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Pasaron muchos días...

El regreso del príncipe Hyunjin a Altanasia fue un evento que dejó a todos los habitantes del reino boquiabiertos. Después de varios meses de ausencia, su figura imponente y su mirada llena de misterio se alzaron sobre las murallas del castillo.

A su lado, los fieles compañeros Chris, Seungmin y Jisung, el espadachín y el pirata, respectivamente, compartían su triunfal regreso, al igual que aquel chico de mejillas regordetas, sin ningun dote mágico visible aún.

Las campanas de la ciudad sonaron en su honor, antes no iban a dejar pasar ambos barcos pero terminaron haciéndolo cuando Hyunjin salio de uno y dio esa orden.

—Necesito que habrán paso y dejen pasar ambos barcos, si levantan las espadas contra mí, sepan que no la tendrán fácil..

Christopher y Seungmin junto a los demás miraron a Hyunjin con una sonrisa, realmente se estaba esforzando. Él no hablaría de esa forma...

¿O si?

La gente se agolpó en las calles para ver al príncipe que había desafiado los confines de su reino en busca de respuestas.

Obviamente, Hyunjin cuando fue a la capital del reino por primera vez nadie lo reconoció, porque nadie lo había visto. Pero está vez, con su "secuestro" sus padres sacaron las pinturas de su imagen a la vista de todo el reino y mostraron la apariencia inigualable del príncipe, pidiendo que si vuelve nuevamente hagan un escándalo que llegué hasta el palacio, y que avisen de inmediato.

Todos estaban felices y conmovidos con la presencia de Hyunjin, a pesar de que a su lado estaba Christopher, el que invadió el palacio y lo llevo con él. La gente los miraba, y se preguntaban quienes era el castaño y el que vestía de negro.

Un caballero, con armadura reluciente y espada desenvainada, se adelantó hacia ellos. Sus ojos se clavaron en Hyunjin, y su voz resonó en el aire.

—¡Príncipe Hyunjin! ¿Qué haces aquí con estos forasteros?

Hyunjin, con calma y dignidad, respondió, con aquel sutil tono sereno.

—Este es el espadachín Seungmin—señalo—Él, el capitán Christopher—luego volvió su rostro a Jisung y sonrió—Y el es mi amigo Jisung. Vinimos en paz y solo deseamos visitar el palacio. Con urgencia, necesito hablar con mis padres.

El caballero frunció el ceño y acerco su espada amenazante, pero antes de que pudiera decir algo más, Seungmin ya había desenvainado la suya y con una gran habilidad la tumbo, luego habló.

—No busques problemas. Estamos aquí por razones muy importantes.

Christopher también se interpuso.

—¿Nos guiará al palacio o hace falta que vayamos por nuestra propia cuenta?

El guardia real, solo recogió y guardo su espada a regañadientes.

—Siganme...

—Siganme

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