Paseo Nocturno

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- A ver, empecemos otra vez desde el principio. – Dijo Seraphine tratando de comprender la situación.

-  Vamos Rosa, se supone que eres inteligente. – La peliceleste hizo un gesto de exasperación. - ¿Qué es lo difícil de entender?

La Cantante Soñadora ignoro ese comentario y continuo.

- Me sacas… No. Me raptaste de mi habitación en mitad de la noche…

- En mi defensa, tu no te duermes, ¡Te mueres! – La peliceleste alzó los brazos para darle énfasis. – Llevaba varios minutos moviéndote, bofeteándote, picándote la cara, el estómago, las tetas y la panocha. Y lo único que hacías era quitarme la mano, reírte o gemir. – Dijo sin vergüenza ni pudor. – Empiezo a creer que… ¡Gah!

Jinx había sido bruscamente interrumpida cuando un objeto pesado y contundente, específicamente un martillo, había sido lanzado hacia su cabeza y había impactado en cara, específicamente en su nariz.

- ¡Mi carita! – Chillo agudamente sosteniéndose la nariz. - ¡Rosa, así no podré hacer cara de monita joniana! – Le dijo indignada.

La joven cantante por otro lado tenía el rostro enrojecido por el enojo y la vergüenza al saber que había sido ultrajada durante su sueño, no importaba que quien hubiera hecho tan vil acto, había sido su novia.

- Como estaba diciendo. – Continúo la pelirrosa tratando de tranquilizarse y haciendo caso omiso de las quejas de la otra chica. – Me raptaste y, conociéndote, dejaste hecho un desastre mi habitación y causaste un alboroto.

- Sip. – Dijo simplemente la peliceste mientras se tocaba la nariz. – Creo que esta chueca.

- Y si bien mis padres pudieran deducir que se trataba de ti y tus jugarretas, probablemente los vecinos pensaron lo peor y avisaron a la policía.

- Seria lo correcto de pensar. – Se agarro la nariz entre los dedos y empezó a tratar de acomodarla. - ¡Ay, ay, ay!

- Suponiendo lo peor, lo cual ocurre todo el tiempo. – Suspiró mientras rodaba los ojos. – La sheriff se enteró, y como está un poquitín obsesionada conmigo…

- ¿Un poco? – Pregunto con ironía. Justo después se escucho un “crack”. – ¡AY, HIJO DE SU PUTA MADRE!

- Y te odia mas que mujer zaunita embarazada de un Piltillo que le dijo que la sacaría de la miseria, que la abandono por que ella le pegó a él una ETS; por lo que ha convocado a toda la fuerza policial de Piltover para un “búsqueda y rescate” prioridad máxima, o una tontería así.

- Pfft, lo sobre piensas mucho, rosa. – Sacudió la mano para restarle importancia, para acto seguido cerrar la ventana y cortina que tenia al lado cuando unas luces rojas y azules empezaron a parpadear en la calle.

- Aja, sí. – Dijo monótonamente. – Por lo que probablemente no pase mucho antes de que nos encuentren y esta guarida deje de ser segura para nosotras. ¿Se me olvido algo?

- Estas ligeramente colgada del techo en una posición sugerente, amarrada en el resultado de un curso intensivo de bondage de 3 meses, mientras vistes un exquisito babydoll de encaje rojo que, pueda que tal vez, o tal vez no, haya robado de una tienda de ropa demasiado “nice” como para existir; y la verdad es que todo junto hacen que mis labios chiflen. – Se acerco al rostro de la pelirrosa y le hablo en voz baja. – Y no me refiero a los que están en mi cara. – Le dijo guiñándole el ojo mientras se mordía un poco el labio y con una mano señalaba hacia debajo de si misma.

El rostro de la Cantante Soñadora enrojeció tanto como los cabellos de aquella capitana de Aguasturbias que habían visto en el muelle en una ocasión; además de empezar a balbucear cosas sin sentido y sacudirse como lombriz a la que acababan de atravesar en un anzuelo.

La Bala Perdida no pudo resistirse más y empezó a reírse a extensas de la otra chica. La pobre aspirante a cantante había dejado de moverse y hablar en cuanto escucho la risa maniaca de su novia, para mirarla con mucho enojo mientras las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos.

- ¡Oh por Dios, Rosa, ¡si pudieras ver tu ca…! ¡Gah! – Por segunda ocasión en la noche, la peliceleste había sido interrumpida por un objeto contundente en el rostro. Siendo ahora un llave inglesa el objeto en cuestión. – ¡Ok, suficiente! Maldigo el día en que te enseñe a lanzar cosas con los pies y descubrimos que eres demasiado buena para eso.

Mientras se volvía a sostener la nariz con una mano, Jinx caminaba hacia Seraphine con la intención de quitar la caja de herramientas que muy tontamente había dejado abierta a los pies de la pelirrosa cuando la colgó del techo. Sin embargo, la joven Piltilla aún no estaba satisfecha, así que con una maestría caricaturesca antes de que le quitaran su arsenal improvisado, tomo un mazo de goma dura de la caja con los dedos de su pie derecho y lo arrojó con tal destreza, que harían ver a cierta ninja de Jonia de la Orden Kinkou como un Minion.

El mazo de goma de buen tamaño había volado a una gran velocidad directo a la frente de la zaunita, impactando totalmente sin que la peliceleste pudiera hacer algo para evitarlo. Por el tipo de objeto, la velocidad a la que iba y el lugar en donde impactó, cualquier otra persona pudiera haber muerto; pero Seraphine conocía muy bien a Jinx, incluso lo de las “mejoras” que tenía en su cuerpo; por lo que realmente no estaba preocupada. La terrorista caminaba erráticamente, tambaleándose de un lado a otro mientras decía incoherencias, al menos no de las que diría normalmente, con la mirada perdida.

- ¡Finlandia! – Grito finalmente después de detenerse y levantar el brazo al aire; para después caer desmayada al piso; con la particularidad de dejar el trasero elevado.

A la aspirante a cantante no le tomo ni 5 segundos ver en la situación que se había quedado atrapada, y con su pareja desmayada, quien sabe cuánto pasaría hasta que pudiera ser, por lo menos, bajada del techo. Por lo que solo atino a decir:

- ¡Ah, bísquets!



- ¿Y bien? ¿Si o no valió la pena el que te trajera aquí? – Pregunto la chica de las coletas.

La pobre tenía vendada la cabeza y una férula para tratar de volver a acomodar su nariz chueca. Y hablaba graciosamente, como si estuviera congestionada.

- Es muy hermoso Pow-pow. – Le respondió la pelirrosa con la voz entrecortada, mirando hacia el firmamento.

Después de despertar y que se le reacomodaran las ideas, la Bala Perdida llevo a la Cantante Soñadora a las afueras de la ciudad para poder ver el cielo nocturno, ya que casualmente esa noche habría una lluvia de estrellas y no podrían ser apreciadas correctamente por las luces de la ciudad.

Estaban sentadas sobre el suelo en un claro afuera de la Ciudad del Progreso, sobre un mantel que la terrorista llevo de su guarida, mientras un pequeño reproductor, que la peliceleste había construido y milagrosamente no explotaba, reproducía algunas canciones.

- Lo sé, soy genial.

- Solo tengo una pregunta. – Dijo sin apartar la mirada del cielo.

- Dime. – Le respondió de la misma manera.

- ¿Era necesario que me llevaras en el hombro por toda la ciudad mientras sigo atada Y vistiendo de esta manera? – Finalmente miro a su acompañante con una mirada seria.

Podría haber sido ya muy tarde en la noche, pero el que su novia la llevara al hombro cual costal de papas, mientras iba vestida de esa manera tan indecente para salir públicamente, y amarrada con cuerdas de una manera tan sugerente era para huir de la ciudad, mudarse al Freljord y empezar una nueva vida como Clementina, la cuidadora de Poros.

¡Por Targón! Incluso alcanzo a ver a varios personas en la calle a esa hora, estaba segura de que la vieron, la reconocieron; y lo peor de todo, por la posición en la que iba, estaba segura que esas personas vieron partes de su cuerpo que nadie debería ver, si al caso su novia en un lugar más privado… Si es que la personita que la secuestro de su cuarto en la madrugada seguía siendo su novia al terminar la noche.

- Oye, oye, tranquila. – Dijo regresándola a ver también, poniendo sus manos arriba en señal de rendición. – En mi nada humilde, ¡PERO!, completamente verdadera defensa, si no me hubieras descalabrado la cabeza…

- ¿Mas?

- Bien hubiera tenido tiempo de desatarte y devolverte tu pijama. – La terrorista se cruzo de brazos y volteo la cara indignada. – Así que, el que estemos en el campo, mirando esta lluvia de estrellas, de nada, por cierto, mientras estas con tus nalguitas dulces al aire, es tu culpa querida. – La regreso a ver para sacarle la lengua y después volver a girar el rostro con un “hump” mientras cerraba los ojos.

Con un rostro inexpresivo, extendió su pie por fuera del mantel, tomo una piedra de buen tamaño con los dedos del pie, y demostrando una flexibilidad bastante buena, lo elevo hasta que su pie y la piedra estuvieran a la altura de su rostro, y dio un pequeño silbido para llamarle atención y que la Bala Perdida pudiera verlo.

La peliceleste apenas había regresado a verla un poco, pero en cuanto vio lo que tenia entre manos… O bueno, ‘pie’, se asustó bastante.

- ¡No, no, ya, ahí muere! – Dijo poniendo un brazo al frente, mientras que con el otro trataba de protegerse la nariz asustada.

Para Jinx, Seraphine podía volverse igual de aterradora que su suegra cuando se lo propusiera.
Asegurándose de que no la fuera a golpear la cara, saco una navaja que tenía en el bolsillo y procedió a cortar las cuerdas que la sujetaban.

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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