¿Solo amigos? (Benjamian)

Primeras impresiones

El tiempo en Juan bosco occhiena  parecía pasar más lentamente para Damián, el chico nuevo. Mientras el resto de los alumnos conversaban y reían entre ellos, Damián prefería mantenerse al margen, sumergido en un mundo propio, o al menos intentando pasar desapercibido. A menudo se lo veía solo durante los recreos, apoyado contra la pared del patio, observando cómo sus compañeros jugaban al fútbol o charlaban en grupos.

Benjamin, por su parte, no podía evitar fijarse en él. Desde el primer día había sentido una extraña curiosidad por ese chico callado y serio. Lo observaba durante las clases, notando cómo Damián apenas hablaba a menos que el profesor lo obligara a participar. Sus respuestas eran siempre cortas, precisas, sin el menor deseo de prolongar la conversación.

Una tarde, después de la clase de historia, Benjamin decidió acercarse nuevamente. La inquietud en su interior se había hecho más fuerte en los últimos días, y sentía que debía hacer algo para conocer mejor a Damián. Tal vez era porque veía en él un reflejo de sí mismo cuando era más pequeño, o quizás había algo más que todavía no lograba comprender.

—Oye, Damián —dijo, llamando su atención mientras ambos caminaban hacia la salida del aula.

Damián, que estaba guardando sus libros, levantó la vista con expresión de sorpresa.

—¿Sí?

—¿Qué haces en los recreos? —preguntó Benjamin, intentando sonar casual. No quería que Damián pensara que lo estaba observando todo el tiempo, aunque en realidad era así.

—Nada en particular —respondió Damián, encogiéndose de hombros—. Prefiero quedarme solo. Me gusta estar tranquilo.

—¿No te aburres? —insistió Benjamin.

Damián lo miró un momento, como si estuviera evaluando si debía ser honesto o no.

—A veces sí —admitió finalmente—. Pero es mejor que intentar encajar a la fuerza.

Benjamin asintió, comprendiendo lo que quería decir. Él mismo había pasado por esa sensación de no encajar cuando era más pequeño, pero con el tiempo había aprendido a navegar entre los diferentes grupos del colegio.

—Si quieres, puedes pasar el recreo conmigo y mis amigos. No tienes que hacer nada que no quieras. —le ofreció Benjamin, esperando no sonar demasiado insistente.

Damián lo miró con una mezcla de sorpresa y duda. Parecía no estar acostumbrado a recibir invitaciones así, pero algo en la expresión sincera de Benjamin lo hizo asentir.

—Está bien —dijo, con un leve atisbo de sonrisa—. Supongo que puedo intentarlo.

A partir de ese momento, la relación entre Benjamin y Damián comenzó a cambiar. No de forma drástica, pero sí de manera gradual. Aunque Damián seguía siendo reservado, se mostraba más dispuesto a compartir pequeños momentos con Benjamin, y cada día se sentaba más cerca de él durante las clases.

Durante los recreos, Damián se unió al pequeño grupo de amigos de Benjamin, aunque siempre mantenía una actitud observadora, rara vez hablando a menos que alguien le preguntara directamente. Aun así, Benjamin notaba que, poco a poco, Damián se sentía más cómodo a su lado.

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FUAAAAAA ALTA PAJA ME DA ESCRIBIR ESTO PTM