Esa fue mi extraña sensación durante dos largos años, sentía como una mirada intensa, fría y penetrante se clavaba en mí cada vez que salía de aquel edificio en el que había vivido, desde que tengo memoria. Me llamo Jerry y aunque mis apellidos poco importen los tengo, digo que no importan porque en realidad nunca conocí a mis padres, tampoco he hecho nada por buscarlos y mucho menos he preguntado quien me trajo a este orfanato cuando ni siquiera sabía caminar, todos mis recuerdos o por los menos los pocos que tengo de mi niñez son a partir de los 10 años.
Recuerdo aquel día justo cuando los cumplí, todos los niños me habían hecho regalos, muchos de ellos los pocos juguetes que tenían, su postre, ser mis sirvientes todo el día solo por el mero hecho de que era mi cumpleaños, recuerdo también aquella cuidadora estricta, seria y que nunca decía nada, simplemente se quedaba a un lado, observando a todos pero no, su mirada no era la que me tenía nervioso todo el día, incluso el día de mi cumpleaños.
Era una mirada extraña que venía de algún lugar que ni siquiera yo mismo sabía cual era, ese día alguien llegó al orfanato, era un militar, galardonado, con un traje elegante, medallas a un lado de su pecho y como acompañante traía a otro que por su aspecto tenía que estar muy por debajo del primero, aquel tipo entró para hablar con la directora mientras su acompañante se acercó a nosotros, que estábamos sentados devorando literalmente aquel pastel de chocolate que todas las cuidadoras habían hecho. La mirada del uniformado se posó en mí, era una mirada rara, como si me conociera, como si quisiera acercarse a mí y decirme algo que yo desconocía, o quizás la opción que quedaba para esa mirada era la que hacía que mi piel se erizara, que su mirada fuese así porque en realidad lo que sentía al mirarme era lastima, si yo en este momento supiera lo que él sabía ese día, también mi mirada hubiese reflejado lastima y no precisamente por ver a un niño el día de su cumpleaños sin sus padres.
Pero la mirada de ese tipo tampoco era la que me torturaba, creo que llegué a obsesionarme tanto con las miradas que no podía dejar de analizar cada una de ellas que se posaba en mi ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con que finalidad? ¿Me conocerá? Y una pregunta que me raspaba la garganta cada vez que me la hacía a mí mismo ¿será mi padre? ¿Será mi madre? Preguntas que dejé de hacerme el mismo día que mi vida cambió.
Por la tarde como regalo nos llevaron a un pequeño parque de atracciones que había llegado a la ciudad, fue genial, nos subimos en la montaña rusa, en toda atracción e incluso en esas que nos prohibieron subir nada más llegar al recinto, las horas se paraban rápidas mientras disfrutábamos como niños que éramos hasta que la noche nos cayó encima.
Las cuidadoras nos gritaban y nosotros intentábamos estirar más esos segundos de libertad que sentíamos al estar fuera de aquel orfanato viejo, polvoriento y que olía a cerrado. Justo cuando los últimos niños salían corriendo resignados a que no podrían durar más escapando, la descubrí por entre los árboles del bosque que había justo frente al parque de atracciones, no veía a nadie, no había nadie, ni un hombre, ni una silueta, solo árboles y arbustos, pero aquella mirada venía de ese lugar, algo de él me llamaba, algo quería de mí, el miedo se apoderó de mi cuerpo, cada vez que miraba fijamente en esa dirección, sentía esa mirada más cercana, más fría, sentía como se acercaba más y más cuando....
— ¡Jerry! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?— La más joven de las señoritas que nos acompañaban posó su cálida mano en mi hombro para hacerme salir de aquella especie de trance en el cual estaba sumido, necesitaba saber lo que era, lo que se ocultaba en aquel lugar, pero ya era tarde y no podría escaparme, pero lo haría, descubriría lo que deseaban de mí y lo más importante era ¿Quién lo deseaba?
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¿Has tenido la sensación de que alguien te está observando?
HorrorJerry ha vivido desde que tiene memoria en un orfanato, dicho lugar esta lleno de intrincados secretos, oscuros misterios que aparecen en cada rincón. Una caja, un bosque, miradas, niños que desaparecen ¿Realmente tendrá un final feliz esta historia...