•Epílogo•

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—Estoy muy nervioso—menciona Adrien.

—¿Te preocupa la apuesta? Te entiendo, $200 están en juego—digo recostada en la camilla en el consultorio de la ginecóloga. Adrien está sentado a mi lado, esperando a que la doctora aparezca—Y sabes muy bien que perderás. Será otra niña.

—Está vez siento que es distinto—menciona—es un niño. Tu serás quien pierda esos $200 dólares.

Río por lo bajo. Estoy por responder cuando aparece la ginecóloga en la habitación.

—¿Están listos para conocer el sexo de su bebé?—cuestiona.

—Si—respondemos al mismo tiempo.

Ella ríe y comienza a aplicar ese frío gel en mi vientre.

—Está muy bien escondido—dice, mientras pasa el aparato por mi vientre y observamos la pantalla—es... una niña.

La quijada de Adrien queda completamente abierta, se ha quedado inmóvil y yo solo puedo reír ante su reacción.

Sé que sea cual sea el sexo del bebé, él lo adorara.

La ginecóloga se queda en silencio por unos segundos, y noto que frunce el ceño.

—Oh, por Dios—menciona la ginecóloga en un susurro.

—¿Sucede algo?—pregunta Adrien, preocupado.

—Me temo informarles que... son dos.

—¿Cómo que dos?—pregunto, confundida, observando la pantalla con atención—en mis chequeos pasados nos mostraba solo uno, ¿está segura?

—Muy segura—responde—aquí está uno—señala en la pantalla—y el otro en esta otra bolsa—señala con su dedo—son mellizos.

De pronto, escucho como Adrien cae al piso, desvaneciéndose.

—¡Oh, por Dios!—se exalta la doctora.

—Es normal—río—sucede con frecuencia.

Aún así, la ginecóloga le auxilia y en cuestión de segundos logra reaccionar.

—¿Se encuentra bien, señor?—le cuestiona.

—Estoy bien...—responde—es solo que me ha tomado por sorpresa.

—Bien... como les decía, se trata de mellizos. Por lo cual Leah, debes de tener mucho cuidado. Debes de cumplir todos las instrucciones al pie de la letra, llevas dos vidas en tu vientre.

—¿Eso quiere decir que tendremos dos niñas?—cuestiona Adrien.

—Considerando que ya son padres de una niña, en casa tendrá dos niñas... y un niño.

—¿A que se refiere?—cuestiono.

—Leah, estás esperando un niño y una niña—sonríe.

Los ojos de Adrien se humedecen y noto como las lagrimas caen por su rostro. Mis ojos hacen lo mismo. Sujeta mi mano con fuerza y comprendo eso que dijo alguna vez. Todo llega en el momento indicado.

Mi familia está creciendo. Y ambos hemos perdido $200 dólares.

(...)

Hoy celebramos el cumpleaños número uno de nuestros mellizos; Juliette Pence y Jack Pence. Rodeados de toda nuestra familia y nuestros amigos en nuestro jardín.

Adrien se ha convertido en el padre más sobre protector del mundo, y lo comprendo, tiene dos hijas preciosas. Ha enloquecido completamente y ha hecho compras compulsivas para Jack. Compró una portería para fútbol soccer y el pequeño Jack recién comienza a caminar.

—Es hora de soplar las velitas—digo, sosteniendo a Jack en mis brazos.

Adrien se acerca con Juliette en brazos, y juntos nos colocamos frente al pastel, con America colocándose en el centro.

Encendemos y apagamos las velas, pidiendo un deseo antes de hacerlo.

—Que esto sea para siempre—pienso, cerrando los ojos.

Abro los ojos, y observo a mi alrededor. La vida fue realmente buena conmigo.

Nos queda mucho camino por recorrer, muchas pruebas que superar, pero también muchas risas que compartir. Esto no es el fin, es solo el comienzo de una vida llena de aventuras.

 Esto no es el fin, es solo el comienzo de una vida llena de aventuras

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Misión: no enamorarse de Adrien PenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora