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Jeongin y Felix estaban sentados juntos comiendo, en aquella respectiva habitación con poca iluminación.

Las paredes de piedra rugosa parecían cerrarse sobre ellos. La única luz provenía de una pequeña rendija en la parte superior de la puerta. Jeongin estaba sentado en un rincón, sus ojos cansados y su cabello enmarañado. Felix, otro cautivo, se apoyaba contra la pared opuesta, observando a Jeongin con curiosidad, ya van varias noches que Jeongin se mostraba cansado. Y eso también lo hizo pensar que ha compartido muchísimo tiempo con el otro cautivo, pero no sabía en realidad muchas cosas de él.

Felix rompió el silencio.

—Innie, ¿alguna vez conociste a tus padres?

Hablo con aquella respectiva voz sutil, físicamente debería estar bien, pero aquella heridas vendadas parecían malditas porque no querían sanar. Al igual que su débil mente, no se recuperaría fácil de todos los maltratos. Por eso la voz de Felix sonaba calmada y baja, como si no quisiera ser descubierto...

Jeongin levantó la mirada, sus ojos sin tanto brillo reflejando tristeza.

—No, nunca los conocí. Murieron en un desastre natural cuando yo era solo un bebé.

—Osea, literalmente...

Jeongin asintió a las palabras que ya sabía que diría Felix.

—Fui criado por mi hermano. Él siempre me contaba historias sobre ellos, pero siempre me sentí como si estuviera viviendo en un mundo ajeno al suyo. ¿Extraño verdad?

Felix asintió, como si entendiera.

—Yo a estás alturas siento como si también hubiera perdido a mis padres, hace tanto no los veo... —Se acercó a Jeongin gateando y se sentó a su lado.

Jeongin solo lo miro, instó una sonrisa y se recostó de su regazo con cuidado de no lastimar al pecoso.

—Jeongin, eres muy confiado.

—Me gusta estar cerca de ti, Felix, me siento menos solo.

Félix sonrió tristemente y acaricio el cabello del ojos razgados, estaba largo ¿Hace cuánto no se corta?

Ellos mantenían una relación bonita, el haber compartido tanto tiempo bajo abusos los hizo crear un vínculo fuerte, no romántico, no tenían tiempo para eso. Pero si un vínculo que los hacía sentirse cómodo con el otro.

—¿Sabés por qué yo y Chris estamos aquí?

Felix negó con la cabeza, nisiquiera se había puesto a pensar en eso. Todos estos años ha estado solamente existiendo, sin preguntar mucho, como, cuando, dónde y porqué.

—No tengo idea ¿Por qué?

Jeongin suspiró.

—Nuestros ante pasados hicieron un trato con una bruja. Hace años, cuando la hambruna los asolaba. Hicieron un pacto desesperado a cambio de dinero comida y prosperidad—miro a Felix y continuó—Predijeron que nacerían dos hijos en una de las generaciones que estos vayan creando...

Jeongin suspiro, viendo la pequeña ventana que mostraba luz solar dando un poco de iluminación a la habitación.

—Todo trato tiene un precio, Felix. El precio éramos nosotros—guardo silencio un momento —. No sé si me explicó.

Felix frunció el ceño, prestando atención a Jeongin.

—¿Qué precio?

El de pelo negro miró sus manos mientras pensaba en las palabras adecuadas para seguir.

—Esa bruja nos lleva a nosotros, los hijos. Nos necesita para algo, y literalmente por ello nacimos.

Felix lo miró directamente sintiendo cierta curiosidad.

—Y..hay algo más: yo no soy de este tiempo. Vengo de una realidad futura. Fui arrastrado atrás por ese trato, y ahora estoy atrapado aquí.

Los ojos de Felix se abrieron con asombro.

—¿Una realidad futura? Eso es increíble. ¿Cómo sucedió?

Jeongin sonrió con tristeza.

—No lo sé. Un día estaba en mi mundo, y al siguiente tome la mano de un extraño... Quizás vaya más allá de todo, hay un trasfondo más fuerte que el hacernos sufrir.

—¿Cómo qué?

—Quizas, todo esto sea una profecía, o este altamente destinado para un propósito importante en este mundo.. Solo debemos averiguar de dónde y porqué.

Los dos prisioneros se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos. El aire estaba cargado de misterio y la comodidad de ellos dos.

Todos implicados en esta historia estaban unidos por un destino incierto, y solo el tiempo revelaría qué les esperaba.

Ooh, Jeongin que muchacho tan inteligente...

Él está conciente de la profecía de la dama camelia...

Él está conciente de la profecía de la dama camelia

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Se cuenta una historia de hace muchos años...

En los rincones más sombríos de nuestro mundo, donde la realidad se entrelaza con la magia, se cuenta la historia de dos padres desesperados. La hambruna asolaba su pequeña estadía, y la sombra del rey del mal se cernía sobre ellos. Sin esperanza, hicieron un trato con una bruja cuyos ojos brillaban con una malévola inteligencia.

La bruja, esposa del rey del mal, les ofreció una solución: a cambio de su lealtad, les daría dos hijos. Y ellos harian generaciones por separado. Los padres, desesperados y sin otra opción, aceptaron. Así siglos después nacieron Christopher y mucho después Jeongin, hermanos destinados a un futuro oscuro, solo porque su propio destino llegó tarde. Quizás si habría llegado a tiempo no serían ellos los de esa generación que se encontrarían envuelto en esa profecía, aquella desdicha que ahora será así. Porque él destino no planea abandonar sus planes, y hará cumplir lo que él quiere como mejor dicte para él.

Como cualquier trato, tenía un precio.

Cuando los padres murieran, como todos los anteriores, alguien aparecerá para llevarse a los hermanos un tiempo después.

Entonces, la bruja anciana le entregó una cruz de plata, un amuleto que prolongaría su tiempo en este mundo a el niño Christopher. Solo si mantenían la cruz cerca, podrían retrasar su inevitable destino, el cual luego fue forzado porque justamente llegó tarde.

Los años pasaron, y Christopher y Jeongin crecieron en la ignorancia de su verdadera naturaleza. La cruz siempre colgó en el cuello de Christopher, y este se la paso a Jeongin en cuanto cumplió 15 años.

Chris, veía aquella cruz como el recuerdo de una historia mágica que una vez le contaron.

Aunque realmente era una carga invisible que los ataba a ambos al reino del mal.

Su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin.

Así comenzó la historia que traspaso tiempo y realidades, tejida con hilos de magia y sangre...

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐿𝑎𝑠 𝐸𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora