Te vi

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Lo que había sido su mayor sueño durante años ahora es su mayor tortura. Tener que ir al colegio y ver como Juli (ya no es su Juli, solo Juli) se junta con el otro asqueroso o como intercambian miraditas, es lo peor que le puede pasar y eso que es recién el segundo día de clases, le queda todo el año.

No cree sobrevivir.

"Tal vez si tendríamos que haber quedado en diferentes aulas" se lamenta Enzo, recostandose en la mesa y escondiendo su rostro entre sus brazos.

-¿Qué pasa, Enzu?- le pregunta Julián a su lado, mirándolo preocupado y con un pequeño puchero entre sus labios.

"Es tan tierno" vuelve a lamentarse, suspirando con pesar. Que difíciles que son manejar los sentimientos.

-Nada, estoy cansado- dice, siendo en parte verdad. Se acurruca más en la mesa y cierra sus ojos, sino Julián lo va a terminar de matar de una sobredosis de azúcar de lo dulce que es.

-¿No pudiste dormir bien?- indaga suave. Al ver que el otro niega con la cabeza, hace una mueca; sabe de primera mano los malos habitos de sueño del moreno y siempre lo reta por eso. Resignado, suspira y, con cuidado, acaricia el pelo de su amigo con ternura.

Enzo, al sentir el mimo, siente como su cara comienza a arder, sus labios se curvan en una sonrisa y su pancita le hace cosquillas ¿Así se siente que te guste alguien? Porque podría acostumbrarse si es Juli quien le provoca todo eso. Un poquito más feliz, se aproxima más al cordobés, sonriendo de forma evidente.

"Parece un cachorro" compara Julián con ternura, sin dejar de mimarlo.

Lamentablemente, nada es eterno y el timbre resuena; rompiendo el momento de paz y anunciando el comienzo del recreo. Con un bufido caprichoso, Enzo se reincorpora y se levanta con pesadez, esperando a un costado de la mesa a que su amigo termine de acomodar sus útiles antes de salir; es un hábito que tiene desde chiquito.

El moreno se toma aquellos pocos segundos para apreciar la belleza de Julián, hasta haciendo cosas super comunes se ve hermoso.

"Estoy hasta las manos" reafirma, embobado.

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-No es el fin del mundo tampoco- mínimiza el bostero de la pared. Por eso le cae mal, porque es un estúpido y, encima, de boca.

Guacala.

Lauti le da un golpe en la cabeza por él. Enzo, de no ser porque su mirada está centrada en Juli y el sucio ese, se hubiese cagado de risa.

-Es el fin de mi mundo; el amor de mi vida está con otro- razona, sacándole la lengua al de ojitos claros.

Lo que pasa, es que mientras Enzo, Julian, Leandro y Lautaro hablaban en la gradas como solían hacer, Palavecino llamó al cordobés y se lo llevó de la mano a una esquina algo alejada. Una vez solos, el otro sacó un bombón de su bolsillo (uno de chocolate blanco, siendo que a Juli le gusta el chocolate negro y que prefiere gomitas antes que un bombón, pero bueno) y se lo regaló a Julián, que le dió un piquito como agradecimiento.

Leandro y Lautaro correaron el típico "Uyy" con voz aguda, pero al ver la cara de culo del menor, sabían que algo estaba mal. Lautaro fue el que se encargo de hacer las preguntas, ya que suele tener más tacto. Así, Enzo les contó todo lo que había sucedido el día anterior.

-Tampoco es para tanto, nene. Recién ayer te diste cuenta de tus sentimientos, es un montón creer que es el amor de tu vida- se queja Lean, revoleando los ojos -A parte, es lo mejor; el amor es para estúpidos, solo te hace sufrir. Es mucho mejor estar solo y pasarla bien sin compromisos- explica, dandole un sorbo a su coca.

Te vi - EnzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora