Lista de odio

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Capítulo 4

Todos tenemos una lista de cosas que odiamos. O al menos, en mi mente, todos la tienen. Esa lista en la que enumeras las cosas que realmente detestas, aquellas que, hagas lo que hagas, nunca amarás ni soportarás. La lista de Kiara Hendrix se compone de solo tres elementos:

1. Helado de chocolate (solo el helado).
2. Insectos.
3. La casa de su padre.

Hay muchas cosas que odia, pero ninguna lo suficientemente relevante como para ocupar un lugar en su lista. Tal vez con el tiempo esta crezca, pero por ahora me consuelo pensando que en mi vida solo existen esos tres odios.

—¿Por qué odias tanto esta casa? —me preguntó una vez Alicia, mientras ambas contemplabamos la mansión desde el coche.

Yo me encogí de hombros, mirando hacia el imponente edificio.

—No es solo la casa. Es lo que representa.  —respondí sin emoción .

— La gente tiende a pensar que tener una gran casa es sinónimo de felicidad. Pero, ¿qué pasa si no hay nadie con quien compartirla?

Alicia frunció el ceño. —Pero tiene que ser increíble vivir aquí. ¿No tiene todo lo que la gente sueña? —su respuesta falta de emoción me hizo reír suavemente.

Ella ya estaba acostumbrada a vivir en lujos desde temprana edad. Por eso no lograba entenderme lo suficiente, al principio.

—Eso es precisamente el problema —repliqué, con una risa amarga—. Si me hubieran dado esta mansión hace unos meses, cuando mi madre aún estaba viva y llena de luz, tal vez sería perfecta. Pero nada resulta como queremos. Y este es el caso perfecto. Aunque sea una gran casa, lo único grande para mí es la soledad de su interior.

Alicia me miró, comprendiendo el dolor en mis palabras. —No odias la soledad, ¿verdad?

No la odio, pero...

—No, pero cuando convives tanto tiempo con ella... termina agotándote —respondí, agotada tanto físicamente como mental.

~◇~

Alicia entendió que debía dejar de preguntar. Conocía a Kiara Hendrix desde hace unas semanas, pero a veces pensaba que habían sido amigas de toda una vida. Solo que aún le faltaba cosas por comprender de ella, cosas que le tomarían tiempo. Pero lo lograría.

~◆~

''Si ahora mismo le preguntaran a Kiara: “¿Eres feliz?” Ella diría un rotundo “sí”, pero sería una mentira. Porque cada vez que cruza la puerta de entrada de esa gran casa, comienza su infierno personal."

Antes de poner siquiera un pie en el porche de entrada, la puerta se abre de par en par, revelando a Orasio.

¿Quién es Orasio? —te preguntarás.

Orasio es un entrañable anciano que, a menudo, se comporta como un cascarrabias. Sin embargo, detrás de esa fachada ruda se esconde un corazón amable que ofrece galletas de mantequilla a chicas que lloran en un lustroso jardín. Es, además, el mayordomo de mi "querido" padre.

Suspiro internamente. Nunca me acostumbraré a que hagan cosas por mí. Lo odio.

—Buenas tardes, Orasio —saludo al concluir la subida por las pocas escaleras del porche.

—Buenas tardes, señorita Hendrix —responde él con una formalidad que me resulta exasperante.

Ahí va de nuevo...

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