El descubrimiento de la relación entre Julián y Enzo había sacudido a Gastón más de lo que había anticipado. Durante los días siguientes, cada vez que los veía juntos, no podía evitar preguntarse cómo lograban mantener esa relación tan secreta en un entorno tan expuesto como el fútbol profesional. Sin embargo, el verdadero dilema para él no era solo lo que había descubierto, sino cómo manejarlo.
Sabía que estaba en una posición delicada. Como periodista, su trabajo era reportar la verdad, y esto claramente era una historia jugosa. Si lo quisiera, podría lanzar una bomba mediática que causaría un terremoto en el mundo del fútbol, pero ¿era eso lo correcto? Estaba en un conflicto entre su ética profesional y su empatía personal por ambos jugadores.
El día después de haber escuchado la conversación en el vestuario, Gastón recibió una llamada de su editor. Le pidió que cubriera un evento promocional con varios jugadores, incluido Enzo, que se realizaría en un hotel en el centro de la ciudad. Era una oportunidad perfecta para acercarse a Enzo sin levantar sospechas.
Cuando llegó al hotel, Enzo estaba allí, sonriendo y conversando con otros jugadores mientras posaban para las cámaras. A primera vista, parecía el mismo Enzo de siempre: relajado, confiado, con esa chispa de humor que lo caracterizaba. Pero ahora, sabiendo lo que sabía, Gastón podía ver más allá de esa fachada.
Después de la sesión de fotos, mientras los demás jugadores se dispersaban, Gastón se acercó a Enzo, intentando mantener la conversación en un tono casual.
—Buen evento, ¿no? —comentó Gastón, tratando de sonar despreocupado.
—Sí, está bien. Ya sabes cómo es esto, son parte del trabajo —respondió Enzo, con su sonrisa habitual.
Gastón decidió arriesgarse un poco. —He notado que tú y Julián están más cercanos estos días. Siempre juntos.
Enzo, que hasta entonces había estado completamente relajado, pareció tensarse por un segundo. Su sonrisa titubeó antes de volver a su lugar.
—Sí, bueno, jugamos en el mismo equipo por mucho tiempo. Nos llevamos bien —dijo con naturalidad, pero Gastón percibió la ligera incomodidad en su respuesta.
Decidió no presionar más. No era su intención hacer que Enzo se sintiera atrapado, pero había logrado lo que quería: confirmar que Enzo estaba consciente de que algo podía revelarse si no eran cuidadosos.
Cuando el evento terminó y Gastón regresó a su casa, pasó horas reflexionando sobre lo que había hecho. Su instinto periodístico le decía que tenía una gran historia en sus manos, pero había algo más en juego aquí. Se trataba de personas reales, personas que habían trabajado duro para llegar a donde estaban, y la revelación de su relación podría tener un impacto devastador, no solo en su carrera, sino también en su vida personal.
Sin embargo, a medida que los días pasaban, comenzó a notar que su trato con ambos jugadores cambiaba. Julián, siempre cordial y respetuoso, ahora parecía un poco más distante, como si sospechara que Gastón había descubierto algo. Enzo, por su parte, seguía mostrándose relajado en público, pero en los momentos en los que creía que nadie lo miraba, Gastón notaba una sombra de preocupación en su mirada.
Gastón no podía dejar de pensar en el peso de la responsabilidad que tenía. Cada vez que miraba su teléfono, con los mensajes de su editor pidiéndole alguna primicia, sentía la tentación de ceder. Pero en el fondo sabía que esta no era su historia para contar. A menos que Julián o Enzo decidieran hacerlo público por su cuenta, él no sería quien expusiera algo tan íntimo.
Una tarde, mientras estaba en el predio observando otro entrenamiento, Gastón recibió un mensaje inesperado. Era de Julián, y solo decía: "¿Podemos hablar?".
Su corazón dio un vuelco. Sabía que este era el momento que había estado esperando. Julián había notado que algo había cambiado, y probablemente quería aclarar las cosas.
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El secreto en el vestuario
Fiksi PenggemarGastón Edul descubre accidentalmente la relación secreta entre Julián Álvarez y Enzo Fernández. Entre la ética profesional y la lealtad a los jugadores, Gastón debe decidir cómo manejar una verdad que podría sacudir al mundo del fútbol.