Adiós inesperado

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Era un día soleado en el pequeño barrio donde vivían Sunghoon y Sunoo, ambos de diez años. Eran inseparables, siempre corriendo por las calles o jugando en el parque. Aunque su amistad era fuerte, Sunghoon sentía algo más por Sunoo, algo que no entendía del todo pero que lo hacía sonrojar cada vez que lo veía sonreír.

-Sunghoon, ¿quieres jugar a las escondidas otra vez? -dijo Sunoo, con esa energía contagiosa que siempre lo caracterizaba.

Sunghoon asintió, sonriendo tímidamente. No podía evitar fijarse en cómo los ojos de Sunoo brillaban bajo el sol. *¿Por qué me siento así cuando estoy cerca de él?*, pensaba.

-¡Te apuesto a que no me encuentras esta vez! -añadió Sunoo antes de salir corriendo.

Sin embargo, la vida de Sunghoon estaba a punto de cambiar de manera inesperada. Esa misma tarde, su madre lo llamó con una voz más seria de lo habitual.

-Sunghoon, ven aquí un momento -dijo su madre desde la puerta de la casa.

Sunghoon corrió hacia ella, con el corazón acelerado por el juego, pero cuando vio la expresión de su madre, supo que algo no estaba bien.

-Cariño, tenemos que hablar. Nos vamos a mudar... -hizo una pausa, como si le costara decir las siguientes palabras- a Estados Unidos.

Sunghoon se quedó en silencio, sin saber qué decir. *¿Cómo que nos vamos?*. Su mente solo podía pensar en una cosa: Sunoo.

-¿Cuándo? -preguntó en un hilo de voz.

-En una semana -respondió su madre suavemente, intentando consolarlo-. Sé que es difícil, pero es una gran oportunidad para todos.

Esa semana pasó volando. El día de la partida, Sunghoon no tuvo el valor de decirle a Sunoo que se iba. *¿Cómo podría?*, pensaba, mientras subía al avión. Su último recuerdo de él fue la sonrisa que le había dirigido el día anterior, sin saber que no se verían en años.

---

**Siete años después...**

Sunghoon, ahora con diecisiete años, había vuelto a Corea. Después de tanto tiempo en el extranjero, el sonido del coreano en los pasillos de su nuevo colegio le resultaba a la vez familiar y extraño. Mientras caminaba hacia su aula, algo llamó su atención. Un grupo de estudiantes estaba riendo cerca de la entrada. Al fijarse mejor, su corazón dio un vuelco.

-No puede ser... -susurró para sí mismo.

Entre el grupo estaba Sunoo. Aunque más alto y maduro, su sonrisa seguía siendo inconfundible. Sunghoon sintió un torbellino de emociones. *¿Me recordará?*, pensó.

Decidido a averiguarlo, se acercó, su corazón latiendo cada vez más rápido.

-¿Sunoo? -dijo con una mezcla de nerviosismo y esperanza en su voz.

Sunoo giró la cabeza hacia él, pero lo que Sunghoon vio en sus ojos le rompió el corazón. No había ningún destello de reconocimiento. Sunoo lo miraba como si fuera un completo extraño.

-¿Te conozco? -preguntó Sunoo con una sonrisa educada, pero claramente confundido.

Sunghoon sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. *¿Cómo es posible que no me recuerde?*. Todo lo que había sentido por él, todos esos recuerdos compartidos, ¿habían desaparecido para siempre?

-Ah... no, disculpa. Me confundí -respondió Sunghoon, intentando ocultar su decepción.

Sunoo asintió, todavía desconcertado, y volvió a su conversación con sus amigos, dejando a Sunghoon parado ahí, con una mezcla de tristeza y nostalgia.

𝐄𝐥 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora