Hacerse cargo

331 38 58
                                    

Yo me mantenía inmóvil, con mis ojos cerrados y firmemente apretados, y mis manos medio en el aire, sin tocarlo.

Estaba totalmente desencajado sin saber cómo actuar frente a algo que ni remotamente creí posible.

Sí, puede que Wade siempre anduviera expresando sin pena alguna lo mucho que le atraigo (además de que ya me ha confesado lo que le pasa conmigo), pero de ahí a lanzarse de lleno a mi boca era otra cosa.

Logré reaccionar en cuanto sentí que él empezaba a mover sus labios buscando profundizar el beso al tiempo que bajaba sus manos desde mis hombros, pasando por mi pecho, hasta llegar a mi cintura, la cual apretó con suavidad para no hacerme doler.

—No, Wade —rogué cortando el beso al ver que estaba dejándose llevar, cruzando irremediablemente el límite que deberíamos mantener entre ambos —. No puedo...

Había que ponerle un freno a esto antes de que todo terminara por empeorar.

—Vamos, Pete~ —siguió buscando mis labios, volviéndolos a unir.

—¡No, basta! —lo alejé finalmente por los hombros con algo de brusquedad —. Esto está mal.

—Pero-

—Entiende —como si el colchón quemara me puse de pie y me alejé lo suficiente para evitar que algo así volviera a repetirse —. ¡No puedes hacer siempre lo que te viene en gana!

Esta situación era tan increíble que ni siquiera podía pensar correctamente. Aún conmocionado, empecé a caminar de un lado a otro para intentar serenarme y evitar decir cosas muy hirientes.

—Es que pensé que-

Se había puesto de pie también pero cuando amagó con venir hacia mí, lo detuve al encararlo firmemente con mis manos alzadas en un claro "no te acerques más".

Él obedeció en seguida, manteniéndose quieto y encogido de hombros junto a la cama.

—¡Ya bien sabías que estoy en una relación seria y aún así me besaste! —reproché molesto y afligido —. Ya deja de arruinar mi vida, Wade.

A pesar de tener la máscara cubriendo su mirada, supe que había quebrado algo en él. Al final no logré evitar herir sus sentimientos.

Él miró hacia otro lado unos segundos, respiró hondo, y cuando volvió su rostro hacia mí, exhaló controladamente.

—¿De verdad la estoy arruinando? —inquirió él, con un tono más relajado pero con una angustia mal disimulada.

No lo sé.

—Sí...—respondí a pesar del nudo en mi garganta —. Todo estaba mejor antes de conocerte.

Él suspiro con una sonrisa sardónica.

—O quizás todo estaba mal y conmigo te estás dando cuenta de la mentira que estabas viviendo con ella —avanzó más hacia mí, aunque sin sobrepasar la línea.

Mi entrecejo volvió a tensarse.

—¡No es así! —espeté a la defensiva —. Amo a M.J. y tú no vas a cambiar ese hecho —le di un empujón solo porque necesitaba desquitar un poco de toda esta frustración e indignación. Claro que a él no le afectó. Al menos no en lo físico —. Así que deja de ser un jodido egoísta y no vuelvas a acercarte a mí de ese modo —podía sentir un picor en mis ojos, pero no podía permitirme  quebrarme en este momento —. Ya acéptalo, tú no me gustas y jamás me vas a gustar.

Ni sé si lo que dije era cierto o no, solo eran mis emociones desbordadas hablando. Pero claramente no podíamos continuar así. Solo nos vamos a lastimar mutuamente.

Spideypool: Más Que Un Equipo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora