5- Más allá de las miradas

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Esa tarde en el bar

Jane

Aquel bar se sentía acogedor, con una música suave que llenaba el ambiente. Ethan, Alex y Dylan entraron juntos, seguidos por Colin, quién se había sumado a última hora. Se acomodaron en una mesa al fondo, donde las luces eran más tenues y la vista de la ventana era la mejor del lugar.

Ethan comenzó a contar anécdotas divertidas de su infancia y de los chicos, arrancándome alguna que otra risa. Pude notar cómo Alex se relajaba un poco, aunque parecía algo preocupado por lo que Ethan podría llegar a decir. Dylan, por su parte, permanecía en silencio con su habitual cara de póker.

Alex

Me alegraba que Jane se llevase tan bien con Ethan. Eso me permitía relajarme un poco. A todo el mundo le caía bien Ethan; es el típico chico gracioso que siempre trata de hacer reír a sus amigos, incluso en un mal día.

Observé a Dylan y, aunque mantenía su rostro impasible, lo conocía lo suficientemente bien como para notar que algo le molestaba. Lo vi lanzar miradas furtivas cada vez que Jane y Ethan interactuaban. Los músculos de su mandíbula se tensaban cada vez que se reían juntos. 


Ethan

Me incliné un poco hacia Jane, bajando la voz para que solo ella me oyera. —¿Te estás divirtiendo?— le pregunté con una sonrisa. Su rostro irradiaba felicidad, pero el brillo de sus ojos me decía que estaba lidiando con algo complicado. Ella simplemente asintió.


Jane

Cuando Ethan me hizo esa pregunta al oído, asentí,  pero mis pensamientos estaban en torno a Dylan. Era evidente que le molestaba cada vez que me reía o cuando Ethan se acercaba a mí. No me quitaba la vista de encima. Aproveché un momento en que Alex y Ethan estaban inmersos en su conversación para dirigirme a él. 

—Dylan— empecé, intentando captar su atención—, ¿por qué me miras así?

Me miró con su habitual seriedad, aunque parecía haberse relajado un poco. —No sé de qué estas hablando— respondió, desviando la mirada. 

Me estaba frustrando su evasión, así que insistí. —Sí lo sabes. Desde el accidente has estado distante, pero luego me defiendes como si te importara. No entiendo cuál es tu problema.

Dylan guardó silencio por un momento, Luego respiró hondo y, con un tono algo más suave, respondió. —No tengo ningún problema contigo, Jane. Mi problema es con todos los demás... y conmigo mismo.

No entendía a qué se refería, y él lo notó. Me miró directamente a los ojos antes de continuar.    —Mira, no soy bueno mostrando lo que siento. Pero no me gusta cómo esos idiotas te tratan. No mereces eso.

Antes de que pudiera responderle, Colin, siempre el bromista, llegó con una bandeja de bebidas. —¡Aquí está el refresco para los enamorados! Vamos, Dylan, ya deja de actuar como el hermano mayor gruñón.

Dylan le lanzó una mirada de advertencia, pero yo no pude evitar reírme. La tensión entre nosotros se alivió un poco, pero sentía que algo importante había quedado sin decir.

Después de un rato, Ethan se levantó para ir al baño, dejándome sola con Alex. Aprovechando la privacidad del momento, Alex me susurró:  —Jane, ¿qué piensas de Ethan?

Me quedé pensativa un momento. —Es amable. Me siento cómoda con él.

Alex me miró fijamente. —Eso es bueno.

En ese momento, Ethan regresó y se sentó, interrumpiendo nuestra conversación. —¡Vamos! ¿Por qué están todos tan serios? ¡Estamos aquí para divertirnos!

Las risas y las conversaciones continuaron en la mesa, pero vi cómo Dylan se levantaba silenciosamente y salía del bar. Sintiendo la necesidad de resolver la tensión entre nosotros, me levanté para seguirlo.


Fuera del bar

El aire nocturno era fresco, y la luna brillaba intensamente. Dylan estaba apoyado contra la pared, mirando el cielo. Cuando oyó la puerta abrirse y me vio, suspiró.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, su voz más suave de lo habitual.

—Quiero entenderte —respondí sinceramente, acercándome a él—. No sé por qué te alejas, por qué no puedes ser claro conmigo.

Dylan me miró, y por un momento, toda su fachada de chico rudo pareció desmoronarse. —Es complicado —murmuró—. Siempre ha sido complicado. Pero desde el accidente, he visto cómo luchas, cómo sigues adelante... y eso me hace sentir cosas que no puedo explicar.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza. —¿Cosas como qué?

Dylan cerró los ojos por un instante, como si estuviera reuniendo el valor para hablar. —Como querer protegerte. Como querer ser algo más que el tipo distante que todos creen que soy.

Sonreí al escuchar sus sentimientos finalmente aclarados. —Entonces, deja de serlo y se tú mismo. Si todos esperan ese chico, que se aguanten. Sé quien quieras ser.

Por primera vez en mucho tiempo, Dylan sonrió. Una sonrisa verdadera, aunque pequeña. —Tal vez pueda intentarlo.

—Estaré esperando a ese chico— respondí.

Nos quedamos en silencio bajo la luz de la luna, compartiendo un momento que sabíamos que lo cambiaría todo. Desde la distancia, Ethan y Alex nos observaban, cada uno lidiando con sus propios sentimientos en conflicto.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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