La Casa de la Cascada resonaba con el sonido del agua cayendo y el susurro del viento a través de los árboles. En ese refugio natural, Paco, Pedro y Zafiro se preparaban para su siguiente misión: recuperar el fragmento del color azul en el Reino Submarino. La paz de la cascada contrastaba con la inquietud que Pedro sentía en su interior. Sabía que tendría que enfrentarse a uno de sus mayores temores: el océano.Pedro observaba el agua que caía en la cascada, sus pensamientos envueltos en recuerdos de infancia y pesadillas recurrentes. El mar siempre había sido una fuente de miedo para él, y aunque sabía que no habría cocodrilos en las profundidades, la sola idea de sumergirse lo hacía estremecer. Intentó ocultar su ansiedad ante Paco y Zafiro, pero ambos notaron su incomodidad.
-No tienes que hacer esto solo -dijo Zafiro, el majestuoso dragón marino. Sus escamas azul oscuro brillaban con destellos plateados bajo la luz de la cascada, y su voz era un bálsamo de calma-. Monta sobre mí, Pedro. Yo te llevaré a través del océano.
Pedro asintió, sabiendo que no podía evitar esta misión. El fragmento del color azul era crucial para restaurar el equilibrio en Floor, y aunque su miedo lo atenazaba, no podía fallar a sus amigos.
-Confío en ti, Zafiro -respondió Pedro mientras subía a lomos del dragón-. Sólo... no me dejes caer.
Paco, observaba en silencio. Sabía que el miedo de Pedro era profundo, pero también sabía que su amigo tenía la fuerza para superarlo. Paco se transformó en un tiburón negro, sus ojos verdes resplandecientes brillaban bajo la luz de la cascada, y con una última mirada hacia Pedro, saltó al agua.
El océano se extendía frente a ellos, vasto y oscuro, como una entidad viviente que los llamaba. Zafiro y Paco avanzaron, y Pedro, montado sobre el dragón, sintió cómo el frío del agua lo rodeaba a medida que se sumergían en las profundidades.
El descenso fue lento, y cuanto más se adentraban en el Reino Submarino, más denso se volvía el silencio. Las sombras danzaban en las aguas, y cada movimiento en la oscuridad hacía que el corazón de Pedro latiera con fuerza. Se aferraba a las escamas de Zafiro, tratando de mantener la calma.
-El océano puede ser traicionero, pero también es sabio -susurró Zafiro, sintiendo la tensión en Pedro-. No dejes que tu mente te engañe. Aquí, el miedo se alimenta de sí mismo.
Pedro respiró profundamente, intentando escuchar las palabras de Zafiro, pero el peso del agua sobre él y la oscuridad que lo rodeaba hacían que el pánico aumentara. Imaginaba formas moviéndose a su alrededor, sombras que lo acechaban. Cocodrilos enormes que emergían de la nada, dispuestos a arrastrarlo a las profundidades.
Paco, nadando ágilmente como tiburón, percibió el miedo de su amigo. Dio una vuelta alrededor de Zafiro y Pedro, emitiendo una presencia calmante. Con su agilidad en el agua, cortaba las corrientes que trataban de desviarlos de su camino, mientras los guiaba hacia su destino.
-Estamos cerca del santuario -dijo Paco mentalmente a Pedro-. No dejes que el miedo te domine. Tú puedes hacer esto.
Pedro cerró los ojos por un momento. El ritmo constante de Zafiro moviéndose bajo él y la presencia tranquilizadora de Paco a su lado le recordaron que no estaba solo. Abrió los ojos y, por primera vez, en lugar de ver solo la oscuridad, comenzó a notar la belleza del océano. El resplandor de los corales, las criaturas que pasaban a su alrededor sin mostrar peligro, y la suavidad con la que Zafiro lo transportaba a través de ese mundo oculto.
Pero justo cuando la calma comenzaba a asentarse en Pedro, una sombra gigantesca surgió de las profundidades. El Kraken, una criatura colosal corrompida por la influencia de Max Caos, emergió con un rugido sordo que hizo vibrar el agua a su alrededor. Sus tentáculos se movían como serpientes, golpeando el agua con fuerza y creando olas que amenazaban con desestabilizarlos.
-¡Cuidado! -gritó Paco, moviéndose rápidamente para desviar uno de los tentáculos que se lanzaba hacia ellos.
Zafiro giró en el agua, esquivando los ataques del Kraken con elegancia, pero la criatura era rápida y fuerte. Pedro, aún aterrorizado, se aferraba con fuerza a las escamas del dragón.
-Pedro, confía en ti mismo. Usa la Flecha Tifón que te dio Junior -dijo Zafiro con calma, pero con urgencia.
Pedro, con las manos temblorosas, sacó la flecha especial que Junior le había entregado antes de partir. La Flecha Tifón era capaz de crear un torbellino bajo el agua, una herramienta perfecta para enfrentarse a una criatura como el Kraken. Pedro tensó su arco, apuntando con cuidado a uno de los tentáculos que se acercaba.
-No lo pienses, Pedro -le recordó Paco, nadando cerca de él-. Solo actúa.
Con un grito de coraje, Pedro soltó la flecha. La Flecha Tifón voló a través del agua, y al impactar en el tentáculo del Kraken, creó un poderoso torbellino que atrapó a la criatura en su propio caos. El agua se arremolinó violentamente, debilitando al Kraken y obligándolo a retroceder.
Zafiro aprovechó el momento y lanzó una ráfaga de agua a alta presión directamente al cuerpo del Kraken, empujándolo aún más lejos. La criatura, ahora debilitada, desapareció en las profundidades, su rugido ahogado por las aguas.
Pedro, jadeante, apenas podía creer lo que había sucedido. Había enfrentado al Kraken y, lo más importante, había enfrentado su propio miedo.
Con la amenaza del Kraken superada, Paco y Zafiro guiaron a Pedro hacia el santuario submarino. Allí, entre corales que brillaban con un suave resplandor azul, flotaba el fragmento del color azul. Una luz cálida y calmante emanaba del fragmento, iluminando el oscuro océano con un brillo sereno.
Pedro se acercó al fragmento, aún montado sobre Zafiro. Cuando lo tomó, una sensación de paz lo invadió. El océano, que antes le había provocado un miedo profundo, ahora se sentía más acogedor, como si el fragmento hubiera calmado las aguas y su propio corazón.
-Lo logramos -dijo Pedro en voz baja, sintiendo el alivio de la victoria.
Las aguas de Floor recuperaron su brillo y serenidad, y el color azul volvió a su lugar en el mundo. Con el fragmento en su poder, el equipo estaba un paso más cerca de restaurar el equilibrio en Floor.
-El color azul ha vuelto a donde pertenece -dijo Zafiro con una sonrisa sabia mientras ascendían hacia la superficie-. Y contigo, Pedro, has vencido un miedo que te había perseguido durante mucho tiempo.
Pedro sonrió, no solo por la victoria sobre el Kraken, sino también por haber enfrentado y superado uno de sus mayores temores.
Azul, calma y profundidad,
en tu paz hallamos verdad.
Gracias por tu quieto ser,
por llevarnos siempre a renacer.

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Paco el Gato 🐈⬛
FantasyEn un mundo donde los colores tienen el poder de la vida misma, Paco, un misterioso gato negro de ojos verdes, debe descubrir su verdadero propósito mientras enfrenta fuerzas oscuras que amenazan con consumir Floor. Junto a su fiel amigo Pedro, un v...