"Destino O Casualidad"
Cada historia tiene un inicio, pero también un final. Es casi imposible prever cuándo esa persona especial encenderá nuevamente la chispa en tu vida. Puede que aparezca en una plaza, un parque, en la escuela o en una cafetería en medio de una noche solitaria. A veces todo comienza con una simple mirada. Otras veces, con una conversación inesperada. Todo depende de lo que el destino tenga preparado.
En mi caso, ocurrió de una manera que jamás imaginé.
Aquella noche caminaba sin rumbo. El cielo estaba pintado con tonos anaranjados y púrpuras, la luna llena brillaba entre las nubes como un faro, pero a mi alrededor todo se sentía extraño, irreal. Las calles estaban desiertas, y aunque la soledad era tangible, había algo... una presencia, algo que me hacía sentir observada.
Aceleré el paso, sin mirar atrás, con la esperanza de que fuera solo una sensación pasajera. Pero a cada paso que daba, el sonido de mis zapatos resonaba más fuerte, como si algo o alguien estuviera en perfecta sincronía conmigo. Los postes de luz parpadeaban, arrojando sombras distorsionadas a mi alrededor. Traté de tranquilizarme. "Es solo tu imaginación", me repetí.
Finalmente, tras dar varias vueltas sin rumbo, me encontré frente a una cafetería pequeña, casi escondida. El suave resplandor de su letrero me atrajo como una señal en la oscuridad. Cuando crucé la puerta, el aroma del café recién molido y la calidez del lugar me envolvieron, como si hubiese cruzado un umbral hacia otro mundo. De repente, todo lo de afuera parecía menos relevante.
Me acomodé en una mesa junto a la ventana. Observé el menú sin mucho interés, más por distraer mi mente que por hambre real.
—Capuchino y una crepa de chocolate —murmuré al mesero, como si fuera la rutina de cualquier otro día.
El lugar estaba decorado de manera curiosa: globos rojos flotaban en las esquinas, y en las paredes colgaban pequeños poemas románticos escritos a mano. Cada rincón parecía susurrar palabras de amor y encuentros secretos. Era acogedor, sí, pero también un poco... extraño. Como si todo estuviera ahí por una razón que aún no comprendía.
Pasaron unos minutos hasta que mi pedido llegó. El capuchino estaba caliente, y el dulce aroma de la crepa me reconfortaba. Justo cuando estaba a punto de probar el primer bocado, la puerta de la cafetería se abrió. No pude evitar mirar. Un joven entró, deteniéndose un instante para observar el lugar antes de dirigirse a la barra.
Había algo en él que llamó mi atención. Su presencia parecía llenar la sala de una manera que no era habitual. Se dirigió a la barra, pidió algo que no alcancé a escuchar y luego, como si lo hubiera estado planeando, se giró hacia mí. Nuestras miradas se cruzaron por un segundo demasiado largo.
—¿Te importa si me siento aquí? —preguntó, señalando la silla frente a mí.
Mi primer instinto fue decir que no, pero algo en su voz, o quizás en la forma en que me miraba, me detuvo.
—Está bien —respondí, sorprendida incluso de mí misma.
Él se sentó con calma, como si hubiera estado esperando este momento.
—Gabriel —dijo, extendiendo su mano—. Me llamo Gabriel.
—Cristina —murmuré, estrechando su mano, un poco más desconcertada por la extraña familiaridad que sentía. ¿Por qué alguien desconocido querría sentarse conmigo?
El mesero trajo su café, y durante unos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Solo el sonido suave del murmullo de la cafetería nos rodeaba.
—¿Eres de por aquí? —pregunté, intentando romper el hielo.
—No realmente —respondió, con una ligera sonrisa—. Vine a buscar algo... o a alguien.
La forma en que lo dijo me dejó helada. No por lo que dijo, sino por cómo lo dijo, como si supiera algo que yo no sabía.
—¿Y cómo es que decidiste entrar aquí, justo esta noche? —inquirí, sin poder evitar que la curiosidad me invadiera.
—El destino, supongo —dijo, con una mirada cargada de significado.
El silencio que siguió fue más pesado. Podía sentir mi corazón acelerarse, y no tenía claro si era por la conversación o por el aire de misterio que él traía consigo.
—¿Crees en el destino? —pregunté, buscando alguna respuesta que explicara todo aquello.
—No sé si lo llamaría destino —dijo, apartando la mirada hacia la ventana—, pero a veces las cosas suceden por una razón.
Me quedé en silencio, saboreando sus palabras. Aún no sabía si creerle o no, pero su presencia me intrigaba de manera indescriptible.
Después de un rato, Gabriel miró su reloj y sonrió de manera enigmática.
—Bueno, Cristina, ha sido un placer, pero debo irme. —De su bolsillo sacó una pequeña tarjeta y la colocó sobre la mesa—. Aquí tienes mi número, por si quieres saber más de mí.
Lo observé levantarse y dirigirse hacia la puerta, sin decir nada más. Algo en su despedida parecía final, como si no fuera a volver. Pero cuando lo vi cruzar la puerta y perderse en la oscuridad de la noche, no pude evitar sentir que esta no sería la última vez que lo vería.
Tomé la tarjeta y la guardé en mi bolso, sintiendo una mezcla de curiosidad y desconcierto. ¿Quién era realmente Gabriel? ¿Y por qué este encuentro, aparentemente casual, me dejaba tan inquieta?
Al llegar a casa, la cálida luz que escapaba por debajo de la puerta del comedor me hizo detenerme por un momento. Podía escuchar el murmullo de voces mezclado con el tintineo de los cubiertos. Mis padres estaban cenando, como de costumbre. Por un instante, pensé en unirme a ellos, pero una parte de mí quería evitar cualquier tipo de conversación.
—¿Todo bien, hija? —preguntó mi madre desde la mesa, al verme entrar.
—Sí, solo estoy cansada —dije con una sonrisa débil—. Me voy a acostar temprano.
Subí las escaleras rápidamente y cerré la puerta de mi habitación. Me dejé caer en la cama, mirando el techo. Gabriel seguía en mi mente, su misteriosa sonrisa y sus palabras llenas de significados ocultos.
"Es solo un encuentro casual", me dije, intentando calmar mi mente. Pero en lo más profundo, sabía que algo había cambiado esa noche. Y aunque intentaba resistirme, no podía evitar preguntarme qué más me depararía el destino.
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The Wish Diary
Misteri / ThrillerLa vida de Cristina, una adolescente de 19 años, da un giro inesperado cuando, por accidente, descubre un diario antiguo con un poder sorprendente: conceder cualquier deseo a su dueño. Lo que comienza como un hallazgo inocente pronto la lleva a enfr...