AGAIN HERE - BENJ NIELSEN © [Incoming Movie]

IV. Presentadose

AGAIN HERE
A Benj Nielsen fanfic
IV. Presentandose
Marionette~ ft. Benj
© Alexa

La vida de Marionette en preparatoria no era tan desastrosa como ella misma lo imaginó, sabia que en parte era por Emilie, cuando la conoció, no sabía ni se imaginaba lo conocidas que eran las hermanas Aurienna, pues justo después de su primer día, cuando la rubia emocionada decidió seguirla en Instagram, cayó en cuenta el poder qué tenían, aunque al principio lo haya ignorado.

Ahora, en intermedio de clases, se dirijan al auditorio escolar, se estarian realizando las audiciones para los clubes, y aunque por el bien mental de Marionette, Emilie no le habia comentado lo publico que era el evento, la estaba apoyando, mientras que Marionette estaba hecha un manojo de nervios, ella confiaba en su elásticidad, pero le preocupo el hecho de que cada vez entraban más personas, atinó a ver a su mejor amiga con una mirada de desespero mientras ella iba a las bancas, con una sonrisa y dos pulgares levantados.

- Rápido, chicos, no llegaremos a ver -Dijo Benj apurado.

- Por que necesitamos venir aquí, pudimos ver solo los resultados -Menciono Connor cansado.

- Tiene razón Benj, todos lo populares vienen y si tienes suerte una porrista se puede enamorar de ti, eso te hace ver muy cool.- habló Koosh, el pobre chico seguía buscando la aprobación de su hermano, y parecía no cansarse de eso.

Los días habian sido muy raros para el menor de los Nielsen, desde el encuentro en Química siempre se sentaba juntos en cada clase que tuvieran, las conversaciones eran pocas, solo uno que otro saludo o despedida, acompañada con una sonrisa que lo hacia sonrojar instantáneamente, su mente ahora divagaba solo en Marionette y aunque veía de vez en cuando a Bailey, no le era tanta la atención que le prestaba como lo hacía a su vecina, sus amigos notaron esto, bueno al menos Connor, quien se encontraba igual o peor pero por Emilie.

Ni bien llegaron al auditorio, corrieron a las bancas, sentándose apresuradamente en una de las más bajas, tuvieron suerte de que nadie les reclamó, pues existía la creencia de que los de primero se debían sentar en el piso.