Capítulo 2

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Un grito se atasca en mi garganta, demasiado estrangulado para ser escuchado

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Un grito se atasca en mi garganta, demasiado estrangulado para ser escuchado.

Estoy soñando.

Cierro los ojos con fuerza y me obligo a respirar.

Debo estar soñando.

Pero cuando los abro de nuevo, la mujer sigue ahí, y está acercándose.

La mujer cruza la mitad de mi departamento en dos largas zancadas, dejándola a solo unos metros de distancia.

La adrenalina recorre mi cuerpo, pero no me muevo.

Para mi propia humillación, no hago nada.

Hay una mujer en mi casa.

Aparte de la televisión, la lámpara en la esquina es la única luz encendida, y hace poco para iluminar a la mujer frente a mí.

Ella es alta. Estoy sentada, pero puedo decir que es alta. Y... está usando un traje.

¿Por qué lleva un traje?

¿Eso empeora esto?

―Buenas noches. ―Su voz es profunda, pero gentil, incluso suave, y mi cerebro no sabe cómo reaccionar.

Mi corazón se acelera.

Mis manos están temblando.

Pero el resto de mí no se mueve.

―¿Sabes? ―dice, mientras da unos pasos lentos, cruzando frente al televisor―. Realmente no deberías dejar tu puerta abierta así.

Mis labios se abren, pero mis palabras se confunden en mi lengua y tengo que tragar antes de intentarlo de nuevo.

―Estoy en el segundo piso ―susurro, todavía tratando de entender lo que está pasando.

Inclina la cabeza y se siente como si estuviera analizando mi respuesta, pero no puedo concentrarme en eso, porque el ángulo permite que la luz caiga sobre sus rasgos. Y...

Ojos oscuros. Cejas oscuras. Cabello casi negro alborotado, pero peinado hacia atrás, y pómulos marcados, acentuados con un maquillaje sutil.

Trago de nuevo.

Parece que salió de una sesión de fotos, o una sala de juntas, o una sesión de fotos de una sala de juntas, y una voz interior me grita que eso debería hacer esto aún más aterrador.

Debería.

También noto que su ropa no está mojada, lo que significa que la lluvia no ha comenzado, y por alguna razón, eso me entristece. Como ese solo detalle sella mi ruina.

Es por eso que siempre he sido una víctima.

Mis instintos están rotos, mi mente siempre se aleja de las partes importantes, me concentro en detalles ridículos, y no en un plan de juego.

Lalisa | Jenlisa AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora