En las solitarias y empedradas calles de Demacia, una figura encapuchada emergió de las sombras, envuelta en una capa que ocultaba su rostro y su cuerpo en su totalidad. La tenue luz de las antorchas que bordeaban las calles apenas lograba penetrar la densa oscuridad que la envolvía, haciendo que la figura pareciera una sombra viviente en la noche. Mientras avanzaba con pasos deliberados, su mirada inquieta se desplazaba de un lado a otro, captando los ecos de risas estridentes y gritos de los ebrios que se entretenían en una esquina, completamente ajenos a la presencia de la enigmática figura que se movía con sigilo.
Bajo la capucha, mechones de cabello rubio escapaban enmarañados por la brisa nocturna, y aunque su rostro permanecía mayormente oculto, un par de ojos azules brillaban intensamente con la resolución de quien ha recorrido un largo y agotador camino. La capa que envolvía su delgada figura la protegía no solo del frío, sino también de las miradas curiosas. Lux, una joven de veintitrés años, había aprendido que la discreción era su mayor aliada en tiempos de incertidumbre.
A lo lejos, la taberna "El Dragón Negro" se erguía como un faro en medio de la noche. El letrero de madera crujía suavemente al compás de la brisa nocturna, sus letras doradas parpadeando débilmente. La figura encapuchada aceleró el paso, con una mezcla de determinación y ansiedad en su andar, dirigiéndose hacia el refugio de la taberna. La luz cálida que se filtraba a través de las ventanas iluminó brevemente su rostro de la joven al acercarse, revelando por un instante sus rasgos marcados por la resolución y el agotamiento: la mandíbula apretada, los labios secos y la mirada firme. Había pasado días buscando, y en ese momento, su esperanza se centraba en encontrar lo que tanto anhelaba en aquel lugar.
Lux, finalmente, divisó a Lucian a través del vidrio empañado de la ventana. Un destello de alivio cruzó sus ojos al reconocerlo; el objetivo de su búsqueda estaba allí, en la barra de la taberna, de espaldas a ella. La capa que él llevaba, algo raída en los bordes, caía a un lado, dejando ver su espalda ancha y su postura firme. Incluso de espaldas, Lucian proyectaba una presencia imponente, con sus rastas cayendo hacia un costado, rozando su capa con cada movimiento. Parecía disfrutar de su bebida, pero su rostro, apenas visible por el reflejo de la luz sobre el vidrio, mostraba un leve desagrado al sorber un trago que no cumplía sus expectativas.
Sin vacilar, Lux cruzó el umbral de la taberna, su entrada no fue más que un susurro en el bullicioso entorno. Los presentes, sumidos en su propio mundo de borracheras y excesos, pasaron por alto su llegada. El aire estaba impregnado con el desagradable aroma de cerveza derramada y humo de tabaco, y el ambiente mostraba claros signos de abandono. Lux arrugó la nariz ante el hedor y se dirigió con paso firme hacia la barra. Tomando asiento junto a Lucian, le observó de reojo mientras él continuaba ignorando su presencia, absorto en su bebida.
Después de tomar otro trago, Lucian chasqueó la lengua con desagrado. "¿Cómo pueden disfrutar de esta porquería?" —pensó.— "Es un verdadero desperdicio de la poca salud que les queda." Suspiró, sintiendo el peso de la mirada de Lux sobre él. Sin apartar la vista de su bebida, respondió secamente.
— "¿Qué quieres? Si no quieres problemas, mejor aléjate."
El tono brusco de Lucian atravesó el aire como un golpe inesperado. Lux se sobresaltó, sintiendo que su estómago se hundía ante la fría indiferencia en su voz. Sus manos temblaron levemente bajo su capa, pero se obligó a mantenerse firme. Sabía que este encuentro no sería fácil, pero no esperaba una reacción tan hostil.
Con una respiración profunda, intentó recuperar la compostura, aunque su voz delató la vulnerabilidad que tanto intentaba ocultar.
— "¿Eres Lucian? ¿El cazador de espectros?" — preguntó con una mezcla de ansiedad y esperanza.
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Luxanna
FanfictionLa niebla negra ha llegado a Demacia, trayendo consigo un caos inexplicable y aterrador. Su gente está siendo consumida por el miedo, y ninguna fuerza parece capaz de detener este oscuro mal. Lux, con su inquebrantable optimismo y su convicción de q...