— ¿Es una broma, no?
— Sara.....¿Podemos conversarlo arriba? — me pregunta intranquila, asiento.Solo tengo que mostrar serenidad, no puedo comportarme de la misma manera que con Norma, lo último que deseo es que se vaya, porque podría hacerlo lo más rápido posible, quizá quiera rendirse e irse para ser feliz, pero ante tal casa y personas no quiero vivir en la soledad, lo que me quedaría sería mi bello abuelito, pero mis hermanas....ellas significan gran parte de mi vida y con que Norma ya no esté, es un martirio.
Entramos a nuestra habitación y Jimena cierra la puerta sigilosamente con seguro, tiene miedo, sus manos se abren y cierran en un puño con frecuencia, se acerca para sentarse a mi lado y su pierna derecha sube y baja ansiosa.
Nunca hice esto, tampoco pensé que lo haría, pero ya es momento que demuestre apoyo, que sí estaré ahí para escucharla, ya que mamá nunca lo hará, no lo hizo con Norma y yo tampoco.
Tomo entre mis manos las suyas con delicadeza para instarla a que hable.
Esta es mi otra faceta y no me arrepiento de enseñárselo a Jimena, es más, de lo que me arrepiento es de no haberlo mostrado hace tanto, Norma aún estaría acá, la hubiera respaldado de todo y de todos con tal de que espere un poquito más...— Jimena, no tengas miedo..soy tu hermana.
— ¿No estás molesta? — me cuestiona con intriga, yo suspiro y esbozo una risilla.
— Te gusta Óscar ¿No es así? — sonríe de oreja a oreja al pronunciar su nombre pero después se le borra. — Pero lo ideal sería acabar con la relación ¿No?.Sonrío ante su declaración y me acerco.
— ¿No fuiste tú la que me enseñó que cada uno debe fijarse en su vida, en las decisiones que toma?, pues... ahora yo te digo a tí que pase lo que pase, si es Óscar el que tú corazón ama, enfrentes cualquier desafío a su lado.
Rompe la unión de nuestras manos para dirigir las suyas a mi rostro, me agarra una mejilla, después la otra, después revisa mi frente como si estuviera enferma, me río por su acción y alejo sus manos.
— Ay..no exageres mujer.
— Realmente eres tú Sara, ¿Qué pasó con esa Sara que corre a mamá y le canta hasta de qué color es mi uña?.
— Pues....desapareció.— abro mis brazos como si fuera obvio.— Jimena, no quiero perderte como lo hice con Norma, quiero dejar de errar y te apoyo, no interesa quién sea Óscar, tú lo amas y él a tí.Las lágrimas de Jimena parecen cataratas por mi revelación, me abraza como si no nos hubiéramos visto por años y siento después de tiempo, un peso menos de encima, su abrazo me hace sentir viva, que cuento con ella.
Nos separamos con una inmensa sonrisa para seguir.
— Sarita...tú no has perdido a Norma, ella está añorando volver a hablar contigo, las extraña a tí y a mamá.
— ¿Eso te dijo?
— Siempre, cada vez que la visito llora porque piensa que están resentidas con ella por irse de la casa.Qué desastre de hermana soy.
— Quiero ir a verla, vamos.
— ¿Estás segura?
— Nunca he estado más segura, voy a esclarecer todo, seré sincera con ella y conmigo misma.
— Conste que nadie te está obligando...
— Lo sé Jime, vámonos.Salimos y bajamos corriendo las escaleras, Leandro ya no se encontraba así que yo tendré que manejar por las dos.
Sentado en el mueble está Fernando y mi madre, él alza la mirada y ella voltea al oír nuestros pasos.
— ¿Van a salir? — pregunta ella.
— Ehh sí — contesta Jimena evidentemente ya que tengo las llaves del auto en la mano.
— ¿A dónde? — le sigue Fernando.
— Eso a tí no te importa.
— Bueno, traten de no demorar, esta noche cenaremos con un invitado especial.— termina mamá.
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Hasta reencontrarnos
RandomEl sentimiento que está guardado muy dentro de Sara, es difícil, casi imposible de sacarlo a la luz, está enterrado, pero cuando unas esmeraldas azules se te cruzan en el camino, imposible se vuelve mantener ese sentimiento sepultado. Ese par de esm...