Capítulo 25: El Color Azul

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"Como el vasto cielo y el profundo océano, la paz interior se encuentra en la serenidad de aceptar lo que es."

La Casa de la Cascada resonaba con el sonido del agua cayendo y el susurro del viento a través de los árboles

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La Casa de la Cascada resonaba con el sonido del agua cayendo y el susurro del viento a través de los árboles. En ese refugio natural, Paco, Pedro y Zafiro se preparaban para su siguiente misión: recuperar el fragmento del color azul en el Reino Submarino. La paz de la cascada contrastaba con la inquietud que Pedro sentía en su interior. Sabía que tendría que enfrentarse a uno de sus mayores temores: el océano.

Pedro observaba el agua que caía en la cascada, sus pensamientos envueltos en recuerdos de infancia y pesadillas recurrentes. El mar siempre había sido una fuente de miedo para él, y aunque sabía que no habría cocodrilos en las profundidades, la sola idea de sumergirse lo hacía estremecer. Intentó ocultar su ansiedad ante Paco y Zafiro, pero ambos notaron su incomodidad.

-No tienes que hacer esto solo -dijo Zafiro, el majestuoso dragón marino. Sus escamas azul oscuro brillaban con destellos plateados bajo la luz de la cascada, y su voz era un bálsamo de calma-. Monta sobre mí, Pedro. Yo te llevaré a través del océano.

Pedro asintió, sabiendo que no podía evitar esta misión. El fragmento del color azul era crucial para restaurar el equilibrio en Floor, y aunque su miedo lo atenazaba, no podía fallar a sus amigos.

-Confío en ti, Zafiro -respondió Pedro mientras subía a lomos del dragón-. Sólo... no me dejes caer.

Paco, observaba en silencio. Sabía que el miedo de Pedro era profundo, pero también sabía que su amigo tenía la fuerza para superarlo. Paco se transformó en un tiburón negro, sus ojos verdes resplandecientes brillaban bajo la luz de la cascada, y con una última mirada hacia Pedro, saltó al agua.

El océano se extendía frente a ellos, vasto y oscuro, como una entidad viviente que los llamaba. Zafiro y Paco avanzaron, y Pedro, montado sobre el dragón, sintió cómo el frío del agua lo rodeaba a medida que se sumergían en las profundidades.

El descenso fue lento, y cuanto más se adentraban en el Reino Submarino, más denso se volvía el silencio. Las sombras danzaban en las aguas, y cada movimiento en la oscuridad hacía que el corazón de Pedro latiera con fuerza. Se aferraba a las escamas de Zafiro, tratando de mantener la calma.

-El océano puede ser traicionero, pero también es sabio -susurró Zafiro, sintiendo la tensión en Pedro-. No dejes que tu mente te engañe. Aquí, el miedo se alimenta de sí mismo.

Pedro respiró profundamente, intentando escuchar las palabras de Zafiro, pero el peso del agua sobre él y la oscuridad que lo rodeaba hacían que el pánico aumentara. Imaginaba formas moviéndose a su alrededor, sombras que lo acechaban. Cocodrilos enormes que emergían de la nada, dispuestos a arrastrarlo a las profundidades.

Paco, nadando ágilmente como tiburón, percibió el miedo de su amigo. Dio una vuelta alrededor de Zafiro y Pedro, emitiendo una presencia calmante. Con su agilidad en el agua, cortaba las corrientes que trataban de desviarlos de su camino, mientras los guiaba hacia su destino.

Paco el Gato 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora