🇰🇷❤️AMOR EN LAS COREAS❤️🇰🇵

CAPITULO 8

Bulma

Un dolor bajo en mi abdomen me hizo despertar además del frío con el que habíamos amanecido, ya el invierno se aproximaba. Abro mis ojos e intento sentarme, pero un piquete en mi brazo hace que vea este. Tengo tomada una vía intravenosa por el cual pasan algún tratamiento. Comprendo el dolor en mi parte baja, necesito el retrete con urgencia. Intento ponerme en pie cuando la escucho a ella.

—¿A dónde piensas ir? —pregunta.

—Milk… ¿Qué me ha pasado? —inquiero al verla.

—Te desmayaste. A penas llegué a las seis de la mañana, me he hecho cargo de ti hidratándote.

—Oh por todos los cielos, gracias… Pero, necesito vaciar mi vejiga inmediatamente. —digo apresurada por levantarme.

—Bien, ahí está la letrina. —me señala.

Camino hacia el pequeño cubículo y cierro la puerta.

—Milk… ¿Qué hora es? —pregunto recordando el encuentro que tenemos.

—Son las once con treinta de la mañana. —responde.

Vuelvo al encuentro con mi amiga.

—Milk… ¿Recuerdas lo que te dije ayer?

—Claro que sí. Pero ¿si te sientes en condiciones de ir?

—Por supuesto que sí. ¿Ya hablaste con el teniente?

—No, aun no. Pero lo haré.

En ese momento la teniente Doung hace acto de presencia en la enfermería.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta.

—Estoy muy bien, teniente. Lista para cumplir con mi obligación.

—Sí, ni creas que te saldrás con la tuya de no cumplir con tu custodia. Y para que veas que no dejaré que pases trabajo, le ordeno a la soldado Ox que te acompañe. —escuchamos, y resulta que todo estaba saliendo como queríamos.

—¡Si, señor! —respondimos en unísono ambas.

***

Minutos más tarde, Milk y yo escogimos uniformes limpios a escondidas y optamos por ir al riachuelo que estaba a pocos minutos de la base para asearnos.

Una hora después, caminábamos juntas cerca de la alambrada. Ella lleva su fusil hacia atrás y yo el mío. Esta vez el sol de ayer parecía haber desaparecido, el día era lluvioso y con neblina.

—Bulma… ¿tú caminaste todo esto ayer? —pregunta a la vez que subimos por una colina.

—Si... pero ya estamos cerca. Por favor, no vayas a tener miedo. Solo sígueme y punto.

—¿Por qué? ¿A dónde iremos ahora? Hace días descubrimos un manantial y te atreviste a ir sola, pasó lo que pasó y tuve miedo por ti. ¿Ahora qué será?

—(Risas) Tú solo ven conmigo y no preguntes. —le ordeno.

—Está bien, solo espero que esto no nos meta en problemas, Bulma.

—Descuida, todo estará bien.

***

Vegeta

La hora se acercaba, y le ordené a Kakaroto que preparara una cesta de alimentos y bebidas porque me acompañaría a repartirlo. Cosa que tuve que inventar para que no hiciera tantas preguntas. Minutos después de dejar todo en orden, subimos al vehículo y nos dirigimos hasta la casa abandonada. Por suerte estaba retirada de la base militar y nadie custodiaba esa parte. Dejamos el vehículo dónde lo había dejado el día anterior y comenzamos a caminar.