Novio

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La pieza de Enzo siempre será el lugar favorito de Julián, tal vez y porque le recuerda a su infancia; a las horas eternas de estar ahí jugando a los autitos, a los robot y hasta a las muñecas, de mirar dibujitos mientras tomaban una chocolata, de desvelarse hasta tarde hablando de teorías conspirativas. O quizás es por el privilegio de poder entrar a aquel lugar tan íntimo como si fuese suyo, porque Enzo siempre lo espera con la puerta abierta de par a par. O tal vez porque todo en esas cuatro paredes gritan Enzo; desde el olor a perfume y café, a los pósters pegados cuidadosamente en la pared, a la colección de autitos en una repisa, hasta el prolijo placard; que tiene un sector especial para su propia ropa.

Sea por un motivo u otro, ahora tiene una nueva razón que agregar a su lista, y es que, nada va a poder superar la perfección de despertarse abrazado a Enzo; que lo primero que sienta al salir de la bruma del sueño sea la calidez del menor, haciéndose conciente de como acaricia su pelo con cuidado y se mueve lo mínimo para no perturbar su sueño.

Simplemente es perfecto.

El sol se esconde en el horizonte, dejando que el bello atardecer se filtre por las delgadas cortinas, haciendo el momento aún más mágico y, sobre todo, cálido.

¿Puede alguien congelar el tiempo? Porque le encantaría quedarse a vivir en ese momento, en esos brazos.

-¿Estás despierto?- susurra Enzo, sin dejar de mimarlo.

-No- responde el mismo modo.

-Okey-.

Se genera unos breves segundos de silencio, en donde el menor se dedica a mimar a su amigo y Julián contiene la risa ¿Tan bobamente tierno tiene que ser? Lo ama tanto.

-¡Eh, pará! Si estás despierto- acusa el menor al conectar sus neuronas, haciendo que Julián estalle en carcajadas -¿Qué te reís, wachin?- molesta, haciéndole un par de cosquillas.

Obvio que el cordobés no se iba a dejar atacar, por lo que le pica las costillas a Enzo; su punto débil. Así comienzan una guerra de cosquillas que no aparenta tener un ganador. Al final deciden dejarlo como un empate. Con las respiración agitadas por el reciente juego, ambos se quedan acostados boca arriba ¿Así se siente la felicidad? ¿Con respiraciones agitadas y restos de risas en la boca?
Julián cree que si.

-Sos muy lindo, Juli- Enzo rompe el silencio, acomodándose de lado para poder apreciarlo mejor.

El cordobés siente como le arde hasta la vida, tiene al chico que le gusta hace mucho ahí; mirándolo con una adoración que le desarma el corazón. Basta ¿Qué es este sueño que está viviendo? Este tipo de cosas no le pasan a él.

"No, alto. Tenemos un charla pendiente. Yo tengo que estar enojado" se recuerda Julián, no quiere quedar como un blando; lo es y especialmente con Enzo, pero lo que hizo está mal. "Pero fue tan lindo" dice una vocecita en su cabeza, contradiciéndolo.
Decidido a no ceder, se acomoda en la cama, borrando un poco su sonrisa.

-¿Vamos a hablar de lo que pasó o nos seguimos haciendo los boludos?- le pregunta, cruzándose de brazos.

Enzo resopla exageradamente y abraza al mayor -Daa, la estamos pasando bien ¿No nos podemos quedar un ratito más así?- se queja, haciendo puchero.

"Es un nene" piensa Julián, mordiendo el interior de su mejilla.

Al no obtener respuesta, el moreno bufa y lo suelta, acomodándose mejor -Esta bien, hablemos ¿A vos te gusta el sucio ese?- pregunta de forma directa, jugando con los dedos de su mano.

-¿Eh?- se supone que él es quien debería hacer las preguntas, no al revés, pero bueno.

-Si, no sé. O sea, se que dijiste que te gustó, pero ¿Él te gusta? Porque no me sentiría cómodo estando en algo si es que sentís algo por él- explica, dejándose ser vulnerable.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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