Un Simple Pony

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La mañana era tranquila y serena, el amanecer pintaba el cielo con tonos suaves.

Estaba en la copa de un árbol en el parque cercano al cementerio, sosteniendo una taza de té de hojas de limón de una cafetería local. Sin internet ni videojuegos, había encontrado consuelo en observar el amanecer y disfrutar de mi té de hojas de limón, un hábito que adquirí en mis primeros días en este mundo.

Suspiré, bajando la cabeza. Recordar aquellos tiempos de ingenuidad dolía, como una cuchilla clavándose en mi pecho. Llegué sin nada, y cuando logré levantarme, lo perdí todo de nuevo.

Aunque eso ya había pasado tiempo, el recuerdo de la perdida aun dolía.

— Volvemos a donde comenzamos — dije para nadie en particular, ya algo acostumbrado a todo esto.

Moviéndome un poco y acomodándome en el árbol, justo cuando estaba por terminar mi taza de té, un sonido inusual rompió el silencio. Me puse alerta al escuchar un crujido entre los árboles.

— ¿Quién anda ahí? — susurré, sin esperar respuesta, solo virando entre las copas de los árboles cercanos y los techos de las casas al fondo.

Aunque sabía que era poco probable, los ponis del lugar preferían evitar el cementerio, aún estaba el problema de los pegasos que pasaban de vez en cuando volando.

Pensando en eso bajé del árbol rápidamente, mi corazón latiendo con fuerza. No podía permitirme el lujo de relajarme demasiado.

Saliendo con un paso rápido me moví, aun nervioso por ese sonido extraño.

Siguiendo mi paranoia conmigo, me dispuse revisar los "depósitos de agua", los artefactos de emergencia almacenados y la carne almacenada en toda la ciudad. Todo esto no solo para mantener un plan B en caso de emergencia, agrega el hecho de también tener una buena segunda identidad, por supuesto.

Afortunadamente, no parecía que hubiera ocurrido algo importante, así que, con esa idea en mente, me dirigí a hacer mis paseos por la ciudad.

Aun teniendo un poco de ansiedad en mi ser.

Volviendo a mi refugio en las alcantarillas, tome los necesario, en dirección a un lugar común.

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— Buenos días, señora Blossom, ¿en qué puedo ayudarle? — dije sonriendo al ver a una anciana acercándose a mí. Ella tenía el pelaje gris plateado y llevaba unos pequeños lentes de montura dorada, que brillaban a la luz del sol matutino. Vestía un abrigo de lana burdeos que parecía algo viejo, acompañado con un sombrero de fieltro a juego, adornado con una pequeña pluma.

Su bufanda de lana, en tonos de rojo oscuro y morado, le envolvía el cuello como un cálido abrazo, mientras que sus alforjas de cuero estaban llenas de paquetes envueltos con bastante esmero junto con algunas frutas frescas.

Por lo lleno y abarrotado de las alforjas parecían ser un cofre del tesoro en miniatura.

Me encontraba en un mercado de segunda mano, un lugar vibrante lleno de puestos coloridos, de todo tipo.

Debido a mi olfato mejorado, el aire estaba impregnado con una mezcla de olores mixtos que podría determinar qué cosa era cual.

Desde el aroma de muebles y ropa usados hasta el dulce perfume, golosinas y el penetrante olor de productos de limpieza. El mercado ofrecía una gran variedad de artículos, desde juguetes antiguos hasta piezas únicas de coleccionista.

La prosperidad del mercado se debía a la ausencia de reglas y restricciones en las ventas. El lugar estaba abarrotado de ponis, creando un ajetreo constante que al principio resultaba un poco abrumador.

MLP fanfic Cuando el Brillo se ApagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora