Primer beso

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Ese día iba a ser grandioso o, al menos, eso creía Enzo.

Se había despertado demasiado emocionado e hiperactivo (más de lo normal), el comienzo de clases siempre le genera esa explosión de felicidad por alguna extraña razón que nadie entiende. Aunque no era para menos, ya que ese día comenzó oficialmente el secundario. Es decir, que no sería más un nenito de primaria, sino que ahora es un chico de secundario; va a estar rodeado de personas grandes, de pibes copados y minitas lindas.

El sueño de todo preadolecente de bien.

Y no solo eso, sino que aquel año Enzo se había propuesto dar comienzo a una nueva etapa de su vida; se convertiría en uno de esos pibes que son expertos en chamuyar, que tiene un montón de amigos y que todas babean por él. Un gato para las chicas, un crack para los chicos. Lo que pasa es que, si algo tiene más que presente, es que está en la edad de hacer todas las cagadas posibles, porque al cumplir los 18 años será legalmente un adulto y deberá "sentar cabeza", pero ese es tema para el Enzo del futuro, su prioridad ahora es conocer la escuela y a su gente.

Por suerte, hay un par de caras conocidas y otras muy cercanas, que provenían de la misma primaria o del barrio. Entra esas personas están; El bostero de la pared, el toro mecánico y, el más importante de todos, su Juli.

Saber que Julián y él quedaron en el mismo salón lo hizo aún más feliz, porque siendo sincero ¿Qué haría él sin su cordobés? Son mejores amigos hace mucho, se complementan y se entienden como nadie. No sobreviviría si están separados, sería una tortura, se aburriría demasiado estando solo y se distraería pensando en cómo está Juli, lo que provocaría que desaprueba y su mamá lo rete.

No, simplemente no pueden estar separados.

Su Juli.

La amistad de ellos se había dado de forma natural y casi instintiva; un día Enzo llegó a la primaria y se adueñó de aquel pequeño niño tímido que estaba en una esquina comiendo chizitos. Julián al ver que el niño gritón y con kilos de gel en el pelo tenía la campera de river, no dudo en seguirlo a todos lados con una sonrisa. Así, sin saberlo ni planearlo, crearon una conexión única, al punto en que ni siquiera necesitaban palabras para entenderse; porque se conocían y sabían que pensaba el otro con solo mirarse.

Los años pasaron y ellos cambiaron, pero su conexión no; sino que se fortaleció tanto que se anotaron al mismo secundario sin haberlo  hablado antes, porque lo sabían.

No hay un Juli sin su Enzo, ni un Enzo sin su Juli— había dicho una vez en una de sus pijamadas durante una charla filosófica y lo reafirma cada día más.

¿Que sería de su vida sin Julián? No quiere ni pensarlo, pero definitivamente sería horrible.

En fin, regresando a su nuevo objetivo de vida; debe hacerse conocido ¿Y qué mejor que yendo a una juntada con sus compañeros? Va a poder conocer a todos y fichar a un par de chicas para ir agregando a su lista de posibles candidatas. Tiene todo fríamente calculado.

Con su plan maestro en mente, camina sonriente hacía la casa de Julián, porque claro que arrastraría al cordobés con él; le hará bien convivir con sus nuevos compañeros y hacer amigos. Obvio que primero él tiene que aprobarlos, verificar que sean buenas personas y que no quieran lastimar al cordobés. A parte, tiene que asegurarse de que todos sepan que él es el mejor amigo y que nadie va a poder robarle su lugar, de hecho tienen que respetarlo como tal. Aunque no debería preocuparse por eso, está claro que Juli nunca lo dejaría de lado por un cualquiera ni lo reemplazaría así de fácil. Él es especial, se lo ha dicho muchas veces y Juli nunca miente, no a él al menos.

Son almas gemelas y nada ni nadie cambiará eso.

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Te vi - EnzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora