sigue la conmovedora historia de Yamel, una joven que enfrenta una devastadora ruptura amorosa y, aún más dolorosamente, descubre la traición de sus amigos más cercanos. Lo que inicialmente parece un simple desamor se transforma en una herida profun...
En la fiesta, Stefan estaba conversando animadamente con sus amigos en una mesa, discutiendo sus planes para el día siguiente. Justo en ese momento, cuando se volteó para dirigirse a la salida, se encontró con la entrada de Yamel. Ella entraba con una presencia elegante y cautivadora, acompañada de sus amigas. Stefan quedó paralizado al verla, incapaz de apartar la vista de su belleza. Impulsado por una fascinación irresistible, se acercó a ella, completamente enfocado en su presencia deslumbrante.
Stefan, con una mezcla de nerviosismo y determinación, se acercó a Yamel. Con una elegancia que parecía natural, tomó su mano y la besó suavemente. Luego, alzando la vista, la miró a los ojos y le dedicó una sonrisa sincera. Ella, sorprendida pero claramente complacida, le respondió con una sonrisa cálida que iluminó su rostro.
El gesto no pasó desapercibido. Los amigos de Stefan, que estaban observando desde la mesa, se quedaron boquiabiertos y ana se puso celosa. Los cuatro se quedaron paralizados, sin saber exactamente qué hacer ni qué decir ante el inesperado acto de cortesía.
Stefan, rompiendo el silencio, dijo con una sonrisa :
stefan-Hola, Yamel. No pude evitarlo; tu llegada ha sido como un soplo de frescura en esta fiesta. ¿Cómo estás esta noche?
Yamel, todavía con una sonrisa en los labios, respondió:
yamel —Hola,Stefan. Estoy muy bien, gracias. Me alegra mucho verte. ¿Estás disfrutando de la fiesta?
Stefan asintió, tratando de mantener la calma:
Stefan—Sí, ahora más que nunca. Tu presencia definitivamente ha mejorado la noche. ¿Te gustaría tomar algo o quizás dar una vuelta por el lugar?
Yamel, con un brillo en los ojos, aceptó la invitación:
Yamel—Me encantaría. Vamos a dar una vuelta, así puedo conocer un poco más sobre ti.
Mientras ambos caminaban hacia un rincón más tranquilo de la fiesta, los amigos de ambos se miraron entre sí, aún sorprendidos, pero con una mezcla de curiosidad y admiración. La conexión entre Stefan y Yamel había añadido un aire de emoción y misterio a la velada.
Narra Yamel:
En ese instante, una sensación inexplicable recorrió mi cuerpo, como un frío y ardiente escalofrío al mismo tiempo. La realidad se tornó difusa, y por un breve momento, me pregunté.
Mientras tanto, en un rincón apartado, ellos se alejaron del bullicio que los rodeaba. Allí, en ese espacio íntimo y tranquilo, comenzaron a conversar en susurros. Sus sonrisas se entrelazaban con la suavidad de sus palabras, creando una atmósfera de complicidad y entendimiento profundo. La conexión entre ellos era palpable, como si el mundo externo se desvaneciera y solo quedaran ellos dos en su propio universo, compartiendo momentos que parecían tan delicados y precios.
La fiesta se veía como se muestra en la imagen:
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Después de presenciar el gesto, los amigos de Stefan comenzaron a burlarse de él, riendo y lanzando comentarios sarcásticos. Sus risas resonaban con desprecio y sarcasmo, creando una atmósfera incómoda que rápidamente se volvió tensa. Ana, la amiga de Yamel, observó con creciente indignación cómo sus compañeros se comportaban de manera tan despectiva. Su enfado creció hasta alcanzar un punto de ebullición, y
La reacción de Ana sorprendió a todos los presentes, incluidos los amigos de Stefan. Con un grito fuerte y lleno de furia, les exigió que se callaran. La sala quedó en un silencio asombroso mientras todos volvían su mirada hacia Ana, desconcertados. Los amigos de Stefan se miraron entre sí, susurrando y murmurando en tono de incredulidad: "¿Se ha vuelto loca o qué?" La confusión y el asombro se reflejaban en sus
La tensión en el ambiente era palpable. La escena se convirtió en un caos de miradas perplejas, murmullos nerviosos y una creciente sensación de incomodidad. Los amigos de Stefan, visiblemente sorprendidos y perturbados por la reacción de Ana, comenzaron a discutir entre ellos en voz baja, intentando descifrar qué había provocado tal reacción y cómo manejar la inesperada confrontación. Ana, con el rostro enrojecido por la ira y el corazón acelerado, se mantenía firme en su posición, decidida a defender a su amiga.
