la visita nocturna

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Después del frío y neblina que envolvía la academia esa mañana, el sol de la tarde se filtraba suavemente por las ventanas de la academia, bañando el lugar con una luz cálida y acogedora. Aunque hacía calor, una brisa fresca se colaba por las ventanas entreabiertas, aliviando la pesadez del ambiente y creando un contraste agradable. Jake se encontraba en la cafetería, apoyado sobre una mesa, disfrutando de un té tibio. Afuera, el cielo estaba despejado, con algunas nubes blancas flotando perezosamente, y los árboles se mecían con el viento suave que hacía danzar las hojas, ofreciendo un respiro del calor.

Jake miraba por la ventana, sintiéndose relajado, cuando sintió que su teléfono vibraba sobre la mesa.

Era Yunah, su amiga.

Yunaaah 💕:
Jake, ayúdame, por favor. Estoy en problemas.

Jake frunció el ceño, intrigado. Yunah siempre había sido un imán para los problemas, pero el tono de urgencia en su mensaje era inusual incluso para ella. Se bebió el resto del café de un trago y salió de la cafetería a toda prisa, ignorando la fina llovizna que comenzaba a caer.

Caminó hacia el edificio administrativo, donde encontró a Yunah esperándolo con una expresión de pánico que no hubiera desentonado en una película de terror de bajo presupuesto. Su cabello, normalmente ordenado con una coleta pulcra, estaba alborotado, y tenía los ojos abiertos de par en par.

— ¿Qué pasa? ¿Mataste a alguien? — preguntó Jake con una sonrisa maliciosa, tratando de aliviar la tensión.

Yunah bufó y cruzó los brazos, encogiéndose un poco. — No, pero desearía haberlo hecho, sería menos complicado. Me han castigado y tengo que quedarme aquí hasta la noche... y no quiero estar sola. — Dijo con un tono dramático, como si estuviera anunciando el fin del mundo.

Jake la miró con una mezcla de sorpresa y diversión. — ¿Un castigo? ¿Qué hiciste ahora? ¿Te pusiste de parlanchina otra vez? o ¿Le diste otra de tus teorías conspirativas a tu maestra?

Yunah puso los ojos en blanco. — ¡No! — se defendió, aunque una leve sombra de vergüenza apareció en su rostro. — Bueno, tal vez me retrasé en entregar algunos trabajos y... puede que haya olvidado uno más.

Jake alzó una ceja, incrédulo. — ¿Olvidaste uno más? Yunah, ¿cuántas veces te he dicho que dejes de ver documentales de crímenes y te concentres en tus tareas?

Yunah suspiró profundamente. — Oh, por favor, no empieces con eso. Lo sé, lo sé... pero por eso necesito que me acompañes, no quiero estar aquí sola como si esto fuera un mal episodio de Scooby-Doo.

Jake se rió, intentando parecer serio. — Ya veo, así que soy tu Shaggy ahora, ¿eh? ¿Y a quién le toca ser Scooby?

— No hagas preguntas difíciles —dijo Yunah, sonriendo levemente—. Vamos, Jake, solo esta vez. Quédate conmigo esta noche. No es que tengas grandes planes, ¿verdad?

Jake suspiró, fingiendo que lo pensaba. — Está bien, pero primero iré a casa a almorzar.

Yunah sonrió, aliviada. — Eres un amor. Nos vemos a las 8, te mandaré un mensaje para abrirte la puerta.

Jake la miró con resignación y un toque de humor en sus ojos. — Bien, pero te advierto que si me dejas solo, me largo.

— Trato hecho, Jake. — Yunah se rió, sacando su teléfono para mirar la hora. — Gracias, de verdad. No quiero estar sola aquí hasta tarde

Ya eran hora, se encontraba frente a la academia, el aire de la noche lo envolvía con una fría brisa que se colaba por su abrigo. Era la primera vez que estaba allí a esas horas, y el edificio parecía diferente, más imponente bajo la luz tenue de las farolas. Se quedó mirándolo un momento, perdido en sus pensamientos, hasta que el sonido de una puerta abriéndose lo sobresaltó.

francés - sungjake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora