Capitulo 4

4 1 0
                                    


Si no me iba de allí inmediatamente, ese bolígrafo que Choi Je-ha tenía entre las manos iba a terminar clavado en mi garganta.

En el DM que me había enviado el conocido de Cha Eun-sung, venía adjunta una foto del baño público donde trabajaba Choi Je-ha.

Gracias a esa imagen, me enteré de que Choi Je-ha tenía un trabajo de medio tiempo en el restaurante anexo al baño, así que, no me lo pensé dos veces y me presenté allí, lo que me llevó a encontrarme con Choi Je-ha dos veces en un mismo día.

—Ya ves. ¿Será el destino? Como sea, es un gusto verte de nuevo.

Choi Je-ha era pobre. Su abuela, que se ganaba la vida recogiendo cartón, había caído enferma hace poco y eso lo había obligado a conseguir otro trabajo de medio tiempo, por lo que, mientras sus compañeros iban a academias o clases particulares después de la escuela, él tenía que trabajar sin descanso. No obstante, lo más impresionante era que, a pesar de todo, él seguía manteniendo el primer lugar en su clase.

—¿En serio? A mí me parece una mierda.

—Venga, hombre, ¿por qué hablas así? Entre amigos no deberías ser tan grosero...

—¿Qué tonterías vienes a soltar ahora...?

Justo cuando me devanaba los sesos pensando en cómo explicarle mi situación actual, Choi Je-ha me dio el espacio para hablar, oportunidad que aproveché sin dudarlo.

—Déjame quedarme a dormir en tu casa.

La boca de Choi Je-ha, que se había quedado abierta y muda por un momento, se movió para articular:

—Estás loco.

Acto seguido, me miró como si fuera un caso perdido y soltó un suspiro de resignación.

Lo entendía perfectamente. Era comprensible que reaccionara así, considerando que hasta hace poco le había soltado toda esa basura sobre los sueños y demás, y ahora aparecía de nuevo pidiéndole alojamiento. ¿Cómo no iba a quedarse pasmado?

Yo tampoco esperaba que este sueño se alargara tanto. De haberlo sabido, jamás habría dicho semejantes estupideces dignas de un quinceañero con delirios de grandeza.

...Sin embargo, Choi Je-ha, tienes que entender que mi situación es desesperada, por lo que no me queda más remedio que hacer caso omiso a tu desconcierto.

—En vez de quedarte mirándome, ¿podrías darme una respuesta? Un sí o un no, lo que sea.

Choi Je-ha tenía diecinueve años en este momento. Teniendo eso en cuenta, el hecho de que trabajara hasta las doce de la noche significaba que seguramente había mentido sobre su edad para conseguir el trabajo, ¿no?

Aunque fuera un tanto cobarde de mi parte, mi alojamiento estaba en juego. Por eso, planeaba pasar la noche en casa de Choi Je-ha a cambio de guardar su secreto. Ah, por supuesto, si el sueño terminaba antes, no llegaría a quedarme ni un día completo.

Desde su punto de vista, seguramente ya estaba harto de tener que ver a Cha Eun-sung todos los días. No obstante, para mí era la primera vez que me encontraba con Choi Je-ha, y en este momento, él era la única persona en quien podía apoyarme. Por eso, ya que nos habíamos encontrado de esta manera, mi intención era llevarnos bien durante este día, o al menos hasta que mi sueño terminara.

Ajeno a estas circunstancias, Choi Je-ha volvió a meter la mina del bolígrafo con un clic. Luego, sin haber tomado mi pedido, se dio la vuelta y se marchó.

—¿A dónde vas? Te estoy pidiendo que respondas.

—Me parece que ya respondí lo suficiente.

—¿Cuándo lo hiciste?

Las CaléndulasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora