumplía nada las expectativas de su padre. El... El se volvió ambicioso y deslizó su mano por alrededor.
A Yibo no le molesto, la mano sobre su abdomen, su pecho... Los dedos recorriendo las líneas de sus venas... Hasta que Zhan llegó a su manzana de adam...
— Podría lamerla... — Casi que gimió acariciandola con la punta de los dedos.
Zhan pasó entero y luego se cubrió la boca. Que demonios acababa de decir...
Yibo se acercó un poco más a el. Impulsado por la caliente confesión, tomó la mano de Zhan descubriendo sus labios.
— Yo no quise decir eso... Por favor no le digas a nadie.
Yibo entrecerró los ojos. ¿A quién le iba a decir? ¿Por qué lo haría?
— Puedes decir lo que quieras. — Con la mirada en los labios de Zhan. Susurró con voz profunda. — Aquí... Puedes hacer lo que quieras.
El pelinegro dejó salir un bufido. — En realidad no.
— Está bien... Podemos solo bailar. — Está vez libero las manos de Zhan y se hizo a su lado. Con una sonrisa. — Podemos seguirnos tocando... Aunque me encantaría que hicieras eso que dijiste.
Zhan bajó la mirada. De nuevo parecía abrir un hoyo en el piso. — ¿Puedes dejarlo pasar?
De nuevo Yibo curvó sus labios. Zhan encontraba el gesto muy lindo. Cada que lo hacía sentía un impulso por morder esos bonitos labios que parecían dos trozos de melón. Tal vez estaba exagerando. Yibo era el único hombre con el que había coqueteando en su vida... El único con el que lo haría y solo por hoy.
La tristeza hizo que su estómago se apretara mientras se imaginaba por un instante que podía salir con Yibo. Podía tomar lo que quería y podía repetir.
— ¿Quieres bailar?
— ¿O solo quieres quedarte aquí? Puedo traerte algo para....
— ¿Estás bien? — Preguntó Yibo después de que Zhan no contestara.
— ... Yo solo me distraje.
— Oops. No me digas que te estoy aburriendo. Porque yo no lo estoy. — Yibo estaba siendo honesto. Su sangre era bombeada rapidamente con cada aproximación y con la anticipación sobre toda esta situación.
— Claro que no.
Ambos se recargaron en la pared... Mirando al cielo... El silencio era cómodo y la conversación entre tantos, se volvió pausada...
Zhan de repente no se sintió obligado a hablar o a comportarse de alguna manera. Se sintió tranquilo, como cuando solo estaba a solas en su habitación y eso lo hizo mirar a Yibo de reojo. ¿Qué clase de persona era Yibo para que el se pudiera sentir así?
— Como no me puedes decir tu nombre. Tenemos que buscar una manera de llamarte. ¿Qué tal... Conejito?
— Oh cielos no... Suena ridículo. Mi mamá solía decirme así cuando estaba en la primaria. Tengo un trauma con eso y con...
— Zhan se negó a seguir hablando, el castaño no exigió nada más... Y con el impulso de antes sostuvo la mano de Yibo a un lado. Casi escondiendo el crimen entre ellos.— Baobei... Es mejor que un nombre falso. — Yibo estaba besando de nuevo sus nudillos y Zhan no pudo objetar nada. Nunca tendría un novio que le llamara de forma dulce, pero si Yibo lo hacía por esta noche. El seguro podría atesorar el recuerdo.
— Creo que te gusta...
— Lo haces...
Las miradas de ambos se encontraron de nuevo suspendidas en el aire. Zhan no podía entender como esta necesidad se estaba volviendo tan insoportable. Había conocido a Yibo por menos de una hora y el... Rogaba que las estrellas se alinearan en este planeta para que un día pudiera saber que pasaría si...
Arrancó la mirada de forma dolorosa entre ambos y parpadeó varias veces cuando la humedad amenazó.
Zhan tembló levemente de impotencia. Yibo se quitó su suéter y lo cubrió... Zhan olió la colonia de Yibo y apretó la prenda contra el. Sintiendo el calor.
— Gracias.
— Por supuesto. ¿Quieres bailar? Ahora el que necesitará un poco de calor soy yo.
— Soy terrible...
— No puedes ser tan malo.
El castaño se separó de la pared y estiró su mano. — No necesitamos ir adentro.
Zhan lo pensó por un instante y luego aceptó. Como si no fuera suficiente todo lo que había sentido, ahora ambos estaban tan cerca... Las manos de Yibo empezaron con un toque débil casi imperceptible, pero terminaron pasándose en su cintura, poniendo sus cuerpos el uno contra el otro. Zhan podía solo morir ahí.
Esto era lo único que quería en la vida.
Llegar a amar a un hombre. Alguien que cuidara de él y sobretodo con quien no tuviera que fingir ser alguien quien definitivamente no era.