CAPITULO 1

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Año, 주체 57 (1968)

Corea del Norte

“¿Qué hay de cierto en que el ser humano decide donde nacer y escoger quienes serán sus progenitores?

¿Qué había hecho para padecer tanto?

¿Habré sido una mala persona en mi otra vida? Ya que escogí nacer en estas circunstancias, una en la que mi vida, más que parecer una vida; se ha convertido en un calvario”.

Mi nombre es Bulma Brief. Y esta es mi historia.

Nací en Corea del Norte en 1950 en medio de la guerra, y es aquí donde permanezco. Mi padre es el doctor Alan Brief, un reconocido científico y uno muy perseguido por la dictadura luego de haber cumplido a cabalidad su servicio militar. Mi madre, Bunny Brief. Era enfermera del hospital más grande de la región capital, pero falleció al intentar dar a luz a mi hermana; quien también murió.

Mis padres se conocieron durante la guerra fría, cuando Bunny casi muere al caer por un precipicio durante los bombardeos. En el momento en que su tienda de campaña médica fue brutalmente arrasada, Alan la rescató en ese temible instante en el que ambos pudieron haber estallado en mil pedazos. Él se encontraba trabajando en medio de la guerra, y ella tan solo ejercía su labor. Aquello fue amor a primera vista. Un amor a escondidas del cual fui producto. Se amaban profusamente, hasta que mi madre nos abandonó aquel día de su muerte.

Desde que nacemos, solo aprendemos que Corea del Norte es nuestro único hogar y que no hay nada más allá de sus fronteras. A cada niño le insertan un chip en su mente hasta para ir en contra de su propio hogar y familia si es necesario, esto con el simple hecho de complacer a su líder. Desde niñas nos impartían que no éramos para nada igual a los varones, y que no debíamos oponernos a ser maltratadas. No hay tv que observar, ni emisoras de radios que escuchar. Estamos redimidos a cualquier deseo de cumplir nuestros sueños. Todo aquí gira en torno a nuestro mandatario. Aquí impera el miedo, las prohibiciones y el aislamiento del resto del mundo.

Tenía diez años cuando un día llamaron a la puerta de nuestra casa. Mi padre se aproximó a mí en silencio y me dijo:

—Bulmita, tesoro. Ve rápido a esconderte. Por nada del mundo salgas de tu escondite. —me exigió para luego animarme a ir corriendo a ocultarme debajo de mi cama.

Aquellos sujetos continuaban llamando a la puerta de forma incesante, y él sin dar tanta tregua fue a mirar de quien se trataba. Al abrir la puerta, unos hombres uniformados le hicieron preguntas.

—¿Es usted el científico Alan Brief? —preguntó un hombre con voz fuerte.

—Sí, así es. ¿Qué desean? —respondió él. A lo lejos yo escuchaba su voz.

—Venga con nosotros. Nuestro líder Il-Sung lo solicita en el palacio gubernamental. —demandó el soldado a cargo.

Mi padre no tenía la potestad de preguntar el por qué y para qué. Solo debía cumplir con la orden. Una orden que hasta ahora anhelo que haya sido para bien. Desde ese día no he vuelto a saber de él.

***

Tiempo después, me dediqué a la enfermería. Comencé trabajando en un hospital lejos de casa. Ayudar a otras personas me brinda fortaleza, me llena de esperanza, y me da la oportunidad de conocer gente y no sentirme sola en el intento. Milk, una enfermera contemporánea y el cual compartía guardia conmigo, se había convertido en mi mejor amiga. Solo conversábamos durante las horas de almuerzo, y algunas veces cuando coincidíamos en la búsqueda de suministros. Pero, cuando necesitábamos comunicarnos con urgencia, lo hacíamos a través de notas que intercambiábamos al pasar una al lado de la otra. Pero durante el horario de trabajo debíamos mantenernos en silencio cumpliendo nuestras funciones.

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