Los días después de la conversación en el café fueron más tranquilos de lo que Julián había anticipado. Ahora que había hablado con Gastón, sentía un peso menos sobre sus hombros. Sabía que, al menos por el momento, su relación con Enzo estaba segura. A pesar de la constante presión mediática y la incertidumbre de mantener todo en secreto, confiaba en que Gastón cumpliría su palabra.
Sin embargo, Enzo no estaba tan tranquilo. Habían tenido varias discusiones en privado sobre si deberían continuar ocultando lo que sentían. Cada vez era más difícil mantener las apariencias, y la situación se volvía más estresante a medida que sus sentimientos por el otro crecían. Enzo odiaba tener que esconderse, pero también sabía que el mundo del fútbol no estaba preparado para aceptar lo que ellos eran.
Una tarde, tras un intenso partido, Julián y Enzo se encontraron en el vestuario, ambos agotados, pero todavía cargados de adrenalina. Estaban solos, algo inusual, ya que la mayoría de los jugadores habían salido a hablar con los medios o se habían dirigido directamente a sus coches.
—Hoy jugaste increíble —dijo Julián, su voz baja pero cargada de admiración. Enzo había anotado dos goles, siendo la figura del partido.
Enzo sonrió, pero había algo en su mirada que Julián reconoció al instante: estaba inquieto. Sabía que las conversaciones recientes sobre su relación habían afectado a Enzo más de lo que quería admitir.
—Tenemos que hablar —dijo Enzo de repente, su voz seria. Julián sintió un pequeño nudo formarse en su estómago. Cuando Enzo hablaba así, sabía que el tema no sería sencillo.
—¿Sobre qué? —preguntó, aunque ya intuía la respuesta.
—Sobre esto... —Enzo hizo un gesto que abarcaba a ambos—. No sé cuánto más podemos seguir así. Me estoy volviendo loco, Juli. No podemos seguir escondiéndonos todo el tiempo.
Julián asintió lentamente. Él también lo sentía, la presión constante de mantener la fachada, de evitar miradas prolongadas o gestos que pudieran levantar sospechas. Pero seguía teniendo miedo. ¿Qué pasaría si la verdad saliera a la luz? Sabía que su relación podría convertirse en un escándalo mediático en el mundo del fútbol.
—Lo sé, Enzo. Pero... ¿qué podemos hacer? —respondió con un susurro.
Antes de que pudieran continuar la conversación, la puerta del vestuario se abrió de golpe, y una figura familiar entró. Era Gastón.
Julián y Enzo se congelaron en su lugar, sabiendo que lo que había escuchado no necesitaba ser explicado. Gastón los miró por un largo segundo antes de soltar un suspiro y cerrar la puerta detrás de él, asegurándose de que nadie más pudiera escuchar lo que estaba a punto de decir.
—Chicos —comenzó, su tono firme pero no amenazante—, no se preocupen. No voy a decir nada, pero creo que es importante que hablemos sobre esto. No puedo imaginar lo difícil que debe ser para ustedes, pero también tienen que entender que si no lo manejan bien, alguien más lo va a descubrir, y puede que esa persona no sea tan discreta como yo.
Julián y Enzo intercambiaron una mirada. Era cierto. Habían tenido suerte hasta ahora, pero no podían seguir jugando con fuego.
Gastón continuó. —No estoy aquí para juzgarlos, ni para exponerlos. Solo quiero que estén preparados para lo que pueda pasar. Yo no voy a ser el que los traicione, pero este tipo de cosas siempre salen a la luz eventualmente.
El silencio en la habitación era abrumador. Finalmente, Enzo habló, su voz más suave de lo habitual. —Lo sabemos, Gastón. No es que queramos ocultarnos, es solo que... el mundo en el que estamos no es fácil.
—Lo sé. Y por eso mismo tienen que estar preparados —insistió Gastón—. Tienen que tomar el control de la situación antes de que alguien lo haga por ustedes. Si ustedes deciden cuándo y cómo contar su historia, será mucho mejor que si lo descubren por accidente.
Julián miró a Enzo, y vio en sus ojos la misma lucha interna que él sentía. Sabía que Gastón tenía razón, pero eso no hacía que fuera menos aterrador.
—Lo pensaré —dijo finalmente Enzo, su mirada fija en el suelo.
Gastón asintió, respetando su decisión. —Tómense el tiempo que necesiten. Pero recuerden, estoy aquí para ustedes si alguna vez necesitan hablar o si deciden dar el paso.
Después de esa conversación, Gastón salió del vestuario, dejándolos a solas una vez más. El peso de la conversación se sentía en el aire, pero también una extraña sensación de alivio. Al menos ahora sabían que tenían a alguien en quien confiar, alguien que entendía la situación y no estaba dispuesto a traicionarlos.
Julián se acercó a Enzo, colocándole una mano en la espalda. —Lo haremos a nuestro ritmo —murmuró—. Pero pase lo que pase, estoy contigo.
Enzo lo miró y asintió, su tensión disipándose ligeramente. —Sí. Y también estoy contigo. Pase lo que pase.
Ambos sabían que el futuro era incierto, pero juntos, se sentían capaces de enfrentarlo.
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El secreto en el vestuario
FanficGastón Edul descubre accidentalmente la relación secreta entre Julián Álvarez y Enzo Fernández. Entre la ética profesional y la lealtad a los jugadores, Gastón debe decidir cómo manejar una verdad que podría sacudir al mundo del fútbol.