Capítulo 09

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Eran ya las dos de la mañana y todos en la casa estaban durmiendo, Tristan en su cuna y Elizabeth y Meliodas en su cama. Había que admitir que Elizabeth a pesar de ser tan tierna, dulce y frágil, era la más valiente de los dos, Meliodas no podía ver una película de terror sin dar gritos agudos cuando algo lo asustaba.

Un ruido, como de un vaso cayendo despertó a ambos. El rubio se sentó en la cama y sacudió a la albina.

— Cariño... ¿oíste eso? — preguntó asustado.

— Si, amor — respondió y se levantó de la cama tomando el brazo de Meliodas — vamos a ver.

El rubio caminaba adelante con un palo de escoba como arma y antes de abrir la puerta jaloneó a Elizabeth.

— Las damas primero — le dijo haciendo que su pareja rodara los ojos y se pusiera delante mientras prendía las luces de la casa. Un ruido de la ventana hizo que soltara un grito de terror — ¡AHHHH!

— ¡Deja de gritar! — le dijo ella — Me vas a dar un paro cardíaco — suspiró y soltó a Meliodas — Tu quédate aquí que iré a ver.

Él aceptó y a los treinta segundos Elizabeth volvía mientras apagaba las luces.

— No fue nada, la ventana hizo que se cayera un vaso. Vamos a dormir.

Meliodas se aferró a ella y ambos volvieron a la cama a dormir sin temor alguno, o así descansó Elizabeth, pues su pareja no logró pegar un ojo en toda la noche.

Me niegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora