Las sombras de lo perdido

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En la oficina de la Agencia de Detectives Armados, el reloj marcaba las doce de la noche con un tic-tac ominoso, sus manecillas moviéndose en la absoluta quietud de la oficina mientras Dazai permanecía sentado en una silla con los ojos cerrados inclinándose hacia adelante y las manos atadas detrás de su espalda. La luz de la lámpara titilaba, generando sombras deformadas en las paredes.

Se escucharon pasos firmes resonando en el pasillo, y la puerta se abrió con un crujido. Chuuya llegó con una expresión facial que reflejaba una gran rabia contenida. Ver a Dazai atado a la silla, con su ropa rota y su rostro golpeado, lo enojaba cada vez más. Chuuya sostenía en su mano una caja de madera pequeña que colocó de golpe sobre la mesa.

Chuuya expresó con voz tensa su incredulidad por haber involucrado a la Agencia en tus juegos.

"Siempre con tus putas manipulaciones, incluso cuando los problemas que generas nos afectan a todos."

Dazai alzó la vista, mostrando una sonrisa torcida en sus labios a pesar de su obvia incomodidad. Chuuya, siempre tan grave. "No es como si hubiera deseado que las cosas terminaran así..."

Chuuya se aproximó velozmente, agarrando un pañuelo de la caja y limpiando la sangre de su cara. Cada movimiento fue preciso y cruel.

"¿De qué manera logras mantener una sonrisa en medio de esta situación? ¿Piensas que esto es una broma?"

"Para mí, todo es como un juego" contestó Dazai, con sus ojos mostrando una combinación de desafío y burla.

"Y siempre actúas como el que impone castigos, el que se encarga de las tareas desagradables."

Chuuya se paró brevemente, su rostro volviéndose incluso más severo. "Esto es real y te voy a mostrar lo que significa enfrentarse a la realidad de tus acciones.”

Arrepentidamente, Chuuya tocó directamente la cara de Dazai con un puñetazo, haciendo que el golpe resonara en la habitación. Dazai se inclinó hacia un lado sin hacer ningún esfuerzo por moverse o protegerse.

Cada impacto que sufría le generaba una combinación de rabia y sufrimiento que se convertía en una clase de cariño distorsionado. Los golpes no solo eran una forma de castigo sino también un medio de comunicación auténtico que Chuuya podría comprender mejor que cualquier conversación con Dazai.

Chuuya respiraba agitadamente mientras sus puños golpeaban la carne con fuerza, cada impacto parecía liberar un poco de su rabia contenida, su enojo al ver cómo Dazai siempre salía impune mientras arrastraba a todos a su desorden.

“¿Así que esto es lo que querías?” gritó Chuuya entre los golpes. “¿Que te golpee hasta que entiendas el daño que has hecho?”

Dazai, aunque su rostro estaba ensangrentado y su cuerpo herido, levantó la vista con una sonrisa débil.

“Sí, Chuuya, creo que finalmente entiendes lo que estoy sintiendo.”

“¿Qué carajos estás diciendo?” Chuuya dejó de golpearlo por un momento, confuso y agitado. Su mano temblaba, todavía en el aire, listo para dar otro golpe.

Dazai sonrió, con la sangre goteando de sus labios. “Cada golpe… se siente como una caricia… un beso. Es tu forma de mostrarte, de conectar, aunque sea a través del dolor.”

Chuuya lo miró con incredulidad, su furia vacilando por un instante. Las palabras de Dazai resonaron en su mente, creando un nudo en su garganta, a pesar de la brutalidad y el dolor que había infligido, había algo en lo que dijo que parecía… ¿cierto?

"Eres una puta." susurró Chuuya, su voz alterada por la confusión, sin embargo en ocasiones comprendía más de lo que desearía reconocer.

Fatigado, Chuuya suspiró y colocó la caja de pañuelos sobre la mesa antes de acercarse a Dazai y tomar su rostro ensangrentado entre sus manos con un beso feroz y lleno de desesperación nunca antes revelada, Chuuya lo besó con un movimiento lento y deliberado.

Dazai respondió al beso, sus labios agrietados y ensangrentados presionando contra los de Chuuya con una mezcla de dolor y deseo. El beso era una fusión de pasado sufrimiento y pasión para Dazai, transformándose en un acto de amor verdadero. Era una manera de expresar lo que las palabras no podían describir.

Después de separarse, los dos estaban sin aliento, con el rostro enrojecido y marcado por la lucha. Chuuya se alejó, observando a Dazai con una combinación de cariño y rabia.

"Lamento esto" Chuuya dijo con voz baja. "Pero a veces… esto es la única forma en la que puedo sentir que realmente te estoy alcanzando." Expresó Chuuya.

Dazai emitió una tenue sonrisa, con sus ojos reflejando una mezcla peculiar de agradecimiento y sufrimiento. "Lo entiendo, Chuuya. A veces, el dolor y el amor son lo mismo… o al menos, se sienten así.”

En la oscuridad de la oficina, rodeados de cicatrices y silencio, encontraron una extraña forma de conexión, donde el dolor y el afecto se entrelazaban en un beso de amor verdadero.

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Este es mi primer "fanfic", espero hayan podido disfrutarlo, quizas publiqué otra parte si encuentro inspiración para hacerlo.

Gracias por leer. 🤍

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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